CAPÍTULO 45 SECUESTRO

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Maratón 1o. De 4
Espero que sea de su agrado.

El hombre apretó lo que traía en su mano, se aseguró de que estuviera bien cubierto por la chaqueta que llevaba en su brazo.

Grandes gotas de sudor perlaban su frente.

Se movió inquieto. Era su última oportunidad, las cosas tenían que salir bien.

Por fin después de varios minutos que le parecieron una eternidad, ella salió, siempre se veía tan radiante, tan llena de vida, tan sorprendentemente frágil y fuerte a la vez. Tenía toda la semana acechándola, sabia exactamente hacia donde se dirigía, solo era cuestión de actuar con rapidez.

*****
Gloria salió de la clínica, había sido un día agotador, pero aún así ella se sentía feliz, se sentía libre, sin miedos, sin angustias, ante ella solo se abría la felicidad, si, la felicidad junto al hombre que amaba y que la amaba.

Como siempre, era la última en salir, no le gustaba dejar nada inconcluso, seguramente Juan el chófer que Justin le tenía asignado estaría desesperado, o tal vez no, a estas alturas ya debería estar acostumbrado a sus tardanzas incluso de una hora o más.

Iba a dar la vuelta a la esquina para dirigirse al estacionamiento, hubiese marcado a Juan para avisar de su retraso, pero como solía suceder con frecuencia no recordaba en donde había dejado su celular, antes no lo perdía porque no hacía ni recibía llamadas, pero desde que estaba con Justin lo tomaba para contestar sus llamadas o ver sus mensajes y con las prisas lo ponía en algún lugar y lo olvidaba.

Tan ensimismada iba en sus pensamientos, que no prestó atención al hombre que se colocó a su lado, hasta que sintió que la tomaba del brazo con brusquedad y colocaba algo duro en sus costillas.

_ No se mueva y no grite. - ordenó con voz dura.

Ella se quedó estática.

_ No tengo dinero. - dijo levantando las manos mostrándole que ni siquiera bolso traía consigo, había salido tan de prisa por no hacer esperar más a Juan que no había reparado en que no lo llevaba.

_ No busco dinero. - su voz ya no sonaba tan dura, a ella le pareció conocida, pero no sabía quién era, no lo podía ver.

El la condujo hacia la parte más alejada y solitaria de la calle, se encontraban en la parte trasera del hospital.

Gloria no opuso resistencia, con la mirada buscaba algún objeto que pudiera usar para defenderse, el hombre la empujaba, pronto estarían tan lejos que ya nadie podría escucharla, la calle se encontraba desierta, era de noche y había muy poco tráfico por el lugar.

_ Por favor siga. - dijo el hombre. Ella obedeció, por alguna razón no se sentía amenazada, aunque el la obligaba a caminar y la llevaba aún sujeta del brazo, no la lastimaba, ni le hablaba con malas palabras, su voz mas que grosera o autoritaria sonaba desesperada.

Caminaron durante varios minutos, él parecía enfermo, se escuchaba agitado, cuando se atrevió a mirar en su dirección no alcanzó a ver su rostro, pero si su ropa, se veía vieja y desgarrada aunque limpia.

Se dio cuenta de que si oponía resistencia quizás lo venciera con facilidad, podría aventarlo y salir corriendo, dudaba que en su condición pudiera darle alcance, sin embargo podría dispararle, no sabía que tipo de arma ocultaba debajo de su chaqueta.

Aún así decidió arriesgarse, miró un callejón oscuro, si lo aventaba al interior al momento de pasar, quizás le daría el tiempo suficiente en lo que él se recuperaba de la sorpresa para alejarse y perderlo de vista  después de todo no sabía cuales eran sus intenciones para con ella.

Cuando estaban directo en el callejón con la mano libre le dio un golpe en el rostro tan fuerte que lo Aturdido y con la otra lo aventó, soltándose de su agarre, el hombre trastabillo intentando no caer, pero fue inútil, ella miró sorprendida como el caía y como su arma caía cerca de él, era un simple trozo de madera, su instinto de conservación le dijo que corriera y lo iba a hacer, pero su distracción le salió cara, el en su afán por retenerla alcanzó a sujetarla de ambos pies, lo que ocasionó que cayera junto a él, con sorpresa se dio cuenta de que aún en su condición era más fuerte que ella y mucho más grande, con facilidad la inmovilizó.

_ No se vaya. - por favor. - pidió el hombre.

Ella se quedó quieta y para su sorpresa el soltó su agarre.

_ Ayúdeme por favor. - pidió recargándose en la pared con la cabeza entre las manos. Se había derrumbado y ella aún sentada en el frío piso de la calle lo miraba atónita, ahora lo reconocía, era un hombre que había estado rondando el hospital, había entrado en varias ocasiones pidiendo ayuda, decía que su esposa estaba embarazada, que necesitaba ayuda, pedía medicamentos específicos, la primera vez se le habían suministrado, pero en las siguientes ocasiones nadie le creyó, se le pidió que la llevara, pero se negó alegando que no podía moverse, se le pidió su dirección para hacerle una visita pero se negó a darla, recordó que fue ella como siempre, quien se acerco a él afuera del hospital, no logro sacarle más información, pero le pareció un hombre sincero y una vez mas le había proporcionado medicamento del hospital, con la diferencia de que ahora era Justin quien se lo autorizaba, sin preguntar para que o para quien lo requería, confiaba ciegamente en ella.

_ Es mi esposa. - dijo. Su voz estaba quebrada, mi bebe pronto nacerá y ella necesita ayuda.

_ ¿Por qué yo? - se acercó a él. _ no soy doctora, soy enfermera.

_ Porque usted es la única que me ha hecho caso, y porque no necesito un doctor, yo soy médico. - la miró por primera vez a los ojos.

Ella vio la sinceridad en ellos y también la impotencia y la desesperación.

_ Lo que necesito es un hospital, ella no está bien.

_ ¿Porque no la lleva? En el hospital la atenderán aún cuando no pueda pagar.

_ ¡Maldita sea! - grito con los puños apretados. _ porque ya ni siquiera se trata de eso. - estaba llorando. _ ningún hospital nos quiere recibir porque somos ilegales, después de atenderla nos deportarían y aunque quisiéramos regresar a nuestro país no podemos, yo moriría y ella y mi bebe serían prisioneros de por vida.

Ella estaba conmovida, un nudo se había formado en su garganta.

_ Pero insisto, ¿porque a mi? ¿De qué forma yo los ayudaría? ¿Y porque traerme hasta acá?

_ Pensé. - dijo aún con su voz quebrada. _que si la veía, que si la conocía, no iba a poder negarnos la ayuda, la he visto, se que es buena, la he visto socorrer a más de tres cuando nadie más quiere hacerlo.

_ Pero en este caso, esto está más allá de mis posibilidades, como le dije yo solo soy una simple enfermera.

_ Pensé que quizás pudiera meternos al hospital, solo eso, solo necesito el lugar y el equipo, yo me haría cargo de ella, naciendo mi bebe saldríamos de ahí.

_ Es una locura, si usted es médico sabe que usar una sala o un quirófano no es  como que nadie se dará cuenta.

_ No quiero una sala, ni un quirófano, solo un espacio y cierto equipo, ella no está del todo bien y temo perderla.

Lo miró derrumbarse de nuevo. Lo ayudaría, no podía ver esa escena sin conmoverse, se veía que era un hombre grande, fuerte, decidido, pero ahora se veía tan desvalido, clamando ayuda por su esposa, debía amarla mucho para arriesgarse a tanto.

Iré con usted. - dijo.

El la miró y luego pareció florecer, sus ojos se iluminaron se puso de pie y le ayudó a ella a hacerlo también, luego la abrazo con fuerza.

_ Gracias... Gracias... - repetía una y otra vez..

MI NECESIDAD DE TI No.7️⃣ /SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora