16 | Eres quien evade la verdad y Amistad absoluta.

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 —No vas a entrar —. Tomé el brazo de Carlos y lo detuve frente al Salón.

Él parecía bastante confundido. —¿Por qué?. 

—Esa pregunta es estúpida.

No dejé que replicara, ya luego entendería de lo que hablaba; simplemente lo tomé de la mano para arrastrarlo directo al patio. 

—No entiendo nada, Esme — me detuve detrás de un árbol, eso nos ayudaría a no ser vistos por algún profesor—. ¿Desde cuando te gusta faltar a clases?.

Solté un suspiro con cansancio. —Desde que mi mejor amigo actúa extaño por una chica. Esto debe arreglarse. 

—Esme —su mano acarició mi mejilla—, esto ya lo hablamos. Necesito tiempo, espacio. 

Rápidamente alejé su mano de mi rostro. —¿Tiempo? ¡nos conocemos desde pequeños, Carlos! ¿para qué tiempo? ¿para que te olvides de mí? 

—Estas siendo exagerada —volcó los ojos. 

—Me alegra que el problema  que creaste ahora te parezca dramático... O estúpido. 

Dejándome llevar por el orgullo me alejé del árbol, caminaba lo más rápido que podía para no ver a Carlos. 

—¡Esme! —obviamente era él, los pasillos estaban solos—. ¡Espera, Cosita! 

—Cosita tu abuela —solté aquel murmullo sabiendo aún que él no lo podía oir. 

Consideré la idea de correr cuando Carlos jaló ni mochila logrando frenarme, y luego tomó mi brazo. —Estas confundida. 

—¡Tu me confundes! 

—No aceptas razones. Esme, todo sacrificio tiene un motivo y el mío eres tú —suspiró—. Mi vida también importa, quiero demasiado a Mariana como para perderla, tú eres mi amiga y sé que eres incondicional —soltó mi brazo. 

—No te puedo asegurar eso —trate de parecer cortante, debía darme mi lugar como alguna vez él dijo—. Como lo dijiste, también tengo vida, quizá encuentre alguien que no deba negar mi compañia solo por capricho de su novia. 

Lo último le molestó, su cambio de expresión lo delató, antes parecía tranquilo. 

—Mariana no es caprichosa, solo tiene inseguridades absurdas, y como su novio debo ayudarla. 

Eso me molestó. —¿Inseguridades? Estás confundido, eso es un capricho y se lo cumples como tonto. 

—El burro hablando de orejas. 

—No vengas con refranes, sabes que digo la verdad y por eso lo evades.

—Eres quien evade la verdad. —Él si fue cortante—. Vives para cumplir caprichos de tus hermanos o de cualquier idiota con cara de inocente ¿y así quieres restregarmelo a mí?  Deberías examinarte antes de hablar. 

Sus palabras fueron un puñetazo directo a mi estómago.

«La verdad duele» aquella frase llegó a mi mente. 

Y si Carlos tuviera o no razón, igual dolía. Dolía porque escuchar eso de él era como hacerlo de mi papá, alguien muy importante en mi vida. 

—¿Lo dices en serio...? —un nudo que comenzaba a formarse en mi garganta. 

—Esme... —paso las manos por su cabello en señal de frustración—. Lo único que tengo claro por ahora es que debemos darnos un tiempo. De verdad necesito arreglar las cosas con Mariana, y mientras siga esta situación tensa no lograré nada con las dos.

Amor Entre las Flores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora