Capítulo 39: Antojo

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Ha transcurrido un mes desde que Roger  y yo nos enteramos de la noticia de que íbamos a ser padres.

En todo ese tiempo, no logré hacer que Niko me dejara en paz con sus ridículos cuidados extremistas.

— ¿Serías tan amable de dejarme un momento a solas? ¡¿Qué no tienes nada mejor que hacer?!

— Kary, cálmate... Respira y... — su teléfono empezó a sonar.

— Mira, tienes trabajo. Debes irte si no quieres que el helado te falte.

Tomé a Niko de los hombros y lo arrastré hasta la puerta, abrí la puerta, tiré a Niko fuera de la casa, cerré la puerta, y Niko estaba dentro nuevamente.

— Claro... — Volví a abrir la puerta — Lárgate y déjame en paz un solo día. — me miró con ojos de cachorro — y no me mires así porque no sirve de nada.

— Bien... Solo un segundo.

Niko se dirigió hacia Anthony, quien estaba dormido en una cama para mascotas frente a un ventanal que dejaba entrar la luz del solo. Lo levantó de la piel del cuello haciendo que despertara de golpe y lo obligó a transformarse en humano.

— ¡¿Qué mierda te picó ahora?! — yo también me enfadaría si me despertaran de esa forma.

— Debo trabajar. Más te vale cuidar a Kary mientras no estoy... — Anthony dejó salir una risa divertida.

— Así que Dios sí existe después de todo... — caminó hacia su cama y volvió a ser un gato. — Estoy seguro de que el que vayas a trabajar, será lo mejor que le pase a Kary este día.

— ¿Cómo quieres que salga si ni siquiera puedo confiar en que ese gato estúpido te cuidará bien?

— Ya déjala en paz, perro estúpido. Has estado jodiendo el mes entero con todo esto del nuevo bebé. Solo vete. Y en lo posible, no regreses pronto. O mejor no regreses. Eso suena mejor.

— Como sea. Recuerda que puedes llamarme y vendré de inmediato. También puedes llamar a Roger. Pero no a Evee, me costó mucho hacer que se fuera, así que no la llames a ella.

— Bien. Ahora ya vete.

Niko chasqueó los dedos y desapareció dejándonos a Anthony y a mí a solas en la casa. Roger estaba trabajando, Alex estaba en el kinder, y Evee se había ido a quién sabe donde por quién sabe cuánto tiempo. Realmente era un poco aburrido no poder ir a trabajar por los constantes malestares que tenía de vez en cuando. Y a mi jefe no le gustó ver que me levantaba cada 30 minutos para correr al baño. Así que me hizo tomar un "descanso voluntario" con sueldo; y me dijo que no me preocupara y que fuera cuando ya estuviera más "estable".

— Supongo que ahora puedes hacer lo que quieras — dijo Anthony mientras se estiraba en su cama — Gózalo mientras dure...

— Creo que comeré algo y luego iré a dormir hasta la hora de ir a buscar a Alex...

Era extraño, tenía muchas ganas de comer algo; pero no sabía lo que quería. Fui directo a la cocina, sólo para revisar lo que había en la despensa, en el refrigerador, en el congelador...

— Oye, Kary... — Anthony entró a la cocina — El perro estúpido ese me espantó el sueño ¿Quieres...? ¡¿Qué estás...?!

No tuve nada que decir en mi defensa, básicamente lo que Anthony veía, era lo que estaba pasando.

— ¿Segura de que a Niko le molestará?

— No lo sé...

— Creí que no te gustaba esa cosa.

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora