Tal como prometí. Al siguiente día comí con Shuri y su familia. Platicamos de todo y nada. Me sentía muy agusto alrededor de ellos. Y de la mayoría de la gente que conocía. Era algo que me alegraba sobremanera. No podía pedir mas; El dinero no vale nada, si no tienes con quien disfrutarlo.Decidí tomarme el resto del día, así que con pasos decididos pero tranquilos caminé a la habitación de Bucky con la esperanza de encontrarlo e invitarlo a pasear. Steve me dejó el mensaje de que estaría ocupado por el resto del día, pero que me vería por la noche.
Toqué suavemente y a los 7 segundos con exactitud se abrió, revelando la cara de un ex-sargento que conocía muy bien.
-Salimos?.-pregunté directa. Siempre es el mejor ataque.
-Claro.
Paseábamos por las atestadas calles de wakanda, disfrutando del abrazante sol de áfrica. Nadie decía nada, pero no era necesario. Era uno de esos silencios cómodos.
Bucky se acercó a ver un puesto de banderillas sonriendo melancólicamente. Seguramente recordando cuando Steve compró salchichas envés de boletos para el tren. Me acerqué al comerciante y pedí dos de ellas en Wakandiano. Lo había aprendido apenas llegué, al darme cuenta de que solo la realeza y una pequeña parte de los cabecillas hablaban ingles.
-Hablas su idioma.-pronunció Bucky sorprendido, tomando las banderillas que le extendí mientras pagaba.
-Era eso o gruñirles a todos en la cara, intentando que me entendieran.
-Aun así, todos nos observan.-dijo incomodo por las miradas nada discretas de la multitud.
-Es que somos unas perfectos especímenes New Yorkinos.-bromé mientras mordía la banderilla que ahora se, es cordero.- Supongo que no hay muchos extranjeros que paseen por sus calles seguido. Al menos estas conmigo ahora, ya no soy mas el centro de atención. Pero descuida, se acostumbran y tu a ellos. Es como ir a Alemania por primera vez y ver pura cejas rubias.
-O a Corea, sus rasgos son totalmente opuestos, mucho mas finos. Y su luenga es increíble.
-Lo se, su idioma es uno de mis favoritos. Me gustaba tanto, que en menos de medio año ya lo dominaba por completo.
-Cuantos idiomas hablas?
-10, sin contar el natal.
-Que son?...
-Un poco de todo... Ingles, Español, Francés, Farsi, bla bla bla un poco de Krill "no mucho, pero me defiendo". Estuve poco tiempo en Asgard como para dominarlo por completo, y ahora Wakandiano.-presumí sonriente.
-Estuviste en Asgard?
-Sii!!.-relaté emocionada.-El tío Thor cumplió su promesa y un día, regresó y me llevó de sorpresa. Tienen clases de todos los idiomas de los nueve mundos. Pero no le digas a mis padres!. Ellos no lo saben; creen que estuve en Shield todo ese tiempo.
-Y Steve lo sabe?
-Obvio si! El siempre es cómplice en mis aventuras. Y ahora tu también. Guarda mi secreto, por favor.
-Tienes mi palabra.
-Bien! Continuaré... En cuanto a los demás idiomas...el Ruso jamás lo he contado, nunca e podido dominarlo, me causa demasiados problemas.
-O tal vez no tuviste un buen maestro.-mordió su banderilla, mientras me observaba.- Yo podría enseñarte, si así lo quieres. Es un idioma que domino a la perfección.
-En serio?.-pregunté. El asintió.-Seria fantástico!
Seguimos nuestro viaje con naturalidad. Como si fuéramos viejos amigos, hablando de cosas triviales hasta que regresamos al palacio. Como la vez anterior lo acompañé a su habitación donde me despedí cordialmente, para después dirigirme a la mía, donde estudié un poco mas sobre neurología y sus derivados, hasta que un par de horas después mi olvidado celular sonó. Era extraño; pues desde que llegué aquí utilizaba las perlas kimoyo para todo tipo de comunicación. Escuchar el viejo tono de mi celular me causo cierta nostalgia. Y en parte cierta esperanza de que fuera mi padre el que hablaba. Lo tomé con cuidado en mis manos ahora sudorosas, y presioné el botón de encendido, revelando un mensaje de un numero desconocido, que relataba lo siguiente: Te gusta el pay de ciruela?
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LEALTAD (La Hija De Tony Stark)
FanfictionEllbereth Stark; la heredera de un gran imperio, pero también de una fuerte voluntad como la de su padre. Juntos eran el dúo perfecto, hasta que una amistad la hizo cambiar de perspectiva de su vida tan prometedora. Tuvo que sacrificar los diamante...