Dulce de Leche

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Gerard tenía casi un mes fuera de casa ya que estaba trabajando en la grabación de Hesitant Alien, su primer álbum, el cuál pronto saldría a la luz

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Gerard tenía casi un mes fuera de casa ya que estaba trabajando en la grabación de Hesitant Alien, su primer álbum, el cuál pronto saldría a la luz. Sin embargo extrañaba a su novio, Frank, hablar diariamente por videollamada y enviarse mensajes no era lo mismo. Extrañaba su olor, la calidez de su piel y su dulce sabor.

Por tal razón quiso sorprenderlo.

Ese viernes por la noche, había arreglado todo para poder estar libre y compartir el fin de semana con él en el calor de su apartamento.

Su vuelo llegó a las siete de la tarde a Jersey, hora en la cual se suponía que su lindo novio hacía sus ejercicios de zumba o quizás ya estaba preparando su cena.

Después de una pequeña batalla mental Gerard pensó que sería un bonito detalle llevarle flores o un dulce, lo que encontrase primero. Para su desgracia el único negocio abierto cerca de donde estaba era una tienda de esas 24/7. Sin más opciones se vio obligado a entrar y buscar algo que a Frank le gustase.

Los pasillos estaban llenos de comida chatarra y enlatados, pero la iluminación llegó a sus ojos cuando se puso de pie en frente de los congeladores. El dulce de leche había captado toda su atención, mientras lo tomaba en su mente ya imaginaba lo mucho que le gustaría a Frankie lo que le haría con él.

Con las ansias a flor de piel fue a la caja a pagar y salió del lugar en busca de un taxi.

Su pequeña maleta iba a un lado suyo en el asiento, cerró sus ojos y recostó la cabeza en el respaldar, tratando de despejar su mente de las ideas que por el pasaban. No quería llegar a casa como un desesperado, ósea si lo estaba, pero parecer un adolescente hormonal no iba con él, eso se lo dejaba a Frank. Era él quien siempre andaba en busca de sexo por cualquier lado, tentándolo, mandándole nudes y audios provocativos.

¡Dios! Su entrepierna estaba más que despierta recordando la última foto de Frank en la bañera.

Agradeció a todos los cielos cuando llegó a la dirección indicada. Bajó del taxi y comenzó a caminar hasta su piso, usó las escaleras para serenarse, pero no sirvió de mucho ya que recordó aquella vez cuando volvían de una cena en casa de sus suegros y Frank se hincó frente a él en esas mismas escaleras y le dio el mejor blowjob de la vida. La adrenalina de ser descubiertos por alguno de sus vecinos había sido incomparable.

Tardó más de lo esperado en llegar a la puerta de su departamento. Su frente tenía una leve capa de sudor y su mano tembló de emoción cuando insertó la llave en la cerradura, sin embargo el manto espeso de la oscuridad impactó con él.

Quizás Frank estaba ocupado, avanzó unos cuantos pasos más pero el silencio reinaba en el lugar.

—¿Frankie? —preguntó colocando su maleta en el suelo.

No obtuvo respuesta, parecía que no había nadie. Era extraño porque Frank no le dijo que esa noche saldría.

Tanteando en lo oscuro y sin soltar la bolsa llegó al pequeño pasillo que iba hacia la habitación. Un pequeño aro de luz proveniente de la puerta se reflejaba en la pared del baño, sonrió y con cautela se acercó.

𝐌𝐲 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora