Capítulo 48

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Los amigos de Kiara y ella misma se quedaron en la comisaría todo el día. Elías le estaba profundamente agradecido de que se quedara, pero después de las cosas que le había explicado no entendía porqué insistía en quedarse.

Simplemente no lo entendía. Después de lo que le habían explicado, y de decirle que Kiara ahora era libre, no entendía porqué decidía volver a encerrarse en la comisaría con él.

Y todo se volvió aún más confuso cuando cayó la noche.

–No tengo ni idea de a donde ir.– Admitió Elías mientras hablaba con la inspectora y Kiara.– No puedo volver a casa, no tengo familia con la que quedarme ni lugar a donde ir...

–Puedes venir a mi casa si quieres.– Le ofreció Kiara.

–No me siento preparado para ir a tu casa.

–Seguro que si se lo explicamos bien, mis padres entenderán tu situación y te dejarán quedarte.

–¿Cómo van a querer acoger al hijo de un hombre que te ha hecho... todo eso?– Dijo con el ánimo bajo.

–¿Y cuál es la alternativa? ¿Volver a dormir en una celda?

–No tiene por qué.– Dijo la inspectora y ambos la miraron.– Normalmente no debería hacerlo, pero, supongo que no pasa nada porque pases una o dos noches en el sofá de mi despacho.

–¿De verdad? ¿No la molesto?

–En absoluto. Prefiero eso a que duermas en el pasillo. Voy a ver si encuentro algunas mantas.– Dijo y salió dejándoles solos.

–¿Te da vergüenza ir a mi casa?– Dijo Kiara sentándose junto a Elías tras unos segundos de silencio.

–No es que me de vergüenza, pero...

–Aún te asusta lo de salir.– Elías bajó un poco la cabeza.– ¿Cómo reaccionaste cuando te detuvo la policía?

–Creo que grité, lloré y luego me desmayé.– Recordó.– La verdad es que la parte desde que salimos de la habitación del pánico hasta que me desperté en la cárcel, está algo borrosa.

–Poco a poco eso se irá pasando. Ya verás, antes de que te des cuenta estarás en la calle.

–No sé yo...– Dijo acariciando su peluche.– Esto es todo lo que me queda ahora de mi vida anterior. Y el miedo.

–¿Y yo que soy?

–Libre de irte cuando quieras.– La miró.– Ni siquiera sé por qué sigues aquí después de todo lo que ha pasado.

–Porque creo que ahora mismo necesitas una tercera rueda que te de estabilidad.

–¿Eso significa que tus amigos tenían razón?– Ella frunció el ceño.– ¿Soy tu... novio?

–No sé lo que somos.– Kiara se rio un poco.– En fin, tú nunca has tenido parejas pero siempre has tenido chicas para ti.

–Ya, pero nunca había llegado tan lejos como contigo.– Se acercó un poco.– Ellas siempre fueron mías, pero yo nunca fui suyo.

–¿Y yo sigo siendo tuya?

–Sólo si tu quieres ser mía.

–Quiero ser tuya.– Kiara le sonrió y Elías le devolvió la sonrisa.

–Eso me hace tuyo.

–¿Eres mío?

–Todo tuyo.

Kiara no sabía en qué momento de su vida había cambiado de idea con respecto a pertenecer a Elías, pero ahora lo tenía bastante claro.

Elías se acercó un poco a Kiara, pero al pasar la mano por su mejilla para besarla, la puerta se abrió de nuevo y con la entrada de la inspectora ambos se separaron.

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