Capítulo 42

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Lo siguiente que pasó, fue que Kiara y Elías terminaron arrodillado a uno frente a otro en el cuarto de ella. Su padre le había dicho que atase las muñecas de Kiara mientras él preparaba un par de cosas, pero Elías era incapaz. Llevaba un rato con la cinta americana en la mano pero sin hacer nada.

Él ni siquiera la miraba a la cara. Tenía la cabeza agachada y se mantenía en silencio. La herida de Kiara había dejado de sangrar y ahora solo tenía sangre seca por la frente, pero aquello le importaba poco ahora mismo.

–No quiero hacer esto.– Susurró Elías.

–No tienes que hacerlo.– Le animó Kiara.

–Si que tengo.– Elías despegó la cinta y comenzó a atar las muñecas de Kiara.– Se lo he prometido a mi padre.

Kiara se mantuvo en silencio mientras Elías seguía con la cinta. Cuando terminó, cortó la cinta con los dientes y se aseguró de que estuvieran bien atadas.

–¿En que piensas?– Le preguntó Kiara.

–No lo sé...

–Antes has dicho que no podías entender nada. Sigues intentando procesar toda la información, ¿verdad?

–Es que no sé lo que es real y que no. No sé qué creer.

–Por lo menos no has tenido un ataque de pánico.

–Lo he reprimido varias veces.– Confesó.

–Elías, ahora más que nunca tienes que ser inteligente. Y darte cuenta de que ese hombre no te traerá nada bueno. Terminará matándote.

–Pero es mi padre.– La miró.

–Elías, él no...

–¿Has terminado ya?– La interrumpió Gideon entrando en la habitación con una correa y ambos le miraron.

–Si.– Dijo Elías casi sin fuerza.

–La boca también.– Le dijo su padre señalando a Kiara.

–¿Qué?

–Que le tapes la boca. No gritará ni pedirá ayuda si podemos evitarlo.

–¿Es realmente necesario?

–Te dije que la dejaría vivir, pero que lo haríamos a mi manera. Así que sí. Es realmente necesario.– Elías suspiró.– Hazlo.

Elías cortó un trozo de cinta y miró a Kiara a los ojos antes de acercarse.

–Lo siento.– Le dijo él en un susurro.

–No pasa nada.

Kiara le dedicó una sonrisa compasiva antes de que Elías la tapase con la cinta. Antes de apartar las manos de ella, Elías le acarició las mejillas.

–Bien.– Dijo Gideon levantando a su hijo.– Con el tiempo aprenderás a deshacerte de los sentimientos.– Gideon habló mientras ataba uno de los extremos a uno de los postes de la cama y el otro al collar de control de Kiara con un candado. Ella apartó un poco la cara mientras la ataba y la apartó del todo cuando él la acarició el cuello.– Se una buena chica, no tires y no te partirás el cuello.

Gideon sonrió a Kiara de nuevo antes de levantarse y acercarse a su hijo.

–Vámonos.

Gideon le pasó la mano por los hombros para girarle y hacerle caminar por donde él le guiaba.

–¿A donde vamos?– Quiso saber Elías.

–A un lugar seguro.

–¿Y qué pasa con ella?– Elías intentó mirar hacia atrás pero Gideon le volvió a girar la cabeza hacia delante.

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