c u a r e n t a y s i e t e

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dos chicos; un rubio y un pelinegro, caminan por las calles iluminadas por carteles y señales de varias tiendas. el primero tiene en los hombros una mochila de peso ligero, tiene puesta la capucha de su sudadera y su rostro serio como siempre, sólo que con el ceño levemente fruncido.

el segundo sólo camina tranquilamente con las manos metidas dentro de los bolsillos de su pantalón y una pequeña mueca en la cara.

desde que dejaron aquél lugar, bueno, se podría decir que no ha cambiado nada, el ambiente sigue igual que siempre: rubén callado más de la cuenta y samuel sólo haciendo vanos intentos por hablar, aunque sólo lo haga él; porque a él sólo le importa la compañía del rubio, no importa si sólo escucha sin decir nada.

—¿y ahora a dónde vamos? —cuestiona samuel derrepente.

—mi papá dijo que pasaría por mí, viene del trabajo—responde sin dejar de caminar.

—¿tu papá trabaja tan tarde? —pregunta samuel, tratando de llevar la conversación un poco más allá.

—sí, sólo pasará por mí y regresará a trabajar de nuevo—contesta el rubio sin voltear a ver.

samuel se guarda las ganas de preguntar más, no sabe si rubén está dispuesto a contarle más cosas sobre su vida.

—si quieres saberlo; trabaja en un club nocturno, para que no te hagas ideas extrañas—añade y luego se queda callado, sin esperar alguna respuesta del contrario.

el pelinegro asiente aunque rubén no le esté viendo. su curiosidad fue saciada, pero no se estaba haciendo ideas extrañas, quizás sí imaginó algunos posibles trabajos nocturnos, pero nada malo le pasó por la mente.

—¿y qué tal ese club en el que trabaja? —cuestiona samuel, algo que la mayoría sabe es que no se rinde fácil y que su paciencia es infinita o algo así.

—no lo sé, nunca he ido—se encoje de hombros.

—ah, vale.

rubén saca su teléfono, mirando el mensaje que su padre le ha dejado.

pasará por él en menos de cinco minutos, así que supone que es hora de despedirse del chico que le acompaño lo que restó del día, al final su compañía no terminó incómodandole como imaginó.

—mi papá llegará pronto—avisa el rubio.

—¿es hora de despedirnos?

sin duda, para samuel el tiempo se le pasó muy rápido, pero el hecho de que momentos con rubén hayan quedado en su memoria lo vale todo, aunque sean pequeños.

—adiós, gracias por acompañarme, supongo—le dice rubén.

¿así es cómo se agradece, no?, se pregunta mentalmente.

—no hay de que, fue un gustazo—samuel le sonríe alegre.

rubén alza una de sus manos en señal de despedida y es cuando un auto negro se estaciona frente a ellos. él abre la puerta del coche y se sube a éste, dejando a un samuel con una sonrisa boba, como pasa siempre que está al lado de él.

—ah, ya ni me acuerdo dónde vivo—dice samuel en voz baja.

lo sabe, lo siente, no pudo haber tenido un mejor día, sin duda, perder todo un día al lado del chico que te gusta es de lo más y está seguro que podría hacerlo todos los días.

camina mirando hacia el suelo, ocultando su gran sonrisa a la gente que camina por la misma calle que él y así no lo tomen como loco o alguna de esas cosas que piensan las personas.

rubén es la primera persona que le gusta con la que comparte sólo una conversación; porque con las demás no ha podido sacar ni una cita, quizás sea por lo intenso que puede llegar a ser, pero con rubén es otro caso y lo que samuel piensa es que el rubio de la tienda de videojuegos es la persona que más le ha gustado.

[…]

—¿quién era el chico que estaba contigo?

—¿qué chico? ah, ya sé cuál, es un amigo de alex que sólo me saludó.

—pareciera que se quedaron hablando un rato, ¿o me equivoco?

—sólo preguntó por alex y yo le respondí, luego me despedí y ya.

—¿te despediste, eh?

el menor suelta un bufido y se dedica a mirar por la ventanilla del auto.

—¿no te perdiste esta vez, rubén? —pregunta el hombre mayor.

—mmm, no, esta vez fue más fácil, supongo. me guié por la ubicación de mi celular.

—¿no hiciste eso la última vez? recuerdo que igual te perdiste, eh, hijo.

—fue porque alex se fue llevándose todas mis cosas y me dejó solo, además me es fácil ir, pero no regresar, cuando es más noche la ciudad parece cambiar.

—eso es algo que no puedo negar.

rubén no vuelve a decir nada y sólo de concentra en mirar como las luces pasan y pasan rápidamente, mientras alguna canción desconocida para él suena en el auto.

dejando de lado el momento en el que la chica que hablaba con samuel prácticamente le atacó de preguntas acerca de cómo había podido conseguir a samuel y otras más que no entendió en lo absoluto, y le miraba con unos ojos que definió como "ternura" o "emoción" y samuel tuvo que salvarle y sacarlo de ahí rápidamente, sin siquiera despedirse de la chica, bueno, es una larga historia, pero le sirvió para distraerse un poco y pasar tiempo con alguien que no sea el mismo o alex, que no cuenta como compañía porque se desaparece a cada rato.

lo único que tiene claro es que samuel entiende que casi nunca quiera hablar o soltar más de cinco palabras, que no le obliga a interactuar, sólo deja que sea como él quiere ser. quizás sea una buena persona, piensa rubén. lo es.


💢; ah wenas jujijij

no quise hacer esto más largo pq me llevaría 80 capítulos pidoperdón😔👊🏽

pEro, yo digo que mañana actualizo otra vez,como caca sino 😾😾😾😾

hagan sus tareas y no se hagan weyes como yo, compermiso, arriba diosito🙏🏽🙏🏽🙏🏽🙏🏽

game store ;; rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora