CAPÍTULO 25 MI NECESIDAD DE TI

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MI NECESIDAD DE TI
"Un día más, una semana, un mes, un año, el tiempo se desliza inexorable y mi necesidad de ti se acentúa cada vez más en mi corazón.

Jamás he visto tu rostro, no te conozco, pero se que en algún lugar, en algún momento nuestros destinos se cruzarán.

Solo se que el momento llegará y lo anhelo con ansia, porque no vivo, no respiró, no existo sin ti.

Miro a mi alrededor y busco sin resultado, mi pecho se contrae porque eres mi necesidad, eres mi aliento, mi respirar.

Y muero, muero lentamente, esperando el milagro que te haga llegar, porque me ahoga mi necesidad de ti..."

Leyó el poema, luego lo depositó a un lado y tomó sus manos.

_ Ese poema estuvo sin rostro por mucho tiempo. - la miró a los ojos. _pero ahora tiene dueña, eres tú quien está plasmada en él, eres tú mi necesidad, y el lugar en que nuestros caminos se cruzaron ya llegó, pero aún no es el momento, no hasta que mi situación se solucione, sin embargo, no creo poder estar sin ti.

Los ojos de ella estaban cristalizados, estaba en shock, no podía creer que después de tantos años de anhelar esas palabras, ese momento se estuviera dando y ella era incapaz, de decir algo o de hacer algo, era su amor eterno, diciéndole cuanto la necesitaba, aunque no hubiese pronunciado la palabra amor en ningún momento, pero para ella eso era mucho más de lo que hubiera aspirado jamás.

_ ¿Me comprendes ahora? - volvió a tomar su rostro entre sus manos. _ sólo no te alejes de mí. - la abrazó.. _dame una oportunidad, una oportunidad de hacerte feliz.

Ella sollozo entre sus brazos, él le pedía una oportunidad de hacerla feliz, ¿no se daba cuenta que desde el día en que lo conoció él la hacía feliz? El era su luz, su universo, su alegría, sin él estaba en la oscuridad.

Sintió como el la separaba para mirarla, limpiaba sus lágrimas con delicadeza y la besaba, un beso tierno, que luego se torno apasionado y como siempre ella se perdió en sus sensaciones.

_ Dime que cuando menos pensaras en lo que te dije. - la miró con esperanza. _ dime que intentará corresponder aunque sea un poquito a esto que yo siento aquí. - se llevo la mano al corazón.

_ Lo haré. - dijo ella aun agitada por el beso. No quería exponerse y decirle cuanto lo amaba, lo perdida que estaba por él, el era un hombre rico, importante, exitoso, de familia de renombre y ella no era nadie, sin familia y la que había tenido, su padre era un asesino, ¿Cómo alguien como el podría pensar en tener una relación seria con alguien como ella? Y ella no quería pasar a formar parte de su lista de amantes de un rato, porque si no le estaba proponiendo ser su novia, jamás la haría su esposa y ella no estaba dispuesta a ser solo su amante y luego ver de lejos como se casaba y formaba un hogar con alguien más. Lo amaba, sí, pero prefería nunca tenerlo a tenerlo y perderlo, pero en estos momentos no se sentía capaz de rechazarlo, de decirle que no quería nada con él porque el simplemente estaba confundido y lo único que necesitaba, era alguien que lo satisficiera.

El la volvió a abrazar consciente de que su necesidad de ella no había tocado su corazón y que ella no lo necesitaba a él como él a ella, aún así, se conformaría con lo que estuviera dispuesta a darle.

La volvió a besar, no se resistía a dejarla ir, no quería que saliera de ese lugar, no quería quedarse solo, ya no vivía sin ella.

_ Debo irme. - fue lo primero que dijo cuando se separaron.

_ Tienes que comer algo. - dijo él con tristeza. _saliste del hospital y necesitas, alimentarte, ven,. - la condujo hacia la cocina.

Ella no fue capaz de negarse, aunque quisiese huir, era una tortura estar junto a él y saber que le estaba ofreciendo lo que toda su vida había anhelado y no poder aceptarlo porque no podría resistir tenerlo y luego dejarlo ir, quizás era como su padre, ahora, comprendía un poco esa obsesión por su madre, esos celos enfermizos, aunque ella no creía llegar a esos extremos, no era una asesina, era una mujer enamorada que no podía sacar todo ese amor y ese sentimiento que traía dentro por temor a ser lastimada y por eso tenía que renunciar.

*****
Ambos estaban en el auto, después de cenar el había insistido en llevarla a su casa aunque sabía que a ella no le gustaba, aun así lo hizo.

_ ¿Estás bien? - preguntó él preocupado. Había estado muy sería, sabía que era por todo lo que le había dicho, la había asustado, pero ya nada podía hacer.

_ Si. - contestó. - gracias por todo. - se acercó a él dándole un beso en la mejilla sorprendiéndolo, ella nunca tomaba la iniciativa.

El aprovecho y le robo un beso, fue tierno y delicado, como lo era ella, cuando correspondió, sintió que no todo estaba perdido, aún así sentía la sensación de que se estaba despidiendo.

Ella se separó y salió del auto.

_Gracias - dijo de nuevo asomándose por la ventanilla y alejándose.

_ ¡Gloria! - la llamó

Ella se detuvo y se volvió a mirarlo.

_ Eres mi necesidad. - le dijo con una sonrisa triste.

Ella sintió latir su corazón desbocado, se regresó, le dio un fugaz beso en los labios y se marchó.

Aun sentía su mirada detrás de ella cuando volteó a la esquina.

Cuando llegaba a permitir que la llevara a su casa era con la condición de que la dejara una cuadra antes, prefería no dar explicaciones a sus tíos y por ningún motivo quería que pensaran que había algo entre ellos y que se aprovecharán después de él.

Camino con lentitud, deseaba tranquilizarse, por suerte tenía cuatro días libres, ella no los había pedido, estaba segura de que era obra de Justin, porque las dos semanas anteriores ambos habían trabajado sin cesar, el sabía que ella estaba cansada y esa era su forma de obligarla a darse un respiro, cuando lo supo lo rechazó de inmediato, pero no le aceptaron un no por respuesta, ella no estaba acostumbrada a estar sin hacer nada y no quería ir a encerrarse a su casa, no lo soportaría y menos a alejarse de él. Sin embargo después de lo sucedido hacía un rato ya no le parecía tan descabellado, quizás este tiempo sin estar en contacto con él, le ayudara a aclarar sus sentimientos y le ayudara a tomar una decisión razonable.

Al llegar a su casa se sorprendió de ver un auto de alquiler estacionado enfrente. Nunca jamás nadie los había visitado, a no ser las trabajadoras sociales cuando recién la entregaron a sus tíos, pero al cumplir los dieciocho años dejaron de hacerlo.

De nada le servía preguntarse de quien se trataba, así que entró.

Gloria miró a aquellas dos mujeres elegantemente vestidas que la observaban con detenimiento.

_ ¡Gloria! - se, acerco su tía de inmediato a ella, tan hipócrita, pensó ella, jamás la recibía de esa forma tan cariñosa. _ellas son doctoras, van a atender a tu tío, vienen desde Inglaterra.

MI NECESIDAD DE TI No.7️⃣ /SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora