Mi Salvación (Blaine y Kurt) Finalizada

CAP 20. Nunca olvidare esta noche

Narrador 

Con Blaine y Kurt:

Blaine y Kurt ya se encontraban en el azulado auto del primero; ambos se encontraban ebrios, y quizás no habría sido la mejor idea  salir en ese estado, pero ninguno estaba pensando claramente. Aun así la velocidad del auto que Blaine estaba conduciendo no sobrepasaba los 60km por hora. El viaje no era de una corta distancia, pero dentro del vínculo el tiempo parecía volar.

La conversación que en un principio resultaba fluida; no tardo mucho en volver incómoda para ambos. Kurt, quien estaba recostado sobre el haciendo del copiloto, se comenzaba a dormir, sus parpados se serraban, pero cuando pudo reaccionar abrió fuertemente sus ojos; parpadeo algunas veces y  se incorporo leve pero torpemente en busca de la radio.                                     Comenzó a apretar todos los botones que tenía frente a el, mientras Blaine lo miraba con una expresión confundida. Cuando por fin comenzó a escuchar una melodía proveniente de los pequeños parlantes; Kurt subió el volumen como pudo y se dejo caer sobre  el asiento con expresión de victoria en su rostro. Esta acción causo que los labios de Blaine tambalearan un poco en forma de sonrisa, una casi inminente.

No pasaron más de 15 minutos, entre indicaciones y algunas discusiones sobre gustos musicales, cuando llegaron a su destino; la casa de Kurt.  Ambos respiraron profundamente y se dispusieron a abrir la puerta del auto.

Kurt deslizó su cuerpo a través del vehículo; con ambos pies sobre el suelo se irguió, tomo su bolso, el cual aún descabezaba sobre el asiento, cerro algo fuerte la puerta del auto y comenzó a caminar hacía la entrada de su casa.

Los pasos de Blaine lo seguían como pequeños recordatorios de lo que estaba por ocurrir, con algo de torpeza. Una vez dentro de la casa el silencio se rompió por un inesperado beso de Blaine; una beso que expresaba deseo, pasión. Los temores que hace instantes Kurt sintió ya no estaban, se sentía muy bien estar en lo brazos de Blaine, aunque solo durara una noche, le bastaba para recordarlo el resto de su vida.

Narra Kurt

Mis manos se alejaron de su cintura para dirigirse su nuca, y altarero más a mi boca. Ambos comenzamos a caminar con torpes pasos. Nos dirigíamos a mi habitación, que se encontraba en el piso de arriba, ambos soltábamos pequeñas risitas ante la locura en la que nos estábamos por sumergir. Al encontrar la habitación entramos tambaleando un poco debido a lo ebrios que nos encontrábamos en esos momentos. La pierna de Blaine pateo tan fuerte la puerta detrás de el que esta se cerro de un golpe. Nuestras bocas se separaron por el susto y al entender lo ocurrido las volvimos a juntar; sus labios tenían un sabor embriagador, no me cansaría nunca de ellos. Nuestras siluetas eran apenas divisibles gracias a la luz que se colaba por entre la ventana.

Su cercanía alteraba cada parte de mi, quería sentirlo, tenerlo solo para mí, su mano acariciaba con fuerza mi cintura mientras me tomaba del cuello con la otra para besarme con desesperación, transmitiendo me el deseo que ambos habíamos estado reprimiendo desde hace tiempo. Blaine comenzó a desabrochar mi camisa, pero tenía muchos botones más de lo que este pensó. Una vez se deshice de la incomoda barrera que separaba su piel de la mía comenzó a lamer y besar mi cuello con desesperación mientras acariciaba mi espalda con sus manos.

Kurt- Oye esto es injusto- me queje ya que el aun tenía su remera puesta, y en unos instantes ya me encontraba tratando de arrancársela, hasta lograrlo.

Nuestros labios volvieron a unirse con desesperación; pidiendo más del otro, mucho más.

Tropezamos con... Mi armario... Creo y no tardamos en caer a la cama, Blaine se acostó arriba mio; sin aplastarme, nuestros labios no se habían separado ni por un momento. Sus manos comenzaron a deslizare por mi cintura hasta llegar a mis pantalones, empezando a adentrar una de sus manos, sin importarle mis exclamaciones. Mordí su labio algo fuerte mientras de mi boca salían pequeños jadeos incontrolados. Su mano comenzó a acariciar lentamente mi miembro, su velocidad fue aumentando hasta conseguir un perfecto compás, que mis gemido sabían seguir muy bien.