38| Sin Excusas.

48 5 5
                                    

A pesar de que seguía lloviendo era una gran tarde. Estaba acurrucada junto a Edward en el sofá mientras pasaba su mano distraídamente por mi cabello y contaba algunas anécdotas de su infancia, en realidad estaba tan relajada que empezaba a darme sueño.

—¿Quieres domir?

—No —mentí.

—No te creo —entrecerró sus ojos—, se nota en tu cara que quieres dormir.

—No quiero dormir —bostecé—. Es pereza, ya se me pasará.

—Ah, que mal —fingió una sonrisa triste— y yo que te cantaría una canción de cuna... Así como me cantaste el himno...

—¿En serio? —Me incorporé para verlo mejor.

—Ya no tienes sueño.

—¡Claro que no! —volví a acurrucarme y pasé sus brazos a mi alrededor—. Tu solo empieza a cantar que ya tengo sueño.

Se echó a reír. —Esme, yo no canto.

—Pero lo dijiste.

—Solo porque sabía que me estabas mintiendo.

—¡No se vale! Yo te canté a ti.

—Esmeralda, cantaste el hinmo.

Abrí la boca con indignación. —¡Es un canto importante! Porque... Porque es el himno y debebemos respetarlo.

—Claro, igual que tu lo respetaste —ironizó.

Estaba por responderle cuando la puerta se abrió, no tuve tiempo a una reacción diferente a la sorpresa. En la entrada estaba Carlos todo mojado, su mirada cayó en mí y seguido se llevó la mano al pecho de forma dramática. —¡Por fin, pensé que nunca te encontraríamos!

Ahí caí en cuenta que detrás de él estaban Victoria y Matt, ambos también mojados.

—¿Qué sucede? —preguntó Edward.

También recordé que estaba abrazada a él y nuestro momento íntimo acababa de romperse, intenté ser rápida y despreocupada para separarme, pero terminé siendo torpe y casi caigo del sofá de no ser porque Edward me sostuvo.

Quiso reírse pero lo miré recriminatoriamente, a lo que solo me regaló una sonrisa divertida antes de soltarme.

—Bieeenn —Matt rompió mi momento de torpeza disimulando una sonrisa—. Sucede que buscábamos a Esmeralda y en el camino peleamos por la sombrilla, por eso estamos todos mojados y con una posible gripe.

—¿Y por que la buscaban en medio de la lluvia? —volvió a preguntar Edward.

—Yo iré por unas toallas, que ellos te expliquen. —Matt dejó la sala.

Victoria me dedicó una mirada extraña antes de hablar. —Me quedé preocupada cuando me llamaste, así que como Matt estaba en casa de Rosa le dije que me acompañara de regreso porque necesitaba buscarte —suspiró—. Apenas y pudimos agarrar un bus en medio de la lluvia, nos dejó a una cuadra de la casa de Carlos, supuse que estabas allí, pero—

—Lo que hizo fue aumentar mi preocupación —Carlos la interrumpió—, porque llevaba rato llamandote y no contestabas... Todos estábamos preocupados y no queríamos asustar a tus padres —Matt apreció con las toalla, Carlos tomó una envolviéndose para seguido sentarse en uno de los muebles—, así que decidimos venir a tu casa, pero solo había una sombrilla y pues peleamos por la mayor parte del camino.

—Pero no te encontramos en casa y dañamos la sombrilla que nos prestó Rosa —Victoria, quién también se sentó en uno de los muebles, suspiró—. Aunque eso ya no importa, lo bueno es que no pasaste la tormenta sola.

Amor Entre las Flores ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora