t r e i n t a y s i e t e

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en lo que restó de la tarde, a samuel en ningún momento se le borró la sonrisa boba de la cara, ni porque su madre le regañó por no haber llevado las compras completas a casa.

ni siquiera ahora, cuando está dispuesto a dormir, recostado en su cama con su gata al lado de él.

—¿crees que le pueda llegar a gustar a rubén? —le pregunta samuel a su mascota, mientras le acaricia suavemente, recibiendo sólo un ronroneo—, yo también lo creo, sí, sí voy a poder.

el pelinegro suelta un suspiro tal colegiala enamorada, rubén es quien más le ha gustado, bueno, la verdad es que no, pero para samuel así es. y de lo que no hay duda es que sí le gusta muchísimo.

no sabe por qué le gusta, quizás sea por su cara, o su cabello, su cabello le gusta mucho, la parece muy bonito, y aveces o siempre; tiene ganas de pasar su mano por él. Quizás sea por el tono de su voz, o por la imagen que aún guarda en su mente del día en que lo vio por primera vez; comiéndose un chocolate y que este embarraba su bello rostro, realmente no lo sabe. o quizás sea por todo.

Él sale de sus pensamientos cuando siente que su adorable mascota se sube a su pecho y le ronronea.

—sí, mi pequeñita, un día tú lo conocerás, te aseguro que es guapísimo—le dice samuel y la gata se acomoda encima de él, sin dejar de ronronear para seguir recibiendo las caricias de su dueño.

y como casi todas las noches, samuel se duerme pensando en el rubio bonito que tiene como crush y que cree que será su esposo en un futuro.

mientras que en algún otro lugar; un rubio trata de controlarse para no romper todo lo que hay en su habitación, definitivamente samuel no eligió el mejor juego, ha estado jugando por más de media hora y ya ha tenido más enojos que victorias.

durante todo el día no pensó en el videojuego ni en samuel, hasta que llegó a casa y decidió probar aquél dichoso videojuego.

rubén no sabe si lo ha hecho porque el juego le pareció llamativo o porque de verdad quiere ser un poco más amable con el pelinegro que gusta de él.

—vaya juego de mierda—gruñe el rubio, pero sin mostrar intenciones de soltar el control ni de querer dejar de jugar.

en el fondo siente una extraña tranquilidad o algo parecido, se siente bien el estar haciendo algo más que estar dibujando o sólo acostado en la cama.

pero lo que no se siente bien es el no haber agradecido por el videojuego y en sí, por todo lo que le ha regalo el pelinegro; claro que tiene que cambiar un poco su actitud, quiera o no.

💢; yo no sé ustedes, pero yo sí me dormí ajshajaj

ahí les van más, pa' q no se me agüiten xd

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