Justin miró a Gloria salir del hospital, su turno había terminado, y no era que él tuviera que hacer algo ahí, era que estaba desesperado, hacía veinticuatro horas que la había visto por última vez y no encontraba su lugar, necesitaba verla de nuevo o se volvería loco, la necesitaba como el aire que respiraba, ahora su poema era tan real, ella era su necesidad, una necesidad palpable, una necesidad que no podía dejar escapar.
_ ¡Gloria! - bajó del auto y la llamó.
Ella se volvió a mirarlo y su rostro se iluminó.
El acudió a su encuentro. Se saludaron y el ofreció llevarla a su casa.
Ella aceptó, no se atrevió a decirle que aún era temprano y que no quería regresar todavía.
_ ¿Tienes algo que hacer? - pareció como si leyese sus pensamientos. _ ¿por qué no vienes un rato a mi apartamento? Yo también he terminado ya.
Ella lo miró como si fuese su salvavidas.
_ De acuerdo. - dijo mientras él la guiaba hacia su auto.
Durante el trayecto hablaron de cómo había estado su día y de algunas trivialidades.
Una vez en el ascensor Justin la miró con disimulo, se veía tan hermosa, tan perfecta. Iba a decir algo cuando las luces empezaron a parpadear, el ascensor se sacudió y se detuvo abruptamente para luego quedar a oscuras, haciendo que ambos perdieran el equilibrio, Justin logró sostenerla con pericia soltando las carpetas que traía en la mano, ella también había soltado su bolso que se abrió dejando salir unas cuantas cosas.
_ Tranquila. - dijo el muy cerca de su oído. La tenía prácticamente abrazada, hasta ella llegó el olor de su colonia, era muy masculino, y a pesar de que no le agradaba ni la oscuridad, ni los espacios cerrados, se sintió segura, era como si una fortaleza la rodeara y la protegiera, no se movió.
El aspiro profundamente, le encantaba su aroma delicado, agradecía el poder tenerla así, entre sus brazos sintiendo su fragilidad y su calidez, ya no tenía dudas, la amaba y no sería capaz de dejarla ir, la quería cerca de él, la quería con él, no por un rato, sino para siempre. Pero... ¿Que sentía ella por él? Era tan dulce, tan hermosa, tan parecida a él, que le dio pánico que otro hombre se la arrebatara, que otro robara su corazón. Sin pensarlo apretó su abrazo, entonces ella como saliendo de un trance se removió intentando liberarse, pero el no se lo permitió.
_ No pasa nada. - volvió a repetir con voz gruesa junto a su oído. Esto sucede cuando falla la energía eléctrica, pronto volverá y si no, se encenderá el generador de emergencia del edificio. Todo volverá a la normalidad.
Ella, asintió sin atreverse a mover un solo musculo, se sentía tan bien, sentía el aliento de él sobre su rostro, por un momento pensó que la besaría, pero era mucho pedir, tenía que recordar porque estaban en esa posición. Aún así no quiso moverse, nunca jamás volvería a tenerlo de esa forma y ella lo anhelaba.
Ambos soltaron el aire cuando la luz regresó, el elevador seguía sin movimiento.
_Tardará unos minutos en ponerse en marcha. - dijo él aún en su oído. No quería soltarla, pero tenía que hacerlo.
Por fin se separaron. Miraron hacia el piso y sin pensarlo se agacharon al mismo tiempo a recoger lo que se les había caído. Sorprendidos se miraron a los ojos, sus rostros estaban uno frente al otro, ambos transportándose varios años atrás, en que se encontraban en esa misma situación, en el pasillo de la universidad antes de entrar al auditorio y curiosamente las sensaciones eran las mismas, con rapidez recogió cada quien lo que pudo y se incorporaron.
En ese momento el elevador empezó a moverse de nuevo.
Solo unos segundos y estaban ya en el departamento de Justin. El la miró con detenimiento mientras acomodaba sus cosas por ahí, ella se veía sonrojada y algo agitada, era la mujer más hermosa del mundo. Se acercó a ella.
_ ¿Te asustaste? - tomó su rostro entre sus manos.
Ella negó con la cabeza, las palabras no salían de sus labios, pero no podía decirle que sí, que estaba asustada, pero no por el ascensor, si no por las sensaciones que estaba sintiendo y que él despertaba en ella.
El no dijo nada, la miró y acerco su rostro aún más al de ella, ella no se apartó y él aprovecho para hacer lo que había estado deseando desde la primera vez que lo hizo en su país natal, enfrente de su abuelo.
