Capítulo 22: Día Nublado

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Para cuando me levanté, era cerca del medio día, aún estaba lloviendo, y los chicos seguían acostados.

Limpie el desastre que habíamos dejado la noche anterior y me di una ducha rápida.

— Oigan, ya es hora de levantarse. — ambos hicieron sonidos inentendibles — Vamos... Arriba.

— No estamos de humor... — seguían deprimidos.

— Vamos... Anímense... — me senté en el borde de cama — es raro verlos deprimidos.

— No es raro deprimirse cuando te das cuenta de que eres una basura... — dijo Anthony.

No sabía cómo animarlos. No sabía cómo hacer sentir mejor a un demonio deprimido. No sabía que era posible que un demonio se deprimiera.

— Oigan... De verdad lamento haberles hecho esa pregunta... ¿Hay algo que pueda hacer para animarlos?

— ¿Me das helado?

— ¿Me das atún?

— Podemos pedir servicio a la habitación.

— ¿Kary? — entró Roger.

— Ah... Niko no se siente bien hoy. Me quedaré a cuidarlo; pero diviértete con Alex.

— Está bien, estaremos en la zona infantil por si nos buscas.

— Claro, diviértanse.

Llamé a servicio a la habitación y pedí que trajeran helado de menta y atún en mucha cantidad. Una vez dentro del cuarto, ambos se sentaron a comer.

— Anthony ¿Por qué no comes como un humano?

— Porque solo soy una mascota... Un animal... — se llenó el hocico de atún. Intentó decir algo más pero no le entendí.

— Nunca creí que algo como eso les afectara tanto...

— Ya ves que sí... — dijo Niko — los humanos son mucho más sensibles que nosotros...

— Pero supongo que para un demonio, ser inútil debe ser suficiente como para deprimirlo. — dijo Anthony.

— No soy tan sensible.

— ¿Y esa vez que lloraste durante días?

— Mi padre había muerto.

— ¿Y esa vez que estuviste toda una semana de mal humor?

— Estaba con mi período... Es hormonal...

— ¿Y cuando te enfadaste frente a la computadora y luego lloraste?

— Perdí el trabajo de una semana y tuve que hacerlo de nuevo...

— Y cuando...

— Está bien, entendí el punto.

Acabé sentádome entre ambos. Niko apoyó su cabeza en mi hombro, y Anthony apoyó su cuerpo gatuno en mi pierna. Eran como un par de niños.

— ¿Saben? — ambos me miraron — Quizás no sean los mejores demonios para Lucifer... Pero son los mejores en lo que hacen aquí. Y me agrada tenerlos conmigo. Si no son demonios suficientes allá abajo, son suficientes para mí

— Aw... — Ambos me abrazaron — También te queremos, Kary...

— Bueno... Aun son las 3 pm ¿Qué quieren hacer?

Nunca había hablado de esa manera con nadie. Definitivamente ellos sacaban lo mejor de mi en ocasiones. Aunque la mayoría de las veces, lo único que lograban sacarme eran canas verdes.

La tormenta seguía sin dar tregua, así que decidimos quedarnos en la habitación y jugar cartas los tres juntos.

— Bien, Niko, los pantalones...

— ¿Por qué no estás usando calzoncillos otra vez? — le pregunté.

— Vacaciones... Ni siquiera los empaqué...

La tormenta cesó cerca de las 6 pm. Para entonces, Niko y Anthony estaban de mejor humor.

— Bien... Mañana se terminan las vacaciones en este lugar y regresaremos a casa — dije.

— Aún así nos quedan 2 semanas de vacaciones — dijo Roger. — también podemos divertirnos en Madrid.

— Sí, tienes razón. — dije jugando con los dedos sobre su pecho. Se escucharon un par de golpes en la otra habitación.

— ¿Y eso?

— Ha de ser Niko y Anthony. Déjalos, ya mañana los golpearé por lo que sea que hicieron — ambos reímos.

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora