Capítulo 16: El Susto De Kary

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Había pasado una semana desde que pasé la noche con Roger. Luego de eso, no había tiempo para estar juntos, ya que Alex había estado un poco enfermo y ambos habíamos tenido mucho trabajo.

Al fin era mi día de descanso, y mi primer acto al despertar, fue correr directamente al baño.

— ¿Kary? — preguntó Anthony. — ¿Estás bien?

— Aún es temprano ¿Por qué haces ruido, gato estúpido?

— Kary corrió al baño. Parece estar vomitando...

— ¿No será que le dio asco tu aliento de atún? ¡Oye, quítate de encima! ¡Kary!

Abrí la puerta de golpa haciendo que ambos dejaran lo que estaban haciendo.

— Te ves mal... — Dijo Niko.

— ¿Estás bien?

— No... Me siento... — volví a correr al baño. — Anthony se transformó en humano; y una vez que acabé, me llevó al sofá en sus brazos, me cubrió con una manta, y me preparó un té de hierbas — gracias... — volvió a ser un gato y se acurrucó a mi lado.

— Wow. Literalmente vomitaste todo lo que comiste anoche ¿huele a vodka?

— ¿Podrías tirar de la cadena? No sé qué pasó... No suelo vomitar nunca...

— ¿Es posible que Roger tenga algo que ver en esto?

— ¿Por qué Roger?

— Bueno... Ustedes pasan la noche juntos bastante seguido cuando pueden... Es posible que tú... Que él...

— No lo creo... Usamos protección.

— Hay un cierto porcentaje en el que esas cosas fallan...

— ¿Crees que es posible que yo esté en ese porcentaje? ¡Niko tira de la cadena y sal del baño!

— Bueno... También hay un porcentaje de personas que terminan viviendo con demonios en su hogar...

— Sí... — apareció Niko — es casi del 0,0000000002% eres una suertuda.

— ¿Dicen que estoy...? ¿Que podría estar...?

— Es posible... — dijo Anthony.

Tuve problemas para procesar la situación. No estaba  realmente lista para tenes hijos. Ni siquiera era capaz de cumplir con los horarios estrictamente ¿Cómo iba a cuidar a un niño.

— ¿Kary?

No podía ser posible. Si algo hubiera salido mal en algún momento, Roger me lo habría dicho ¿Qué diría él si en realidad estoy...?

— Kary...

Esto esta mal. ¿Qué iba a ser de mi si...?

— ¡Kary! — exclamó Niko.

— ¿Qué?

— Mírale el lado bueno — continuó — los niños son agradables. Siempre tienen energía para jugar. Son diversión sin límites.

— Ni hablar — dijo Anthony — son molestos, descuidados, y no miden su fuerza al momento de abrazar. Son una completa molestia, como tú. Además, siempre lloran por todo. Que fastidio.

— Espero que sea alérgico a los gatos. Así podremos deshacernos de él...

— Supongo que solo hay una forma de averiguarlo... — dije

Aún me sentía mal del estómago así que mandé a Anthony y a Niko a comprar un test de embarazo a la farmacia más cercana.

Envié a Anthony porque de los dos, estaba segura que él sería más responsable que Niko. Que solo traería lo que pedí.

Me levanté para servirme un poco más del té que Anthony había preparado. Y cuando tiré las hojas al basurero, vi algo extraño.

En el interior del basurero había un pote de helado de menta, una lata de atún, y una botella de Vodka.

— ¿Pero qué?

Comencé a recordar algo de la noche anterior.

La noche anterior...

— ¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo! ¡Sí...!

— Kary es grandiosa... — dijo Anthony.

— Cuando se toma una botella así, no hay nada que la detenga. Así llegué yo... — se reía.

— ¿Qué?

— Oye Kary, a que no te puedes comer un litro de helado de menta en menos de 10 minutos...

— ¡Claro que sí...! — estaba ebria —¡Vas a ver... Vas a ver que no hay nada en el mundo que no pueda hacer...! — Miré a Anthony — ¡Vamos! ¡Tú también rétame a algo!

— Ah... Apuesto a que no puedes comerte una lata de atún junto con el helado de Niko...

— ¡Venga ya...!

La puerta se abrió.

— Kary, ya volvimos. Te trajimos... — ambos se quedaron quietos al verme.

— Ustedes dos...

— Kary... Cálmate... — les mostré el pote de helado, la lata de atún, y la botella. — Oh.... Así que eso era...

— Ustedes dos...

— No puedes culparnos... Tú accediste a hacerlo... — dijo Niko con voz temblorosa.

— Es cierto... — dijo Anthony — solo hice lo que tu ordenaste. Además, Niko fue el de la idea...

— ¡Eres un gato chismoso!

— ¡Perro estúpido!

— ¡Gato asqueroso!

— ¡Kary, no! — gritaron cuando los tomé del cuello y los arrasté hacia la terraza — ¡Kary, piedad, está lloviendo! — los lancé afuera.

— No sé por qué llegaron a la conclusión de que estaba embarazada... Pero sí, tienen razón. Fue mi culpa, ya que estaba ebria. — sonreí. — Es por eso que solo se quedarán ahí hasta la noche. Y no intenten aparecer adentro, porque los volveré a sacar.

— ¡Son las dos de la tarde!

— Exacto. Nos vemos en la noche. — cerré la cortina.

— ¡Kary...!

Guardé el test de embarazo en mi cajón. Me puse los audífonos para no oír los gritos de esos dos. Y me limité a dormir una siesta.

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora