Capítulo 42: Mox

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Luego de que Lucifer se fuera, Mox comenzó a lloriquear como un niño mientras decía que lo habían despedido y que ya no valía nada y eso.

— Oye... — dijo Anthony, completamente irritado por el llanterío de una hora consecutiva — ¿Quieres dejar de llorar de una puta vez?

— ¡El Amo me despidió! — continuó — ¡¿qué voy a hacer ahora?!

— Mírale el lado bueno — dijo Niko mientras comía helado — ya no tienes que aguantar los tratos de Lucifer y puedes cambiar de oficio — Eso solo lo hizo llorar más.

— ¡¿Se puede saber en qué estabas pensando?! — miré a Roger — ¡Roger, ¿otro más aquí?!

— ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Dejar que él te hiciera lo primero que de le viniera a la mente?

— Supongo que Roger tiene razón — dijo Anthony — Si bien le agrado ver tu desplante, no iba a dejar pasar el que le hablaras de ese modo.

— Además... — dijo Evee — Ya se veía que quería deshacerse de la cabra y... — Mox comenzó a llorar más fuerte.

— ¡¿Siempre tienes que hacer esos comentarios?! — exclamó Anthony.

— ¡Pues discúlpame por decir la verdad!

— ¡Suficiente! — todos guardaron silencio al oírme — ¡dejen de discutir y mejor comiencen a pensar en como arreglar esto! — miré a Roger — Tú aceptaste el trato. Tú hazte cargo de Mox. — me miró sorprendido.

— No es necesario que peleen por mi culpa — dijo Mox — encontraré otro lugar para no incomodar a la señorita Kary...

No pude evitar sentir lástima por el sátiro, ni culpa, por las miradas de todos hacia mí. Así que no tuve más opción que aceptarlo.

— Mox, espera, no te vayas... Puedes quedarte con nosotros — le dije.

Mox me miró con ojos brillantes y una enorme sonrisa antes de correr a mi lado para abrazarme.

— ¡Señorita Kary! ¡Es usted un verdadero amor!

— Sí, claro... — me acerqué más a él — pero si me entero que le haz corrido mano a Roger otra vez, te devolveré al infierno en una caja; y le ahorraré a lucifer el tener que cortarte la cola y los cuernos ¿quedó claro?

— Sí, claro como cristal — sonrió nervioso mientras asentía rápidamente con la cabeza.

— Bueno... Me iré a recostar un momento. Creo que fueron muchas emociones fuertes en un solo momento. — comencé a preocuparme — espero que esté bien...

— ¿Se refiere a su bebé? — preguntó Mox — yo podría monitorearlo ahora si gusta.

— ¿Eres doctor acaso? — pregunté con sarcasmo.

— Es un sirviente, Kary — dijo Anthony — un sirviente del infierno, básicamente. Lo que tú le pidas, lo hará.

— Está... ¿Bien?

Solo le bastó con chasquear sus dedos para que hiciera aparecer una especie de monitor médico.

— ¿Era necesario cambiar tu ropa? — pregunté confundida.

— ¿Me veo mal? — Se miró.

— No es que te veas mal, Mox — dijo Evee — pero la falda no te favorece para nada.

— ¿Tu crees?

— Bueno... — dijo Niko — no es que uses pantalones. Ni mucho menos que tengas algo que presumir...

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora