Capítulo 35: Volvamos A Casa

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Me pasé el resto de la noche enviándole mensajes de texto a Niko para saber en dónde estaban.

Cuando Roger despertó, me encontró en el sofá con el teléfono en la mano y con una cara de animal degollado.

— ¿No dormiste nada? — preguntó Roger.

— No... — respondí con voz de ultratumba.

— ¿Cómo esperas encontrarlos si ni siquiera has dormido bien?

— Le he enviado más de 50 mensajes y aun no contesta.

— ¿Has intentado llamar? — marqué el número

"Hola, habla Niko. Por el momento no quiero contestar. Deja tu mensaje y posiblemente no lo conteste porque posiblemente lo olvide. Beep..."

— Ya veo... ¿Por qué no...esperas unas horas para ver si vuelven?

— Me sentiría mejor si salgo a buscarlos...

— Pero no sabes dónde buscar.

Me dejé caer en el sofá y me quedé recostada con la cara undida en el cojín por un largo rato mientras rozaba el suelo con mi mano libre.

Estaba tan cansada, que apenas me daba cuenta de lo que hacía en ese momento. Y justo antes de caer por completo en el sueño, di unos pequeños golpes con la punta de mi dedo.

No estoy segura de cuanto tiempo estuve dormida. Solo recuerdo el haber soñado con los buenos momentos que tuve con esos tres antes de que se fueran. Al parecer los momentos sacados de una película de anime eran buenos momentos para mí.

Para cuando desperté, noté de inmediato que Roger me había cubierto con una manta y que mi cabeza estaba sobre su regazo.

Llamó un poco mi atención escucharlo hablar amenamente con alguien mientras bebía algo. Olía a té de menta.

Luego caí en la cuenta de lo que pasaba. Cuando abrí los ojos, vi a Mox sentado en una silla cruzado de "piernas" mientras bebía una taza de té y conversaba con Roger.

— Oh, que bueno que despierta, Señorita Kary ¿Descansó bien? — Sonrió.

— Yo... Sí ¿Qué haces aquí?

— Lo mismo quería preguntarle; pero se veía tan adorable ahí dormida que decidí dejarla y platicar con el señor Roger, que por cierto, prepara un excelente té.

— Ah... Claro — me senté cubriéndome con la manta y apoyándome en el hombro de Roger.

— ¿Te sientes mejor? — me preguntó.

— Sí, un poco.

— Ahora bien — dijo Mox, dejando la taza en la mesa y poniéndose de pie — ¿Cual el motivo de que me llamara? — preguntó colocando sus manos en la espalda.

— Ah... No recuerdo haberte llamado realmente. Lo siento.

— Señorita Kary, voy a ser sincero con usted — parecía bastante calmado — he estado aquí al rededor de 3 horas charlando con su novio de una infinidad de cosas sin importancia real. No puedo irme y decirle al amo Lucifer que me ausenté por todo ese tiempo para que usted me diga que fue un accidente. Debe haber algo que pueda hacer.

— Podría ayudarte a buscar a los demás... — dijo Roger. — No sabía para qué lo habías llamado; pero no tuve corazón para despertarte.

— Mox vino de repente ¿y tú solo lo atendiste como una visita normal? — lo miré.

— Bueno, supuse que si esto es algo normal en tu vida, también tendría que serlo para mí.

— Este sujeto es un santo — dijo Mox — no creo cansarme de decirlo. En fin ¿quiere ayuda para encontrar a sus demonios?

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora