41| Asumiendo errores.

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—Wow, sabía que este momento llegaría, pero no tan pronto —comentó Victoria—. ¿Quién es la desdichada?

Víctor le lanzó una mirada asesina más no respondió, pero su ausencia de respuesta no fue impedimento para que atara cabos.

—¿Acaso es...? —dejé la pregunta en el aire con la intención de que él lo confirmara.

—Sí, voy a tener un hijo con Tara.

Silencio otra vez.

—¿Ya la familia de ella lo sabe? —preguntó papá.

—No, al menos por ahora, le pedí que me dejara contarles a ustedes y luego juntos le diremos a sus tíos. La responsabilidad es de los dos, no quiero que pase ese momento sola.

—Ya hasta pareces responsable —se burló Victoria.

Le di un golpe en la cabeza por molesta, el momento no estaba para bromas.

—¿Tara como lo tomó? Además, ¿qué piensan hacer? —pregunté.

—Obviamente no lloró de alegría, pero sí estaba bastante nerviosa y preocupada... Pensó que me lo tomaría mal... Además, significa que en algún momento deberá dejar o pausar su carrera... Pero se supone que somos adultos, así que vamos a asumir esto —suspiró—. Y puede que todo haya pasado rápido, pero de verdad estoy enamorado de ella —se sonrojó levemente, algo admirable la verdad—, y aunque no es la mejor manera de iniciar una relación, lo haremos... Haré lo posible por darle lo mejor de mí al bebé.

—Por experiencia diré que nunca se está suficientemente preparado para ser padres, tener hijos es un gran desafío, hay peleas, estrés, enfermedades... Pero el amor siempre será una motivación suficiente. Porque desde que los ves por primera vez entiendes que solo quieres lo mejor para ellos —papá sonrió—, no importa si luego dejan de ser tiernos y crecen y se vuelven unos jovenes torpes; siempre debes buscar su felicidad y bienestar.

—Gracias papá, por todo lo que haces por nosotros. Ya tengo un gran ejemplo, ahora queda en mí poner todo eso en práctica.

—Dios mio, otra vez habrá un bebé en casa... —murmuró mamá conmocionada—. Voy a ser abuela.

—Va a ser mi sobrino favorito —le sonreí.

—Y yo seré su tía cool —Victoria chasqueo los dedos en señal de tener una idea—, además lo voy a malcriar para que me quiera sobre todos ustedes. Y cuando llore mucho será el turno de Esme.

Nos reímos, el ambiente seguía un poco tenso pero igual reímos.

—¿Cuándo lo hablarán con su familia? —preguntó papá— cuanto antes es mejor, además, puedes citarlos aquí si quieres estar más cómodo.

Victor sonrió rascándose la nuca. —En realidad esa era mi idea, por si acaso intentan matarme sabré donde esconderme.

—Que idiota —Victoria se echó a reir—, así que por eso nos contaste... Y aunque no creo que te maten, le diré al pobre bebé cuando crezca que su padre no era tan cobarde como parecía.

—Yo le diré que le llorabas a una moto —bromeé.

—Y qué te gustaban los chismes ajenos —siguió el juego Victoria.

—Y que eras un desastre en las relaciones.

—Y que su mamá estaba ciega al no fijarse en un mejor padre.

—¡Basta chicas! —intervino mamá—, no vamos a contarle nada malo al bebé de grande, hay que hacer que sea más nuestro que de ellos —sonrió—. Así que recojan los platos y descansen, yo iré a asimilar que seré abuela —sacudió la cabeza aún sonriendo antes de levantarse e ir a su habitación.

Amor Entre las Flores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora