Capítulo 5: Trabajo

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Llevaba un mes que Niko se había instalado en mi departamento. Tuve que acortar el presupuesto para cubrir sus requerimientos de helado de menta, lo cual no me daba números muy alentadores al momento de sacar cuentas. Estaba claro que no podía mantener a un demonio como él.

Fui directo a la sala en donde Niko se encontraba viendo una serie de anime llamada "Nichijou" mientras comía helado. Me paré frente al televisor y me crucé de brazos.

— No me dejas ver...

— Tenemos que hablar de números.

— ¿Números? — se rió.

Puse en frente de su cara el balance que había hecho del mes entero. Al final de la lista, estaba resaltado y escrito en letras rojas el costo del helado de menta.

— Me he gastado casi el 40% de mi salario en helado de menta, que es básicamente lo que debería dejarme para vivir bien dentro del mes después de pagar cuentas y el alquiler del departamento.

— Pero tus cuentas no han subido. Toma en cuenta que no gasto agua, ni gas...

— ¿Y la luz que gastas por tener todo el día encendida la televisión?

— Compensa el gas y el agua.

— Escúchame bien. Si no quieres que nos quedemos en la calle por dejarme en la quiebra, será mejor que salgas de este lugar, y busques un trabajo.

— ¿Un trabajo? ¿Hablas de salir del departamento para interactuar con más humanos y que me den papel o plástico valorizado?

— Ah.... Sí. Así tú podrás comprarte todo el helado de menta que quieras sin hacer que mi economía se vaya por el caño.

— Lo pensaré...

Con el tiempo dejé de tratar a Niko como a un ser potencialmente mortífero para mí y comencé a tratarlo de una forma un poco más firme. Es posible que eso se debiera a que estaba enloqueciendo un poco; pero de una manera u otra, funcionaba caer en su juego de poder.

Apagué el televisor, le quité su helado de menta, lo cogí del cuello de su ropa y lo arrastré hasta la entrada dejándolo afuera.

— ¡Oye, espera, podemos negociarlo! — cerré la puerta.

— No, no podemos. — le dije.

— ¡Karyyyyyy!

— ¡Y no vuelvas hasta que encuentres trabajo!

— ¡¿Cómo voy a encontrar un trabajo en un solo día?!

— ¡Eres un demonio! ¡Arréglatelas como puedas!

Se quedó ahí llamando a la puerta un largo rato hasta que se cansó y se fue. Mientras, yo disfrutaría del día sin Niko. El tiempo que durara.

No pasó más allá de una hora cuando escuché ruidos provenientes de la habitación de Niko.

— Era demasiado bueno. — fui hacia la habitación.

— Hola.

— ¿Se puede saber qué haces aquí?

— Busco trabajo ¿Vez? — me enseñó un periódico — ustedes publican trabajo disponible en estas cosas, así que compré varios.

— Ya veo... ¿Encontraste algo?

— No mucho... ¿Qué tan bien gana un "Gigolo"? — lo miré en silencio.

— Acepta ese trabajo y te prometo que te saco de este lugar como sea.

— Bien... — tachó algo en el periódico.

— ¿Repartidor?

— Sería un buen comienzo. Solo debes llevar la comida y... — automáticamente pensé que podía comerse la comida.

— ¡Mira esto! — se sentó. No me mostró nada — "se busca caza recompensas"

— No creo que... — chasqueó los dedos y se fue.

Al fin paz en mi departamento. No diré que no fue grandioso tener la tarde para mí sola en mi hogar. Aunque no podía evitar pensar en la pobre alma que Niko tuviera que atrapar.

Me levanté del sofá cuando sentí que alguien tocaba la puerta. Niko estaba afuera.

— ¿Por qué no solo entras como siempre...? — dije pensando que solo lo hacía para molestar.

— Buenas tardes señorita Jonsson. Mi nombre es Niko y...

— Sí, ajá... Te aceptaron en el trabajo y ahora te sientes importante. Déjate de juegos... — comencé a caminar hacia adentro cuando sentí algo frío en mi muñeca — ¡¿Pero qué...?!

— Señorita Jonsson, usted tiene un cargo menor por no pagar 2 multas de tránsito.

— Vendí mi auto hace 2 años.

— Pero eso no significa que estés exenta de pagarlas, cariño. — guiñó un ojo.

— Eres un hijo de...

El muy idiota me llevó para responder por las multas de hace 2 años. Me mantuvieron encerrada un par de horas hasta que me dejaron ir después de pagar lo que debía. Luego caminamos de vuelta a casa.

— Mi primer trabajo ¿no es genial? Soy muy bueno en lo que hago — dijo con orgullo.

— Tu primer trabajo fui yo... — estaba irritada.

— Sí, y me pagaron un buen dinero por entregarte — sonreía al mostrarme el dinero que le habían dado. — ¿Quieres algo de comer? Yo invito.

— Pero... Ah... Olvídalo — suspiré. — Solo comprame una botella de Vodka...





Nota:
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Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora