Regalo

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Alexander Undersom

Una sola palabra, incómodo.
Tenía una duda, ¿Cómo rayos iba a meter un Stitch gigante en la Universidad sin necesidad de llamar la atención?, iba a ser imposible, ya me estaba resignando a obtener un montón de miradas sobre mí.

- Alexander. ¿Tú estás loco? - Preguntó Anthony en cuanto entramos en el estacionamiento de la Universidad, empezaba a creer que sí - ¿No pudiste comprar uno más pequeño? - Agregó dándole una mirada al peluche que permanecía en los asientos traseros. Era gigante.

- Pues... Yo creo que a Lyssa va a gustarle... Eso es todo lo que diré.

- ¡El peluche es más grande que ella! - Gritó para hacerme entrar en razón y me fue imposible no reír ante eso, su afirmación era irrefutable. Me analizó con una mirada llena de incredulidad - Sin duda alguna te pones pendejo cuando te enamoras.

- Mira quién habla... - Ironicé mirándolo con descaro - El que ayer lo pillé hablando con An sobre nombres para bebés.

- Quiero que sea niña... - Deseó con ojos brillantes - Para que sea mi princesa.

- Y la enseñamos a jugar Fortnite... - Animé haciendo que una carcajada abandonara sus labios - Para que sea como Lucy, esa tipa juega de todo, maldita sea, y me gana.

- Nos... Nos gana - Corrigió Anthony con rencor - Me debe una revancha. Esto no se va a quedar así.

- Ya hablando en serio... - Murmuré cuando hube detenido el auto - ¿Cómo voy a meter ese peluche en la universidad?.

Anthony le dió nuevamente una mirada al peluche por el espejo retrovisor y se encogió de hombros. Supo leer mi mirada suplicante.

- Tú lo compraste, tú lo metes... - Afirmó dando palmadas en mi hombro - ¡Ni creas que yo voy a pasar la vergüenza por ti!.

- Vamos, Anthony, tú tienes más cara de...

Entrecerró los ojos.

- ...De chico bueno que regala peluches gigantes - Hablé rápida ante su mirada, seguía mirándome de forma acusadora y rodé los ojos mientras bufaba - Pero... ¿Por qué creen siempre que voy a decir algo malo? - Me quejé ante su mala mirada.

- Vale... Cuando la gente te vea entrar con un peluche gigante, pueden llegar a pensar dos cosas. Primera, "Alexander le hizo algo malo a Lyssa y ahora le compra un peluche para remediar su error", o segunda "Alexander ha comprado un peluche, el imbécil por fin se enamoró y va dejar la putería".

Lo miré boquiabierta. Anthony era pésimo dando ánimos.

- Pero... - Continuó aclarando su voz - Lo que realmente va a importar es lo que piense Lyssa. Creo que va a gustarle, a Lyssa le gusta todo lo que venga de tí. Va poner esa cara tierna de "no puedo creerlo" y luego va a decir "no puedo creerlo", va a llorar y finalmente a abrazarte - Animó evitando solar una carcajada.

Solté un largo suspiro y me dejé caer sobre el asiento. No había de otra, iba a entrar y a enfrentar cada mirada y juicio. Al menos Lyssa estaba en su habitación.

Bajé del auto al mismo tiempo en que Anthony lo hacía. Saqué al Stich gigante de los asientos traseros mientras Anthony me animaba entre gritos y aplausos, a veces lo odiaba. Le di una mala mirada a lo que él respondió subiendo sus pulgares.

- Salgamos de esto de una buena vez... - Afirmé caminando rumbo a la entrada de la universidad pero Anthony no se movió ni un poco.

- Yo te sigo a unos metros, esta pena la pasas solo.

- Tengo a un pésimo mejor amigo. Jódete, Anthony, y que se jodan todos también. A la mierda, voy a entrar y que todos hablen lo que quieran - Finalicé.

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