"Pasajeros rumbo a Nueva Zelanda, favor de abordar por la Terminal B"
Tomé mi mochila y pasé a la fila de abordaje, donde me pidieron mi pasaporte y mi boleto en tercera clase para no llamar la atención. Aunque mi nuevo cabello no ayudaba en mucho. Y eso que la holgada capucha lo ocultaba un poco.
-Que tenga buen viaje.-sonrió la empleada.
-Gracias.-respondí educada, con mi marcado acento americano.
Llegué a mi asiento, junto a la ventana gracias a dios! Sería un vuelo largo. Poco mas de dieciocho horas. Mis piernas se dormirán en las primeras dos horas, por el reducido espacio del asiento. Pero al menos nadie de por aquí me conocería.
-Vamos!... Vamos maldita llave!.-gruñí fastidiada de que la anticuada puerta no abría con facilidad. Extrañaba los censores para huella o mínimo de tarjeta. Después del quinto intento, se escuchó el típico ruidillo del cerrojo deslizarse.-Ya era hora!
Entré al viejo departamento, de la pequeña comunidad de Haast. El lugar mas remoto de Nueva Zelanda. Y vaya que se notaba, todo parecía ambientado en los ochentas. Solo mira esas cortinas! Seguro que vieron tiempos mejores hace treinta años. Pero que puedo pedir. Mantener un perfil bajo es esencial; y tampoco es que nadara en dinero justo ahora. Debía encontrar un trabajo. Encendí las amarillentas luces y busqué mi habitación, que era un poco obvia pues solo había dos puertas dentro del departamento. El baño y mi cuarto. Tire mi mochila en el pequeño sofá y tomé asiento en el dudoso y resortudo colchón.
-Sonríe Ellbereth, al menos tenemos vida.-dije en el momento en que mi estomago gruño.-Y hambre.
Resignada cogí mi abrigo y un par de cosas mas, en busca de algo muy importante. Una tienda de empeño. No fue difícil de encontrar. El lugar era en extremo pequeño. Como no se aburrían?
-Hola?...-hablé entrando al local.
-Buenas tardes!.-sonrió un hombre totalmente calvo rondando los sesenta años.-Le a gustado algo?
-En realidad vengo a vender algo.-dije sacando un par de relojes, en extremo lujosos de papá que guardaba en el departamento en Rusia en su enorme caja fuerte. Que afortunada era, al saber la contraseña de cada una de ellas.
-Vaya! Esta segura de deshacerse de ellos. Son excelentes ejemplares.-pronunció observándolos con fascinación.-Son ediciones limitadas...ya no hacen mas de ellos. Solo hay tres iguales en el mundo.
-Necesito el dinero.-respondí sincera.-Por favor acéptelos.
-Aunque quisiera...cuestan millones. No podría ni pagarle la cuarta parte de uno solo de ellos. Debería ir a una ciudad mas grande. Con lo que balen los dos juntos podría comprar toda Haast sin problema.
-No importa! Lo que pueda darme. En serio; necesito ese dinero.-expliqué desesperada por al menos cubrir la renta por un par de meses.-Necesito pagar miles de facturas y hacer el Super.
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LEALTAD (La Hija De Tony Stark)
FanfictionEllbereth Stark; la heredera de un gran imperio, pero también de una fuerte voluntad como la de su padre. Juntos eran el dúo perfecto, hasta que una amistad la hizo cambiar de perspectiva de su vida tan prometedora. Tuvo que sacrificar los diamante...