La besó. Ella correspondió con timidez.
_ Como deseaba hacer esto. - dijo el aún contra sus labios. _te necesito.
Ella estaba perdida y creyó escucharlo decir que la necesitaba, pero era solo un sueño, era su imaginación, sin embargo, no importaba, no quería despertar, no quería que acabara nunca, sobre todo porque ahora nadie estaba forzando la situación, no había nadie a quien impresionar o a quien convencer, había sido iniciativa de él y eso lo hacía aún más especial.
_ Gloria... Gloria. - repitió con voz ronca, como si eso la acercara más a él, no quería, dejarla ir y tenía que hacerlo, por su bien, pero después de este arrebato le iba a costar más, mucho más.
_ Necesito que me des una oportunidad. - se sorprendió a sí mismo diciendo esto, sabia, que no debía, al menos no en estos momentos.
Ella también se separó sorprendida.
_ No te estoy pidiendo nada serio. - se apresuró a decir al ver el desconcierto de ella, lo que menos quería era ahuyentarla. _ es solo que... Me gustaría tenerte más tiempo... Intentar conocernos mejor... Tu sabes... - estaba nervioso y le costaba ordenar sus pensamientos. Nunca jamás le había sucedido eso con ninguna mujer. Ella era, especial y no quería espantarla apresurándola.
Gloria seguía observándolo con incredulidad, no entendía que era lo que le estaba pidiendo, no era su amistad,ya la tenía, tampoco le estaba pidiendo ser su novia, mucho menos convertirla en su esposa, ¿entonces que?
_ Gloria. - lo escuchó tomar la palabra de nuevo. _ Me gustas mucho. - dijo con sinceridad. _pero ahora mismo no soy capaz de ofrecerte algo estable. - por Dios que difícil era, se paso las manos por entre el pelo. _ no me malinterpretes por favor. - se apresuró a decir ante la expresión de ella. _ me interesas mucho, pero ... por mi situación actual no puedo ofrecerte nada.
Ella seguía mirándolo con desconcierto.
_ Ven. - la tomo del brazo y la condujo hacia uno de los sillones. El se sentó enfrente de ella.
_ Recuerdas a mi familia ¿cierto?
Ella asintió.
_ Sabes que ellos me creen muerto. Ella volvió a asentir. _ en estos momentos están buscando probar que lo estoy, pero si no encuentran pruebas me van a buscar y si me llegan a encontrar, probablemente mi vida esté en peligro y si tu estuvieras conmigo, te estaría exponiendo, ¿me comprendes?
_ Si. - dijo entendiendo por fin un poco de lo que él intentaba transmitirle, aunque eso no quitaba el que aún no entendiera en calidad de que la quería en su vida.
El suspiró aliviado al ver por fin un poco de comprensión en su hermoso rostro.
_ Tu eres alguien muy especial para mi. - tomó de nuevo la palabra. _no hay nadie que me entienda mejor que tu, incluso creo que pensamos lo mismo, nos sincronizamos y nos movemos al mismo ritmo. - sonrió. _ te has convertido en alguien esencial en mi vida.
Ahora ella estaba más confundida que nunca, el parecía estar hablando acerca, de su relación laboral, porque ciertamente cuando trabajaban juntos parecían uno solo, el no tenía que pedir las cosas porque ella sabía de antemano lo que él requería, como si supiera el siguiente movimiento que el haría, y fuera del quirófano, seguían siendo tan parecidos que les apasionaba las mismas cosas, tenían los mismos gustos, los mismos sueños, sus anhelos no podían ser más similares, prácticamente parecían ser la misma persona.
_ ¿Podrías ser más especifico? - dijo por fin ella
_ Quédate conmigo. - pidió.
_ Me estas diciendo que no podemos estar juntos por tu Familia y me estas pidiendo que me quede, ¿lo que quieres es una, amiga con derechos? - lo miró resentida.
_ ¡No!, ¡por supuesto que no! - se apresuró a aclarar. _ ¡Dios! - que difícil era esto. Se dirigió a su despacho dejándola sola y desconcertada y regresó con la carpeta en donde tenía su poema.
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MI NECESIDAD DE TI No.7️⃣ /SERIE HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceJustin estaba sorprendido, ¿ella era la misma chica que lo había dejado impresionado en aquella ocación?, claro se dio cuenta de que desde entonces se le daba bien tomar lo que no era, suyo. La observo una vez más haciendo su trabajo y una sonrisa s...