11| Eso no te justifica.

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Ya había pasado una semana desde que le dejé en claro a Víctor que no lo ayudaría mientras quisiera estar con varias a la vez. Dijo que era absurdo que pensara así de él, pero sin importar que insistiera me mantuve firme ante mi decisión. En eso días puede tratar más con Tara y comprender que era una gran chica que no merecía una ruptura de corazón; porque sí; Víctor era complementa encantador y no solo lo decía por ser mi hermano. Era de buen atractivo y muy coqueto, Solo que aún no encontraba esa chica que lo dejara completamente enamorado.

En cambio Victoria se mantenía muy firme en querer algo con Edward y no encontré manera de sacarle esa convicción, por lo tanto quedé en apoyarla. Los días que fui a visitar a Edward involucraba de forma indirecta rasgos positivos de Victoria, sabía que algunos los captaba porque enseguida me cambiaba de tema y no podía evitar  agradecerle eso  en lugar de comenzar a  discutir.

Justamente hoy tenía planeado un encuentro para ambos. Solo que él no lo sabía.

—Estoy lista —Victoria sonreía al entrar en la habitación.

Traía puesto jeans azules a juego con una camiseta negra, zapatillas de color negro y el cabello bien peinado, sus labios estaban pintados de un rosa claro que iba a la perfección con el color de su sombra. Definitivamente era una chica muy hermosa, por eso le llovían los pretendientes; pero no, ella tenía que ilusionarse con el más terco.

Me levanté de la cama pasando las manos por mi cabello, no tenía que perder tiempo arreglándome.

Al llegar a casa de los Torres fue Matt quién nos abrió yendo luego a buscar a su hermano. Esperamos en el porche a que volvieran.

Pasaron unos cinco o seis minutos cuando apareció Edward. Algo que me sorprendió fue verlo en la silla de ruedas porque se suponía debía usar las muletas para aumentar su movilidad.

—Buenas tardes, chicas —hablo en tono muy formal.

Su mirada estuvo por un instante en mí y percibí cierta diversión en su expresión, pero no fue mucho porque volvió a su usual seriedad.

—¿Cómo estás? —preguntó Victoria sonriendo — ¿cómo te va con el pueblo? Esme me ha contado que no eres fan del calor y aquí es muy frecuente.

Genial. Primer mal paso, se supone que no debe revelar mi ayuda a la primera, ¿qué sucede con ella?

—Ire a pedir agua a Matt —me levanté de la silla para dirigirme a la cocina en busca del chico.

Quizá si los dejaba solos abría más integración.

Al llegar a la cocina no encontré a Matt, por lo que decidí buscarlo a su habitación pero me detuve a mitad de pasillo al oir una risa tonta. A unos pasos de mí había una puerta entreabierta, era la habitación de Tara. Sabía que no debía, pero mis pies no obedecían, estaban estáticos.

—No seas tonto —dijo riendo.

Puede ser cualquier persona, Esmeralda.

—Estás loco ¿no? 

Es una chica muy linda, cualquiera buscaría tener algo con ella.

—Matt dijo que tus hermanas están aquí, no podría.

Genial. Tenía que ser Víctor. 

Pero bueno, a quién pretendía engañar, ya sentía que era él.

Decidí volver a mi situación anterior y buscar a Matt para sacarle conversación cuando un grito me detuvo.

—¡Esmeralda!

Era la voz de Victoria, se escuchaba alarmada.

No lo pensé, corrí escaleras a bajo hasta llegar al porche. En el primer instante mi vista cayó en la cara sorprendida de Victoria, ella miraba a Edward y fue allí donde comprendí la situación.

Amor Entre las Flores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora