Capítulo 10: Sentimiento Compartido

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A la mañana siguiente, la lluvia seguía igual de fuerte como el día anterior, hacía frío, y Roger seguía dormido junto a mi. Me agradó despertar de esa forma.

De pronto, mi teléfono comenzó a sonar por la llamada de "Tía Alis". Contesté rápido para que Roger no fuera a despertar. Aun era temprano, y era domingo.

— ¿Hola? — mi tía empezó a hablar. Apenas se le entendía — ¿cuándo? — siguió hablando — Comprendo... Yo... Hay un temporal aquí... No sé si podré ir... — comenzaba a trabarme al hablar — de verdad quisiera estar ahí ahora... Quisiera haber... — mi tía me interrumpió. Intentaba calmarme — sí... Está bien. Adiós y gracias...

Me quedé un largo rato en silencio intentando procesar lo que mi tía me había dicho mientras miraba el número de papá en el celular. Marqué al número.

— Vamos, contesta... — El teléfono sonaba — por favor...

— ¿Kary? — Roger despertó — ¿Estás bien?

— Solo un momento... — esperaba inútilmente a que contestaran.

— ¿Qué pasa? — preguntó más preocupado.

— Mi tía Alis llamó y dijo que mi papá... — volví a marcar por cuarta vez al número. — que mi papá... — salió el mensaje de que el teléfono estaba apagado. Roger se acercó a mi y me abrazó — y yo no...

— Tranquila. Respira.

— Debió pensar que lo había olvidado...

— Claro que no. Para un padre, no hay malos hijos. No te sientas culpable. — no quería que Roger me viera llorar; pero no pude evitar llorar con fuerza.

Minutos después de que empezara a llorar, Niko entró dando una patada a la puerta con un rifle de juguete con aspecto realista que no quería saber de dónde lo había sacado.

— Bien amigo, las manos donde las vea, todo lo que digas puede y usaré en tu contra ocasionando que apriete el gatillo, o no, de esta arma de juguete, o no, ocasionando la muerte instantánea de tu persona, o no.

— Niko, lo siento tanto — dijo Roger sin prestar mucha atención a todo el numerito que Niko había hecho.

— Un lo siento no va a salvarte... — le apuntó con el arma que, comenzaba a dudar de si era falsa o no.

— Niko... — le dije como pude — papá murió... — la mirada de Niko fue extraña.

— Roger ¿nos dejas un momento a solas?

— Sí, claro — se puso sus pantalones y salió de la cama — voy a... Preparar el desayuno.

Al salir, Niko cerró la puerta y caminó hasta quedar parado junto a mí. Nunca me había visto llorar de esa forma; y nunca lo había abrazado de la forma en como lo hice.

— Sí... No entiendo mucho los sentimientos humanos, así que no diré que entiendo por lo que estás pasando. — se movió un poco. — No creas que no me agrada estar así... Pero ponte algo de ropa, puedo sentir tus bubis...

— Roger cree que él también era tu padre... ¿Podrías fingir que sí lo era?

— Sería una buena oportunidad para hacer esto, ya que nunca lo he hecho... — sacó su libro para demonios novatos, lo leyó un poco, y luego lo hizo desaparecer — Está bien... Por las siguientes 72 horas sentiré absolutamente todo lo que tu sientas. — sacó un alfiler y me pinchó un dedo.

— ¡Au...! ¡¿Por qué...?! — se llevó el dedo a la boca y lamió la gota de sangre — ¿Qué fue eso?

Pasaron al rededor de 30 segundos después de que se tragara la gota de mi sangre, cuando de repente, Niko estalló en llanto y me abrazó.

— ¡Ay por qué....! — me impresionó mucho verlo así; pero verlo llorar solo me hizo llorar más. — ¡esto se siente horrible...¿Por qué se me ocurrió hacerlo?!

Roger entró en la habitación y nos vio a los dos hechos un mar de lágrimas. Entró con un rollo de papel higiénico y me lo ofreció.

— ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes?

— ¿Puedes... Puedes hacer que deje de sentir esto? — preguntó Niko.

— Me Temo que no... Pasará con el tiempo.

— Entonces no... — le respondió.

— Es posible que debido a la tormenta no pueda estar en su funeral... — le dije.

— Lamento eso...

— Voy a vestirme... — Niko no me soltaba y no paraba de llorar — Niko suéltame... Necesito ponerme ropa...

— Pero estoy muy triste y todo es tu culpa... — Roger se vio confundido.

— Está igual o un poco peor yo, supongo...

— Entiendo.

— Si él lo entiende por qué dejaste que lo hiciera...

— Ya... Ya... Tranquilo, Niko — me sentí ridícula al tener que consolarlo — esto solo durará un tiempo...

— Te odio... — murmuró.

Luego de vestirme, Roger me llevó una taza de café y un par de tostadas. Niko se quedó acostado a mi lado hecho un "bolita sollozante".

En fin, no pude ir al funeral de mi padre, por lo que me sentí muy mal; y eso afectó bastante a Niko.

La lluvia cesó al día siguiente. Roger volvió a su casa, le dije que lo llamaría en caso de cualquier cosa para que se fuera tranquilo.

— ¡Kary ya basta!

— Déjame en paz... — le dije recostada en el sofá con una caja de pañuelos al lado, mientras veía fotografías antiguas con mi padre.

— ¡Deja de sentirte triste o saltaré por la terraza! — estaba tan sensible que eso me hizo llorar; y en consecuencia, también a Niko — ¡Ah.... Lo siento, no era enserio...! — se tiró al suelo. Luego se levantó, sacó helado de menta del refrigerador, y caminó hacia su habitación — Solo 45 horas más... Solo 45 horas más...

Mi endemoniada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora