27| Gracias por entender.

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Al abrir la puerta de la casa mi risa se cortó. Matt me había dicho algo loco sobre la cara de un profesor y pasé todo el camino de regreso a casa riendo. 

Pero la escena en la sala me descolocó. Los presentes callaron al verme, aunque creo que la charla no era la más animada de todas. Victoria estaba sentada en la escalera, se apoyaba del barandal y su ceño estaba fruncido, Víctor estaba sentado en el mueble individual junto al sofá y se veía... ¿molesto? ¿confundido? Quizá un poco de los dos. Pero en definitiva mis hermanos no fueron lo más llamativo de la sala, lo eran mi padre y el señor Torres junto con su hijo, Edward, los tres estaban en el sofá. 

Quizá pasó algo con sus terapias. 

—¿Interrumpo? —. Al preguntar fijé mi vista en nuestro padre. 

—En realidad te esperábamos, Esmeralda —mostró una corta sonrisa. 

Bien, no había hecho nada malo, no debía alarmarme. 

Víctor entornó los ojos en mi dirección, y luego de unos segundos se levantó del sofá para con un ademán cederme el asiento. Fue a sentarse junto a Victoria, y no dejaban de mirarme extraño. 

Entonces miré a Edward en busca de respuestas, su expresión seria desapareció para  ser sustituida por una sonrisa ladeada, llena de burla y... Algo que locamente creía como esperaza. 

Aunque quizá sí debía asustarme, porque solo cuando se burlaba sonreía tan rápido. 

—El señor Torres vino a pedirme permiso —. De inmediato miré a papá. —Pero no me habías comentado nada. 

—¿Sobre...? 

En realidad no entendía, y que todos me mirarán como si acaba de robar un banco no era muy agradable. 

—Sobre un viaje a la ciudad. 

¿Viajar... A la ciudad? No recordaba haber hecho esos planes, estaba por retractarme o negarlo, pero antes ví a Edward. Su sonrisa ahora vacilaba. Y al igual que ayer fue como recibir otro rayo de luz. 

«Se acerca el día»

Guardé silencio unos segundo antes de responder. —Siento no haberlo dicho, papá, pero es que aún no sabía el día en específico, apenas me dijeran la fecha les pediría permiso. 

—Es este fin de semana —aclaró el señor Torres. 

Bien, fue más pronto de lo que esperaba. Miré a papá, ansiaba su respuesta. Como no dijeron algo más supuse que ya sabía el por qué. 

Lo pensó un momento antes de responder. —Hubiera preferido saberlo por ti, Esme, pero debido a la situación no tengo ningún problema y tampoco creo que tu madre los tenga, pero igual hay que preguntarle —asentí—. Así que ¿verdaderamente quieres ir? 

Okay, era un fin de semana con los Torres, en la ciudad... No sonaba tan mal, además tendría a Matt y a Edward para pasar el rato, conocería a su amigo y me haría más cercana a Edward... 

¿Quiero ir?... ¡Por supuesto que quiero ir! 

—Sí quiero ir —miré de reojo a Edward, quien aún me observaba—. Lo prometí. 

—De acuerdo —papá volvió a certificar sus palabras con un asentamiento —Y aunque ya estas bastante crecida y sabes que debes comportarte, lo hablaremos luego. 

Sonreí a papá, y a Edward —quien ahora parecía bastante aliviado— que también me devolvió la sonrisa.

•••

Si estaría fuera el fin de semana debía prepararme, y con eso me refería a escoger mis mejores vestidos —los más presentables y sin manchas—, también podría llevar un pantalón pero no es seguro que este suficientemente cómoda... Bueno, aún me quedaban dos días. 

Amor Entre las Flores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora