CAPÍTULO 48 ANNIE

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Maratón 4o. de 4

_ Annie. - dijo totalmente fuera de sí. _ ¿eres tú Annie? - repitió.

Ella pareció escucharlo porque reaccionó, pero ya no le quedaban fuerzas. Lo miró con sus hermosos ojos y luego estos se cerraron.

Justin empezó a dar órdenes desesperado, todos se movilizaron a una.

*****
Steve tomó entre sus brazos a su hermoso bebé, estaba llorando, era un milagro, todo era un milagro, su esposa acababa de ser estabilizada, pero estaba tan débil que no había sido posible que conociera a su pequeño aún, quizás ni siquiera era consciente de que ya había nacido, pero se recuperaría, lo sabía, lo sentía, abrazo con fuerza a ese pequeño que se removía entre sus brazos, mientras ella era trasladada a otro lugar, no sin antes despedirse con un tierno beso en la frente.

_ Te amo. - le dijo con los ojos cristalizados. Nuestro bebé está bien, y pronto estaremos juntos. - la dejó ir.

También tuvo que entregar a su bebé, y fue entonces... cuando se quedó sólo... que cayó sobre él la realidad con todo su peso, y supo en ese momento que no estaba solo, que Dios y solo Dios había podido hacer y mover todos los hilos para que este momento se diera.

No le importó llorar con el rostro entre sus manos, había sido tanta la presión, la angustia, la zozobra, el temor de que no lo lograría, la angustia de perder a cualquiera de sus dos amores, pero ahora sabía que había valido la pena, su esposa estaría feliz, lo sabía.

No entendía como de todos los países del mundo, habían escogido este y de todas las ciudades habían llegado a esa y de todos los hospitales habían ido a parar a ese y de todas las personas del mundo tenían que haberse encontrado con alguien cercano Justin, su cuñado. El hombre por quien su esposa había tomado la decision de enfrentarse a su padre y salir a lo desconocido, el hombre que la había inspirado no solo a ella si no a él mismo, aun sin conocerlo, no que estuviera seguro de que fuera él, pero no podia tratarse de nadie más, esos ojos, esa mirada, era la misma de su esposa, además parecía como si estuviese viendo a William, sólo que William era unos centímetros más bajo y menos musculoso que él.

Se miró sus manos, fuertes, perfectas y lloro aún más.

Su bebé no era el único milagro, sus manos se veían firmes, sanas, recordó como quedaron después de la golpiza que su suegro le mandó dar.

_ No importa que hagan con el tipo. - escucho la voz de uno de los hombres que se ensañaban con él. _ pero destrúyanle las manos. - había dicho. _ esa fue la orden del viejo, sin ellas no vale nada. - río seguido de los demás.

Después de quedar destrozadas, sin movimiento y sin uso, de la noche a la mañana había empezado a recuperarse, sabia que se lo debía a la mujer maravillosa que tenía por esposa, ella tenía una fe inquebrantable y el había aprendido a tenerla también, ¿como no creer cuando estaba viendo los resultados?, un milagro tras otro.

De no ser así, estaba seguro de que en estos momento estarían muertos.

Su suegro se había ensañado con el, cuando se entero de que apoyaba a su esposa. Primero intentó sobornarlo, cuando se dio cuenta de que no lo lograría, lo amenazó, él era un prestigioso neurólogo, hacía dos años que había llegado a formar parte del exclusivo personal de la clínica del importantísimo doctor Frederick Hamilton.

Cuando la vio por primera vez, fue amor a primera vista y para, su fortuna ella le correspondió, estaba tan perdidamente enamorado de ella que la apoyo en todo, aún en contra de su propia integridad física.

En un principio su relación con Annie fue bien acogida por el orgulloso doctor Hamilton, pero cuando se dio cuenta de que él no metería en orden a su rebelde hija y que peor aún, el también se empezaba a revelar, les empezó a cerrar las puertas, de pronto se vieron sin empleo y sin posibilidades de conseguir uno, cuando se dio cuenta de que eso no los detendría, optó por la violencia, a ella no la lastimó, pero él casi muere, su recuperación milagrosa les permitió poder salir del país, porque sabían que ahí ya no tenían oportunidad alguna, además pendía sobre ellos la amenaza de Frederick, había sido claro al decirles que esa golpiza solo había sido una advertencia, le había dicho a su hija que si no desistían de sus ideas la próxima vez iba a encontrar a su esposo flotando en las aguas de algún río. Ellos sabían que lo cumpliría y decidieron salir del país, Durante un tiempo consiguieron trabajo, pero luego sus permisos vencieron y sus ahorros se terminaron, ella a pesar de cuidarse quedó embarazada y su delicado estado de salud no le permitió trabajar más, y el solo podía aspirar a trabajos duros y mal pagados.

Era así como habían ido a parar a ese lugar, sin saber que el hombre que los había inspirado estaba tan cerca, Annie pensaba que el estaba en algún país del medio oriente o de África, en donde prestaba sus servicios de voluntario, y en donde su padre había asegurado que había muerto, años atrás, aunque ella no lo creía, siempre le había asegurado a él que sentía que él se encontraba con vida y no se equivocó.

El estaba vivo y estaba, ahí, ahora, ayudándola, era imposible contener sus emociones.

_ Su esposa estará bien. - se acercó la misma enfermera que lo había, ayudado. _ en un momento vendrá el doctor a hablar con usted.

El se incorporó de su lugar, no supo cuánto tiempo había pasado, pero había sido bastante. No pudo contenerse y abrazo a la enfermera.

_ Gracias. - dijo conmovido. _ sin usted no lo hubiésemos logrado. Lamento tanto la forma en que la traté al principio. - se apartó de ella. _pero nadie me prestaba, atención, nadie quería ayudarme y me desesperé.

_ Lo importante es que su esposa y su bebé están bien... - dijo con dulzura. _ que todos van a estar bien, lo demás queda en el pasado.

El estrechó su mano con gratitud.

Gloria miró como en ese momento aparecía Justin, se veía cansado, pero aliviado. Su ropa aún manchada de sangre. Se acercó a ellos.

Llegamos al final del maratón, espero que les haya gustado, gracias por sus votos y comentarios y nos vemos mañana como siempre en el próximo capitulo.

Faltan unos cuantos para finalizar la historia. Gracias a quienes han llegado hasta aquí. Saludos y bonito día.

MI NECESIDAD DE TI No.7️⃣ /SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora