Capítulo 20: Piscina

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El segundo día de nuestras vacaciones tuvo un despertar bastante tranquilo. Roger y yo tuvimos un despertar algo caluroso que se alivió después de un rato.

La noche anterior nos pusimos de acuerdo en que todos pasaríamos el día en la piscina como "familia".

— ¿Por qué traer al gato?

— ¿Por qué traer a Niko?

— ¿Por qué no se callan?

Nos instalamos en un espacio para disfrutar del sol y el agua. Niko, Alex y Anthony corrieron hasta la orilla y se lanzaron al agua.

— A Anthony le agrada el agua — dijo Roger.

— Así parece.

Fue lindo verlos a los tres jugar tranquilamente en el agua mientras Roger y yo los mirábamos desde los asientos.

— ¡Oye, Kary! — Niko llamó mi atención — ¡Atrapa!

— ¡¿Pero qué?! — Niko hundió a Anthony y me lo lanzó dejándome empapada de inmediato. — ¡¿Qué demonios te pasa?! — Bajé a Anthony que parecía un estropajo mojado — ¿Estás bien?

— Creo que iré a dar un vuelta... — murmuró alejándose.

— Eres un animal... — le dije a Niko. Roger no dejaba de reír.

Terminé por sacarme la ropa y quedarme en mi traje de baño. Sentí un poco de vergüenza al notar que varios me miraban.

— Tranquila — dijo Roger tomando mi mano — no les prestes atención.

— Claro...

— ¿Quieres beber algo?

— Está bien.

— Ya vuelvo...

En cuanto Roger se fue, un chico se acercó y se sentó junto a mí como si nada. Yo intenté no prestarle atención; pero me puso nerviosa el ver que acercaba su mano hacia mi pierna.

— Con permiso... — alguien lo detuvo — lo siento, amigo. La chica está ocupada — era Anthony en su forma humana. — ¿Por qué no te enfrías un poco? — lo levantó del piso como si fuera de papel y lo lanzó al agua.

— ¡Oye que divertido! — dijo Niko — yo también quiero hacer eso... — salió del agua y me agarró de un pie.

— ¡Oye, Suéltame! — me puso de cabeza — ¡Anthony has que me baje...!

— Déjala en paz — me tomó y me dejó bajo su brazo — ¿Por qué mejor no vas al agua con los niños? — lo lanzó al agua — ¡oye no...!

Niko agarró a Anthony, quien en ningún momento me soltó, por lo que acabamos los tres en el agua. Por suerte, Alex se había ido a sentar en la silla de Roger.

— Anda, Kary. Diviértete — dijo Niko mientras me tiraba agua.

— Ya basta. Eres un inmaduro... — dije mientras intentaba defenderme. — Anthony has... ¿Dónde está?

— Allá va... Oye, son las chicas de ayer.

En verdad creí que Anthony era un poco más decente que Niko. Pero por lo visto, no era así.

— Sí que tiene el ego muy alto desde que llegó a este lugar...

— Son bastante jóvenes... — dije mirando a las chicas hasta que se fueron junto con Anthony.

— Creo que habian dicho que estaban en un paseo de su escuela. Tienen entre 18 y 20 años. Olían bien ayer.

— ¿Olor?

— Las chicas tienen un olor particular cuando no han estado con nadie... Pero ya no lo tienen... Gato libidinoso...

— ¿Acaso él...? ¿Ellas eran...? — Sentí un ligero jalón de mi bikini — ¡Oye!

— Quítamelo si puedes... — comenzó a reír.

— Ahora si...

Sentí mucha vergüenza al ver que otros tipos me veían por la jugarreta de Niko. Pero les cambió por completo la cara cuando logré hacer que me devolviera el bikini y le di una paliza.

— Maldito idiota...

— ¿Se divierten? — volvió Roger con las bebidas.

— ¿Tendrán helado de menta aquí? Creo que no lo he comido en un par de días...

— Sí, creo que en el bufete vi que había helado de menta.

— Luego nos vemos... — corrió hacia el bufete. Alex se fue con él. Comenzaba a preocuparme por el niño.

Roger y yo disfrutamos la tarde juntos en la piscina hasta que nos dio frío. Por lo visto, esa noche iba a llover. Ver el clima fue lo único que no hicimos antes de venir a este lugar.

Cuando subimos a la habitación, vimos a Anthony salir de la habitación que estaba frente a la nuestra. Se veía fresco y relajado. Nos saludó como si nada cuando pasó junto a nosotros; y cuando se perdió en el pasillo, apareció el gato corriendo hacia nosotros.

— Mira, Anthony apareció.

— Si...

— ¿A dónde irá todo el día?

— Yo también quisiera saberlo... — dije entre dientes.

Después de un tiempo viviendo así, era mejor fingir demencia que aceptar las cosas como eran con ellos dos.

— Volvimos...

— Hasta que dejaste de comer.

— Habría seguido; pero el encargado dijo que ya no había más...

— Amén por eso. — dije. — bueno, Supongo que... — Un trueno enorme me hizo callar. Alex se asustó mucho — Si quieres Alex podría dormir contigo. Yo dormiré en la otra habitación con los chicos. — me di cuenta de lo que dije —... Con Niko y el gato.

— Te lo agradezco. — me besó.

— ¡Pijamada con Kary! — exclamó Niko dentro de la habitación.

— ¿Qué acaso no se cansan de hacer lo que hacen todo el día?

— Para nada — dijo Anthony — por eso somos demonios.

Al poco rato se desató una tormenta ; pero algo me decía que no sería una noche tranquila con esos dos. La tormenta pasó a segundo o tercer lugar.

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora