Capítulo 12

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Elías se quedó a medio metro de Kiara con Koya en brazos. Ella no tenía mucha experiencia en ligar con chicos, cada vez que alguno se acercaba a coquetear con ella, siempre terminaba soltando alguna frase sarcástica o psicológica y acababa espantándolos o mandándolo a la mierda.

Pero a Elías no. No le salía ser así con él. Le miró con aquellos ojos que despertaban curiosidad en Kiara, y sujetando aquel peluche la pregunta seguía volando en su cabeza. "¿Te parezco adorable?" Y Kiara no sabía que contestar.

–Ya estoy en casa.– Escucharon y ambos se giraron a ver como Gideon se acercaba a la puerta.– ¿Interrumpo algo?

–No, para nada.– Dijo Kiara apartándose un paso.

–Solo terminaba de enseñarle mi cuarto.

–¿Y que haces con Koya en brazos?

–Nada.– Dijo y lo dejó de nuevo encima de la cama.

–Ah, bien.– Dijo y se dio media vuelta, pero se acordó de algo y volvió a mirarles.– No tardéis mucho más en bajar. La cena casi está.

–Vale.

Gideon salió de allí y Kiara le miró. No entendía porqué Elías no podía ni pisar el cuarto de su padre pero él sí que podía entrar con total tranquilidad en la habitación de su hijo.

Cuando Kiara bajó y vio que Nani estaba terminando de poner la mesa. Kiara se quedó mirando como Gideon le hablaba con amabilidad y no podía parar de pensar en que aquel hombre jugaba con la vida de las mujeres.

–Kiara, me gustaría hablar contigo después de cenar.– Le dijo mientras los tres cenaba. Ella se quedó con la comida en la boca a medio masticar. No se esperaba algo así en la cena.

Kiara tragó lo que restaba comiendo y después bebió un poco de agua para pasar la comida.

–¿C-conmigo? ¿Sobre qué?

–No es nada serio, tranquila. No te preocupes.

–¿Y por qué no lo hablamos ahora?

–No creo que a Elías le interese.

–No lo sabe.– Dijo ella mirando a Elías en busca de ayuda, pero él no quería meterse en aquello. Se mantenía con la cabeza baja y sin hacer demasiado ruido.

–Ven a mi despacho después de cenar.– Le dijo serio.– No tardaremos mucho, lo prometo.

A Kiara no le gustó nada como sonó aquello, por eso, al terminar de cenar, cuando Gideon la reclamó en su despacho, esperaba que Elías se lo hubiera pensado un poco mejor y la acompañase

–No voy a entrar.– Le dijo mientras ambos estaban frente al despacho.

–¿Y si te lo pido por favor?

–Quiere hablar contigo, no conmigo.

–Pero...

–No quiero hacer enfadar a mi padre.– Dijo él e hizo una pausa.– No tienes que preocuparte. No has hecho nada malo.

–Eso espero...– Murmuró ella.

–Solo quiere hablar.– Le sonrió para tranquilizarla.– Nos vemos mañana, ¿vale?

–Si...

–Ah, supongo que te lo dirá mi padre, pero cuando acabéis, vuelve a tu cuarto. No puedes pasar la noche fuera de él.

–Ya, vale.

–Hasta mañana.– Elías le sonrió mientras iba a su cuarto.

–Hasta mañana.

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