c u a r e n t a y s e i s

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—¿entonces no viniste a comprar ningún manga? —habla la persona que llegó a hacerle compañía a Samuel hace ya un rato.

—nop—contesta samuel, jugando con una de las cintas de la mochila que tiene encima de sus piernas.

desde hace unos minutos que la presencia de la chica de lentes con un par de mechones rosas dejó de incomodarle y se podría decir que llevan una plática normal.

—¿sólo vienes a observar otakus de lejos? —pregunta divertida.

—sólo a uno—susurra samuel.

—¿eh?

—nada, que sólo acompaño a alguien que sí vino a comprar "eso".

—¿a quién?

samuel voltea hacia donde él cree que rubén está, pero para su sorpresa no es así, comienza a mirar por todo el lugar, pero no hay rastro de ningún chico rubio.

—¿no está? —cuestiona la chica, mirando al pelinegro en su búsqueda.

—al parecer no—responde.

—supongo que ya está comprando el manga, ha que se pondrá feliz, ese manga es la hostia—asegura.

—¿ya lo tienes? ¿también viniste por él? —habla samuel curioso, dejando de buscar al rubio.

—sí, pero vine en la venta del medio día.

—entonces, ¿qué haces aquí?

—venga, hombre, ¿que no puedo estar aquí? te recuerdo que este un lugar público.

—no me refería a eso, disculpa...

—sólo vine a comprar algunas cosas y las vueltas de la vida me llevaron a estar platicando contigo, ¿eres otaku de closet? —pregunta directamente.

—¿e-eh? —la mirada extrañada de samuel dice que no sabe de qué habla la chica.

—mmh, no tienes pinta de ser otaku, pero... mmh, tu mochila te delata.

samuel está cada vez más extrañado, ¿de dónde salió esta chica? ¿por qué hace preguntas tan extrañas? al principio parecía alguien "normal", bueno, ni tanto, no es tan común ir a sentarse al lado de alguien y comenzar a platicar como si de un conocido se tratase, a pesar de eso, samuel decidió restarle importancia; pensando que así se aburriría menos.

—que no es mía es de mi... —se queda callado por un momento.

¿qué es rubén de él? ¿un amigo? no, no llegaban ni a eso, ¿un conocido? no del todo, aunque podría mentir y decir que es su novio, eso sí que sería maravilloso, sumando la satisfacción que sentiría si se lo dijera, pero no, no debe de hacerlo.

—¿tu que? ¿tu novia? ¿vienes con tu novia? —la chica le mira con una sonrisa ladina.

—¿ah? no, no, ¿novia? no—niega.

—ya, lo pensé porque vi sonriendo como tonto—ríe.

¿de nuevo estaba sonriendo así? no lo puede evitar, es imposible pensar en rubén y no sonreír, cómo quisiera que lo que siempre piensa se vuelva realidad.

—¿te gusta, cierto? —inquiere, siendo directa, como siempre.

—¿e-eh? yo... sí—admite.

—te tiene que gustar mucho alguien como para acompañarle hasta acá, para la mayoría es aburrido y cansado, ¿tú le gustas?

a decir por la mueca que pone samuel quiere decir que no, claramente.

—¿sabes cómo es andar con un otaku? ¿has tenido un novio así? —pregunta samuel con muchísima curiosidad, lo único que él sabe hacer es cuidar una mochila y quedarse a mirar de lejitos.

—ojalá, no todos tienen la misma suerte, además, ¿crees que alguien como yo que se enamora de personajes ficticios tenga la posibilidad de tener novio? cuando comienzo a hablar de mis animes desaparecen, se esfuman, así: puff... —cuenta ella, haciendo varias señas con sus manos.

pero samuel deja de escucharla cuando nuevamente se pone a pensar en el rubio que le roba los suspiros; si él fuera su novio no le importaría escucharlo por horas, aunque él no entienda de lo que está hablando, estaría eternamente agradecido por sólo escuchar su voz, además él no piensa que pasar el tiempo con su crush sea algo aburrido, aunque lo dejé sentando en una banca alejado de él, con cuidar su mochila es suficiente.

podría ser novio de rubén y moriría feliz, reviviría, le daría un beso y se volvería a morir de tanta emoción.

—oye—unos golpecitos en el hombro le sacan de su mundo.

—¿mmh? —reacciona samuel, viendo el rostro de la chica que lo mira extrañada.

ella señala a un lado de él, samuel voltea y se topa con el chico rubio de pie, mirando sin ninguna expresión en su rostro.

—listo—habla rubén, después de unos segundos de silencio.

la peliteñida nota el manga entre las manos de rubén y no tarda nada en darse cuenta de lo que está pasando, ¿él es la persona de lo que samuel le habló?

—¿es un chico? —pregunta sorprendida.

los otros dos chicos la voltean a ver, mirando cómo se acomoda los lentes y una sonrisita se le comienza a dibujar en la cara.

samuel no sabe lo qué está pasando, pero rubén tiene una leve sospecha de lo que puede llegar a suceder.

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