CAPÍTULO 10 DE NUEVO JUNTOS

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Habían transcurrido varias semanas desde que Gloria viera por última vez al doctor Justin Hamilton
Desearía no sentirse tan desilusionada, pero lo estaba, sin embargo comprendía que era ilusorio de su parte esperar aunque fuera un mínimo de interés de parte de él hacia ella, al menos no como ella deseaba, su interés se había reducido a meramente profesional, y había, sido por muy corto tiempo, tan corto que ni siquiera les había, dado tiempo casi de cruzar palabra.
<<y era lo mejor>> pensó ella no deseaba que la reconociera de la vez que la descubrió robando medicamento, o de la vez que la hizo perder el equilibrio y sus notas fueron a parar a sus manos y las de ella se quedaron con él. Y aunque ella las había devuelto, esperando que verdaderamente hubiesen llegado a su dueño, había conservado una.

Una que atesoraba con devoción, pensando cada noche lo especial que sería, si fuera ella la mujer que hubiese inspirado esas líneas.

Desde que lo vio por primera, vez siendo una jovencita, en una revista especializada, en donde mencionaban sus logros y su meteórico éxito en el mundo de la medicina, había, quedado maravillada por su atractivo físico, años después fue que lo conoció personalmente en esos dos encuentros nada afortunados, pero habían bastado para que se convirtiera en su amor platónico.

Este breve encuentro que había tenido con él, en el centro para mujeres maltratadas, había sido lo más cerca de entablar una conversación que había tenido y por un momento pensó que se irían juntos del hospital, pensó que ahora que no existía la tensión de la emergencia, con esa madre y su hijo, ambos podían estar más relajados y darse una oportunidad de relacionarse, aunque fuera como amigos, pero era imposible, lo sabía, eran sueños que jamás se harían realidad, al menos no para ella, él era inalcanzable y lo sabía, pero cuando menos podía soñar y eso nadie se lo podía quitar.

En el transcurso de su solitaria vida era lo único permanente, sus sueños, porque no tenían límite, ahí podía, ser quien quisiera ser, ahí podía hacer lo que quisiera hacer y ahí podía enamorarse de quien no podía hacerlo en la vida real, ahí podía hablar, reír, llorar y nadie la juzgaría, porque nadie se daría cuenta jamás.

Después de ese breve encuentro con él, su imaginación se había disparado y lo imaginaba en diferentes contextos con ella, en su trabajo juntos, saliendo a cenar, presentándole a su familia, a su grupo de amistades, conviviendo con ella, sin embargo, su ilusión terminó con rapidez, cuando él desapareció y luego cuando la ignoró. Después de varias semanas fue que lo volvió a ver de nuevo, pero no como ella imaginaba que sería.

Lo había visto en varias ocasiones, en diferentes centros para la atención de las mujeres maltratadas y se dio cuenta de que el parecía no haberla visto o de plano la ignoraba y siendo ella como era de reservada, simplemente se alejaba sin intentar un acercamiento. <<era lo mejor>> siempre pensaba ella, y seguía, adelante, nunca se rendiría, era su naturaleza, si una puerta se cerraba, siempre había otra que se abría, y la suya se abrió pronto, pero para su sorpresa se volvió a abrir con él.

_ Gloria te mandé llamar porque, me están pidiendo una enfermera de tiempo completo por varios días, es un caso especial y tú, aparte de estar libre, tienes experiencia con mujeres maltratadas, así que pensé que podrías aceptar,

Tendrías que salir fuera de la ciudad.

Ella dudó, tendría que salir de la ciudad, pero era una buena oportunidad, para hacerse de un poco de dinero que bastante falta le hacía, desde que había sido despedida del hospital que en una ocasión había solicitado sus servicios, se le estaba dificultando salir adelante, había, acudido a varios hospitales, pero con ese antecedente nadie se arriesgaba a darle empleo.

Tarde se había dado cuenta de que la gente era envidiosa y podían destruir carreras, como la suya, solo que también se había encontrado con gente buena, como Cintia la jefa de enfermeras, quien a pesar de haber tenido que despedirla cuando estaba a su cargo le había dado una nueva oportunidad, enviándole a trabajos eventuales cuando le pedían que recomendara a alguien, era así como había llegado al Centro de atención para mujeres maltratadas, aunque al principio lo había hecho como voluntaria.
Ahora nuevamente le tendía la mano, enviándola a ella antes que a otra.

Por experiencia sabía que esos trabajos particulares eran muy bien pagados y ella necesitaba el dinero, sus tíos lo necesitaban.

*****
Un auto pasó a recogerla, se sentía nerviosa, pero se controló, confiaba en Cintia, siempre había, sido buena con ella y sabía que no la colocaría en una situación de peligro, al menos no intencionadamente.

Cuando llegó la estaban esperando, la condujeron hacia una habitación en el segundo piso, le informaron que atendería a una mujer que recién había sido liberada de un secuestro.

El dueño de ese hermoso lugar era un hombre joven llamado Damián, y la mujer a la que atendería se llamaba Laura, y era hermana de la cuñada de Damián. El la recibió, dándole la bienvenida y explicándole lo sucedido y sus obligaciones, que no eran muchas, solo tenía que asistir al médico que la atendiera y ayudarla en su recuperación, eso sería todo, permanecería ahí por varios días, hasta, que el médico considerará que ya no era necesaria su presencia.

Después de darle un baño a Laura y dejarla recostada en su habitación bajó con el corazón latiendo a mil por hora, Damián le había enviado a buscar al médico, a Justin, había dicho, ¿Cuantos médicos llamados Justin podían existir en este país? ¿En esta ciudad? Si fuera Estados Unidos o Inglaterra, podría tratarse de cualquiera, pero ahí sólo podía, ser uno y tenía que enfrentarse a él de nuevo.

Desde la parte superior de las escaleras lo miró, estaba absorto mirando por el enorme ventanal, no pudo evitar admirarlo, su porte, su seguridad, todo lo que emanaba de él, siempre la dejaba sin aliento, por fin se armó de valor y bajo las escaleras.

El sintió su presencia, porque se volvió hacia ella.

La miró sorprendido, sin embargo, se recompuso de inmediato.

_ Doctor. - dijo con voz casi inaudible. _lo esperan arriba. - dio la media vuelta para marcharse.

_ Espera. - la tomó de la mano. ¿No me vas a saludar?

Ella bajó la mirada apenada, soltándose de su agarre, una corriente eléctrica había recorrido su brazo.

_ Me da gusto verte. - dijo él. _aunque veo que no me has perdonado que te dejara abandonada en el hospital.

_ No... No es eso. - titubeó. ¿Cómo decirle que se había dado cuenta de su rechazo, que entendía que había una diferencia abismal entre uno y otro y que no podía, aspirar ni siquiera, a su amistad? _ Es que... lo necesitan con urgencia. - dijo por fin. _ sígame por favor. - lo guió hacia la parte superior.

Justin fue detrás de ella, merecía su rechazo, si bien no había sido su intención dejarla aquel día en el hospital, no la había vuelto a buscar, y a pesar de haberla visto en varias ocasiones en los centros para la atención a mujeres maltratadas, no había hecho el intento de acercarse a ella, a pesar de que lo deseaba, pensó que era mejor alejarse, no por él, sino por ella, no quería llegar a lastimarla, él no era un hombre que sentara cabeza, que tuviera un hogar, una familia, su vida era ir de aquí para allá, no podía ofrecer nada serio y ella no era mujer para un rato, no lo era y el la deseaba, en todos los sentidos, ¿pero cuánto duraría? Y ¿cuán lastimada saldría? No quería eso para ella. Sin embargo, ahora que la tenía tan cerca, ahora que había sentido el toque de su mano, la suavidad de su piel, sentía que sería un suplicio estar a su lado y no poder expresar todo aquello que sentía y que amenazaba con salir.

MI NECESIDAD DE TI No.7️⃣ /SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora