Capítulo 37

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Estaba decidido, Jungkook iba a terminar ese tipo de relación que tenía con Jimin. Estaba a tiempo aún, el eclipse iba a pasar al otro día ya, por lo que, la suave capa de los ojos de Jimin estaba apunto de desaparecer.

Y no, no es jugar sucio.

Es aprovechar las oportunidades.

Se había puesto a pensar mejor las cosas, sus hijos, ellos en un futuro les ganará la curiosidad, por lo que necesitaba alguna excusa mísera, en cambio, si terminaba ese tipo de relación con Jimin, se ahorraría absolutamente todo.

— Insisto, tienes que pensarlo mejor... —

— Estoy completamente decidido, Jin — Se paseó.

En esos momentos, Jimin tuvo que salir de la habitación por papilla para sus niños, pero en una de las puertas que estaba entreabierta logró escuchar la voz de su ahora novio.

— Pero Jimin, ¿Él que pensará? Tienes que tomar en cuenta sus opiniones.

— El eclipse es mañana, no hay tiempo que perder, se lo diré hoy, pero de que termino todo esto, lo termino — Habló muy seguro de sus palabras.

— ¿Terminarme...? — Se alejó dos pasos de la puerta.

Jungkook estaba tan desesperado que nisiquiera se percató de su presencia.

— ¿Y los niños? — Preguntó Jin un poco más calmado, entendía la situación.

— Me harás el favor de cuidarmelos, me llevaré a Jimin a otro lugar para estar más tranquilos y poder decirle todo, no está bien que lo esté engañando.

— ¿Engañarme? ¿Pero qué...? — Caminó directo a su habitación, había escuchado lo suficiente.

Se sentía levemente asfixiado, no quería estar a solas con Jungkook por miedo a sus palabras, que lo lastime justo como ahora lo estaba haciendo. ¿Había fallado? Pero, ¿En qué? Lo trataba bien, o mínimo no se quejaba.

Tenía ganas de llorar.

Pero lastimosamente no podía.

Se frustró, tiró de sus cabellos un poco intentando controlarse, tal vez los vampiros no podían sacar esa emoción de tristeza dibujada en lágrimas, pero también sentían, tenían sentimientos similares a los de los humanos incluso más fuertes por la eternidad.

Miró a sus hijos que jugaban con pelotas de plástico, ¿Y ahora? ¿Qué iba a hacer cuándo ellos le preguntaran que en dónde estaba su otro papá? O en equivocación, su mamá. Se puso de cuclillas acariciando las hebras negras y castañas, ellos no tenían la culpa de nada.

En esos momentos no sabía que hacer, en su momento dudó del amor que le tenía a Jungkook, pero entonces, ¿Por qué diablos le dolía el saber que su relación se iba a ir a la mierda?

Miró el reloj en la pared que marcaban las 7, ya iba a dar la noche y sus nervios aumentaron al escuchar a lo lejos los pasos conocidos de Jin.

— Bebé, Jungkook dice que necesita hablar contigo — Tomó asiento en la amplia cama.

Se veía tan natural, como si la situación no le afectara.

— Estoy con mis hijos, ahora no puedo... — Trató de excusarse.

— Es necesario, Jimin — Esta vez la voz de Jungkook se escuchó tras suyo.

Lo regresó a ver como un cachorrito, juraba que quería llorar y detestaba el no poder hacerlo, limpió su nariz con la manga de su suéter y se levantó dándoles una última mirada a sus hijos.

¡Vampire! ~Kookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora