Little Kitty⚘

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La habitación de Gerard estaba muy ordenada, no habían panties tiradas en el suelo o tacones debajo de su cama

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La habitación de Gerard estaba muy ordenada, no habían panties tiradas en el suelo o tacones debajo de su cama. Todo estaba a la perfección ya que ese día sería especial para ellos.

Desde la vez que fueron a la fiesta de disfraces como Caperucita y Lobo Feroz, y habían experimentado el lado dominante de Frank habían planificado esto, pero las entregas de proyectos y exámenes en sus facultades les habían tenido muy ocupados. Sin embargo ello les dio la oportunidad para prepararse.

Investigaron en internet sobre el roleplay, lo que conllevaba y como funcionaba, acordaron entre los dos la palabra segura. Gerard propuso que fuese "pequeño" a lo que Frank inmediatamente estuvo de acuerdo, no había manera de que Gee dijese esa palabra por error o que Frank la olvidara. Escogieron también que practicarían el juego de gatitos.

Por tal razón, Gerard estaba sentado sobre sus piernas en el suelo. Llevaba puestas unas medias blancas largas hasta sus muslos, una falda negra que cubría sus glúteos únicamente, su pequeño collar con un cascabel escogido por Frank y unas orejas de gatito, había colocado solamente un poco de aceite en su cabello negro para peinarlo. En sus mejillas puso rubor rosa y en sus labios gloss con sabor a duraznos.

Esperaba con paciencia a que su "amo" llegase, le había dado las llaves de su habitación para que Frank pudiese entrar cuando quisiera.

Gerard miraba con anhelo su cola de gato que descansaba sobre su cama, se mordía los labios al imaginarla puesta en él, quería probarla pero la primer orden de Frank había sido que lo esperara ya que sería él el que le pusiera su cola de gatito. Era hermosa, de color negro, suave y afelpada, el tapón que traía en la punta era de silicona, sin dudas se adaptaría tan bien a su interior.

La puerta se abrió y Gerard clavó sus ojos sobre la figura de Frank inmediatamente.

—¡Oh pero que mascota tan obediente! —le elogió Frank al verlo justo como él le había indicado.

—¡Frankie! —dijo con alegría, apoyando sus manos sobre las rodillas.

Frank colocó las llaves sobre una repisa y lanzó su mochila al pequeño sofá que Gerard tenía frente a su televisor.

—Hablar sin mi permiso te podría traer un castigo gatito.

—Lo siento yo no...

—Silencio —le ordenó con firmeza.

El pelinegro sintió como su miembro se endurecía entre sus piernas al ver el rostro tan serio de Frank y escuchar el tono de voz demandante con el que le hablaba. Bajó su mirada hacia los pies de Frank y permaneció así un par de minutos hasta que éste se aproximó a él.

—Así está mucho mejor bebé. —Frank le acarició el cabello y se hincó, lo tomó de la barbilla y lo besó, lento y apasionado, recorriendo con su lengua la suavidad de la boca ajena, disfrutando del delicioso sabor de su saliva—. Vamos a repasar las reglas una vez más, no quiero que seas un mal gatito, ¿de acuerdo?

𝐌𝐲 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora