–No me parece que sea una buena idea.– Dijo la inspectora cruzandose de brazos.
–Lo sé, pero necesito hablar con él.– Dijo Elías levantándose.– Quiero saber porqué lo hizo. Porqué me apartó de todo y de todos. Y por qué me las daba y me las quitaba a su criterio.– Dijo mirando a Kiara y después volvió a mirar a la inspectora.– Yo creo que me lo merezco, ¿no?
–Podemos hacerle esas preguntas por ti en un interrogatorio.
–No. Quiero que me mire a la cara y que me lo diga a mi.
La inspectora le aguantó la mirada un par de segundos hasta que por fin suspiró dandose un poco por vencida.
–Mira, hablaremos de esto mañana. Estamos todos cansados, y seguro que mañana lo vemos todo mucho más claro, ¿de acuerdo?
Elías simplemente asintió, aunque tenía muy claro que no cambiaría de idea. Kiara vio lo agobiado y cansado que estaba en aquel momento, así que le dio un beso en la mejilla para despedirse y salió del despacho junto a la inspectora.
–¿Va a a dejar que lo haga?– Le preguntó Kiara mientras la acompañaba a la salida.
–No lo sé. No sabemos como podría reaccionar ninguno de los dos.
–Puede que Elías no entienda muchas cosas. Pero no tiene un pelo de tonto.
–¿Crees que debería dejarle hablar con su padre?– La inspectora la miró.
–¿Oficialmente? No. ¿Extraoficialmente?– Kiara no contestó.
–Tú tampoco tienes un pelo de tonta, ¿lo sabes?– Kiara sonrió.
–Sí.– Kiara se detuvo antes de marcharse.– Una cosa más, inspectora.
–Dime.
–¿Cómo lleva la búsqueda de sus padres?
–Pues... creo que Elías pronto podrá abrazar a una madre de verdad.
–¿En serio?– Kiara la miró sorprendida.
–Mañana lo sabré. Que descanses.
Ni Kiara Ni Elías pudieron dormir bien aquella noche. Sabían que pasase lo que pasase el día siguiente, sería uno de los más duros de sus vidas.
Cuando el despertador de Kiara sonó, ella ya llevaba un rato despierta. Llevaba horas pensando en todo lo que había pasado en la comisaría antes de irse la noche anterior, y no quería esperar más para terminar. Se preparó todo lo rápido que pudo y salió hacia la comisaría.
Cuando llegó, vió a Elías de pie mirando el tablón de pruebas de su caso y el de su padre. Tenía las manos a la espalda y una mirada muy seria que apenas parpadeaba. Le habían traído ropa limpia y parecía que acabase de salir del baño después de una de sus largas sesiones de belleza. Ahora llevaba una camisa larga, casi hasta sus rodillas de rayas azules y blancas, con el dibujo de unas rosas a su espalda. A parte de eso, llevaba unos vaqueros con una camiseta blanca holgada y unas botas negras. Sin duda aquella ropa era suya. Kiara se acercó a él y se colocó a su lado sin decir nada durante unos minutos.
–¿Que te ha dicho la inspectora?– Le preguntó al final.
–Mi padre está viniendo desde la prisión federal.
–¿Estás preparado?– Ella le miró, pero él no apartó la mirada del tablón. De las fotos del cuerpo herido de Kiara o de la larga lista de nombres de las mujeres que trabajaban para Gideon.
–No creo que pudiera estarlo nunca. Así que mejor cuanto antes.
–¿Quieres que entre con...?
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Yours
FanfictionDespertarse en una habitación que no conoces, sin apenas recuerdos de la noche anterior, y con ropa que no es la tuya, asusta. Pero que, a través de un cristal, un chico te diga que eres su último regalo y que ahora eres de su propiedad, asusta aún...