¡Feliz Aniversario!

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El artista presionaba la punta de su lápiz de grafito contra el papel por séptima vez en lo que iba de la mañana

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El artista presionaba la punta de su lápiz de grafito contra el papel por séptima vez en lo que iba de la mañana. Intentaba dar trazos y dibujar algo pero tan pronto como comenzaba a delinear su mente se distraía o la punta se rompía por la extra fuerza que pesaba en su mano.

No podía concentrarse. Incluso su primer taza de café había sabido horrible y la segunda ya estaba helada a su lado en el escritorio.

Todo tenía un porqué.

Un nombre y un apellido.

Quizás estaba siendo un poco dramático pero no concebía como Frank Iero, su adorado Frank, su esposo, había olvidado ese día tan especial.

No podía creerlo.

O quizás solo estaba exagerando.

Apenas eran las diez de la mañana, talvez Frank enviaría un ramo de rosas a la casa o quizás lo invitaría a cenar esa noche, o como en aquella ocasión hacia dos años atrás, lo llevaría a un spa a consentirse y después irían a tomar un helado, cualquier cosa.

Lo que no podía entender era como ni siquiera le felicitó por la mañana cuando compartían el desayuno. Gerard quiso tocar el tema después de abrazarlo por la cintura pero Frank sólo besó levemente sus labios y le dijo que tenía que irse porque ya era tarde.

Suspiró frustrado y lanzó el lápiz lejos de él. Miró su celular y eran casi las once. En su estudio reinaba el silencio porque ni siquiera había tenido ánimos para encender su radio y escuchar sus programas mañaneros y su música romántica favorita.

El aparato a su lado vibró, dudó un poco en revisar pero por el rabillo del ojo captó que el nombre en la pantalla era el de Frank. Tomó el celular y lo desbloqueó con rapidez, revisando el par de mensajes de WhatsApp.

"¿Estás escuchando Romance cada Mañana?"

Decía el primer mensaje. Apretó el ceño un poco confundido, era extraño que Frank preguntara por su programa radial predilecto puesto que el castaño odiaba con todas sus fuerzas al locutor, Adam Lazzara, por el simple  hecho de que Gerard amaba con locura escuchar la grave voz de aquel hombre.

Él solía molestar a Frank diciéndole que Adam era su amor platónico, adoraba ver como se encendían los celos en esos preciosos ojos avellana pero lo que Gerard sentía era simplemente admiración por Adam y su fuerza de voluntad para superarse, había conocido toda su historia ya que el mismo hombre solía contar fragmentos de su vida durante su programa. Gerard lo admiraba, era un hombre excepcional.

"Espero que lo estés haciendo. Tengo entendido que está apunto de comenzar."

Decía el último. No respondió nada, se levantó de su lugar y fue hasta la repisa donde estaba su pequeña radio y sintonizó la estación, justo a tiempo pues Adam estaba dando, como de costumbre, los saludos.

Saben amigos, hoy tenemos un invitado especial. Nos acompañará un momento porque... —Gerard dejó de escuchar por un momento sintiendo como su corazón comenzaba a latir con rapidez—. Frank, cuéntanos ¿cómo estás?

Una risa nerviosa combinada con ansiedad escapó de manera fuerte de los labios del artista. No podía creer aquello, era mágico.

Se situó lo más cerca que pudo del aparato y subió el volumen.

¿Qué tal Adam? Estoy muy feliz de estar aquí. —Era él, su esposo, su preciosa voz, él estaba en su programa favorito.

Me han dicho que viniste porque tenías algo importante que decir al aire, nuestros oyentes están emocionados por escuchar que es.

—Bueno... éste programa es el favorito de alguien muy especial en mi vida. —Gerard se sentía desfallecer con cada palabra dicha por Frank—. Y quise aprovechar la ocasión para venir aquí y darle un lindo presente, espero que él esté escuchando.

—Amigo estoy seguro que lo está haciendo. Normalmente las personas llaman para hacer sus felicitaciones o simplemente dejan un mensaje para que nosotros lo digamos pero que tu estés acá es realmente genial y original. —Los dos rieron—. Cuéntanos entonces...

—Hoy es un día muy importante en mi vida, Gee si estás escuchando esto nunca imagines siquiera que podría olvidarlo, jamás.

—Ya sabes Gee, nada de enojarte con Frankdijo Adam. Gerard negó como si pudieran verlo y sonrió esperando ansioso lo que Frank diría.

Quiero felicitar a mi novio, al amor de mi vida, él que hace que mis días brillen con tan solo ver sus ojos, escuchar su risa y tocar sus suaves manos, mi esposo, mi todo. —Gerard mordió sus labios para reprimir las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos—. Hace 20 años me convertí en el chico más afortunado del mundo cuando aceptaste ser mi novio, pero no fui menos feliz que hace 10 años cuando dijiste el sí frente al altar. Eres mi luz, mi fortaleza, mi inspiración, mi amor. Te amo y te voy a amar siempre, espero que vengan otros veinte años más en los que nos veamos rodeados del amor que sentimos, que seamos siempre tú y yo contra el mundo.

Gerard se sentía sin palabras ante aquella confesión tan hermosa, tantos años juntos y nunca se aburriría de escuchar esas palabras salir de los labios de su amado.

Es muy hermoso todo lo que has dicho Frank, Gee es muy afortunado. Les deseo un lindo día de aniversario y toda la prosperidad para sus vidas.

—Gracias amigo.

—Me dijeron también que querías solicitar una canción. ¿Es especial para ustedes también?

—No te imaginas, esta fue la canción que bailamos en nuestra noche de bodas. Me trae los recuerdos de la noche más mágica de todas.

—Sencillamente perfecto, los admiro. —Adam habló con sinceridad y ofreció su mano a Frank—. Un gusto haber conversado contigo y haber escuchado tus palabras Frank, gracias por venir.

—A ti, por dejarme estar en tu programa.

—Amigos a petición de Frank escucharemos "Me enamoré", disfrútenla.

"Si no estás conmigo pierdo la esperanza, haz alimentado el amor de mi alma..."

No tenía palabras para explicar como se sentía, aquello le había tomado por sorpresa. Por una preciosa sorpresa.

Limpió las lágrimas de sus mejillas mientras cantaba en voz baja los versos que tan bien conocía, recordando aquella noche, como sus brazos rodeaban el cuello de Frank y como los de él le rodeaban la cintura. Todas las personas alrededor de ellos habían desaparecido, solo existían Gerard y Frank amándose en ese momento.

Su celular vibró, estaba recibiendo una llamada. Contestó sin vacilar.

—Frankie... —susurró—. Gracias mi amor.

No me agradezcas bebé, te mereces eso y más. Te amo tanto.

Yo también te amo.

Feliz aniversario mi Gee.

—A ti también Frankie.

𝐌𝐲 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora