✥Corazón Valiente

947 80 172
                                        

Dedicada a: TwoDollarsBill y Vermiilion

Dedicada a: TwoDollarsBill y Vermiilion

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


――✽+†+✽

Vivir en el castillo, alejados del pueblo había sido muy cómodo para Gerard durante todo el tiempo que llevaba conviviendo con la bestia. Sin el murmullo de la gente en el día a día y con la comodidad de estar, ahora, en los brazos de su alfa.

Ciertamente extrañaba mucho a su amiga Lindsey, por ello había enviado a Freud a buscarla. El castillo era enorme para solo tres personas y tras consultarle a Frank, la decisión de invitarla a vivir con ellos fue ideal.

El castillo ya no era más el lugar lúgubre al cual Gerard había entrado hacia casi un mes atrás. Habían flores por doquier e iluminación en cada habitación, no había polvo y tampoco desorden. Gerard se había esforzado mucho en darle vida a su nuevo hogar, aunque a raíz de que el hechizo de Frank se rompió, el lugar mejoró considerablemente.

Dos días habían transcurrido desde eso y todo pintaba de colores, Freud continuaba siendo el mismo beta amable y servicial, por tal razón no dudó ni un segundo en cumplir el requerimiento de Gerard. Calculaba que regresaría en un par de días con la amiga omega de Gerard. Antes de partir le preparó a a la pareja panes recién horneados, jalea de piña fresca y más alimentos para que no tuviesen que preocuparse en su ausencia.

Sin embargo esa mañana, Gerard no se sintió bien. Había despertado con su cuerpo envuelto en sudor y un fuerte olor emanando de él. Se levantó con mucho esfuerzo para ir al baño pero un dolor punzante en la parte baja de su abdomen le hizo doblarse sobre sus piernas y un líquido transparente emergió de su interior.

Sabía lo que era, había entrado en celo.

――✽+†+✽

El alfa despertó temprano esa mañana. Se despidió de Freud con un apretón de manos después que este le indicó dónde les había dejado guardada la comida. Frank le acompañó hasta las caballerizas y le vio con atención mientras el beta pasaba los portones de metal para tomar el camino y dirigirse al pueblo.

Decidió aprovechar el tiempo antes que Gerard despertase para conseguir leña. No muy lejos de las caballerizas encontró un viejo tronco con una hacha incrustada, el cual no usaban desde hace mucho. Se quitó la camisa quedando su pecho al desnudo y se dispuso a trabajar. Tomó pequeños troncos y los colocó en el tronco más grueso. Alzó sus brazos sobre su cabeza y dejó caer el hacha con fuerza, partiendo la madera por la mitad.

Repitió el procedimiento muchas veces hasta que una pila grande de leña yacía junto a sus pies. El sudor perlaba su cuerpo y los rayos de sol impactaban en él, causando un efecto brillante en su piel.

Cuando Frank sintió que era suficiente, clavó el hacha nuevamente en su lugar y llevó la leña hacia adentro del castillo, colocándola en su lugar junto a la chimenea. Después decidió tomar un baño rápido.

𝐌𝐲 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora