Capítulo 14

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Nani les echó la bronca a Kiara y Elías por comerse casi todo el bote de helado y el chocolate poco antes de la cena, pero ambos se lo tomaron como algo bastante divertido y se rieron cuando yo no podía verles.

Resultó que el padre de Elías había vuelto a casa minutos después de que él fuese a consolar a Kiara por lo del cumpleaños de su hermana, pero decidió no molestarles.

Durante la cena, Kiara se sintió relajada, ya que cada vez que miraba a Elías recordaba como de bien la había tratado aquella tarde. Ninguno de los chicos que había conocido la había tratado así, aunque, con ninguno de ellos había compartido momentos como aquel. Con Elías todo era diferente, puede que porque él mimo fuera diferente.

–Kiara, he encontrado un profesor que a partir de mañana vendrá darte clase.– Dijo Gideon de repente. Ella levantó la mirada extrañada y le miró.

–¿Clase?– Preguntó Kiara.

–¿Un profesor?– Preguntó Elías.

–Si.– Él la miró.– Digo yo que querrás terminar la carrera.

–Si, pero... yo estudio psicología.

–Lo sé. No hay ningún problema.– Dijo Gideon.

–Y... necesito un ordenador para hacer un trabajo.

–¿Qué clase de trabajo?– Gideon entre cerró los ojos como si desafiase a Kiara, pero ella no se achantó.

–Uno. Si quiero aprobar, necesito hacer ese trabajo. Con un ordenador.

Ambos mantuvieron un pequeño duelo de miradas algo intenso en el que Elías se sintió algo perdido.

–Si quieres, puedo dejarte el mío.– Le dijo al final.

–No te preocupes. Le conseguiré un ordenador.– Dijo Gideon antes de seguir comiendo.

Kiara sintió aquello como una pequeña victoria, aunque sabía que Gideon haría algo para que no pudiera contactara con nadie.

Por la mañana siguiente, cuando salió a desayunar, Elías aún no había bajado. Nani estaba terminando de servir el desayuno cuando ella vio un portátil encima de la mesa.

–¿Eso es...?– Dijo Kiara señalándolo.

–El Sr. Foster lo ha dejado para ti, cariño.

Kiara se acercó al portátil y lo cogió con ambas manos. Era algo más pequeño de lo que era el que tenía en la universidad, pero le valdría de sobra para aquello.

–Mi padre siempre cumple sus promesas.– Dijo Elías entrando en el comedor.

–No me esperaba que lo consiguiera tan pronto.

–Bueno, tienes que empezar tus clases y ese trabajo tuyo.– Dijo mientras se sentaba y empezaba a desayunar.– ¿Sobre qué va?

–Aún no lo he decidido.– Dijo mirándole.

–Seguro que encuentras alguna idea pronto.

–Si... Seguro que si.

En aquel momento, a Kiara se le ocurrió una idea que podría funcionar por primera vez en meses.

Dejó el ordenador a un lado y desayuno tranquilamente con Elías. Al cabo de un rato, cuando ambos ya habían terminado, Triana vino y empezó a darle clase a Elías. Kiara ya pensaba que su profesor no aparecería tras casi una mañana perdida, pero entonces el timbre volvió a sonar.

Triana se vio obligada a interrumpir las clases al ver que Elías le prestaba más atención a la puerta que a ella. Kiara también se asomó por el pasillo para ver cómo Nani abría la puerta y entraba un chico moreno de ojos verdes. Le preguntó algo a ella a lo que respondió haciéndose a un lado y señalando a Kiara. Él la miró con una sonrisa y se acercó.

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