Epílogo

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(No olviden leer la nota al final).

Seis meses después...

20 de Diciembre.

Los últimos meses fueron algo difíciles para todos, en mi caso tuve encima el trabajo, la universidad y la planeación de la boda, pero para mi buena suerte tenía grandiosos amigos y una familia que se encargaba de ayudarme en todo lo que podía.

La calma había vuelto. Al fín habían llegado las vacaciones y el día tan esperado de mi boda. No pudimos elegir una época más perfecta para llevar a cabo el matrimonio, era mi época favorita, la época decembrina.

No había visto a Alexander desde hace exactamente un día, ayer había sido mi despedida de soltera y podía jurar que nunca me había reído tanto en mi vida como lo hice la noche anterior. Fue un desastre, un maravilloso desorden que terminó en una pijamada, aunque de mis amigas hizo mucha falta Dafne. No estuvo conmigo por temas familiares, pero Karla había dicho hace unos momentos que Dafne acababa de llegar.

En cuanto a la boda, habíamos alquilado un lugar para llevar acabo la ceremonia. Se trataba de una preciosa casa de campo, alejada del bullicio de la ciudad. Todo estaba listo, incluso, ya estábamos en el lugar. 

La decoración estaba justo frente a un amplio y precioso lago que daba con la parte trasera de la casa, era un espacio muy natural que le daba el toque perfecto. A Alexander le encantó el lugar y yo me sentía muy conforme con esto, no buscábamos algo extravagante, queriamos algo sencillo, bien organizado y muy bonito a la vez.

La parte más complicada fue encontrar el vestido perfecto. Alexander me decía "Lyssa, elije el que más te guste, a mi me encantará lo que sea que te pongas, por mí no te preocupes, ese día te verás muy hermosa, lo sé". El problema era que elegir no fue nada sencillo, habían muchas opiniones y opciones. Al final di con uno, apenas lo vi, no tuve dudas, tenía que ser ese. A algunos le gustó, a otros no, pero bueno... No podía tener contentos a todos.

Sentía la ansiedad y a los nervios respirar en mi nuca, pero tenía que guardar la calma, el plan era salir y fijar mi mirada solo en Alexander, en él encontraría toda la calma que necesitaba.

Mi maquillaje estaba listo, solo faltaba colocarme el vestido y ya Anny se estaba encargando de traerlo. A ella le había pedido que se quedara sentada en un lugar, tranquila, pero no. "Mi mejor amiga va a casarse, no me pidas que esté tranquila". Eso había dicho.

Para el parto de sus bebés no faltaba mucho, a finales de enero, al menos eso había dicho el doctor. Y sí, no era un solo bebé, eran gemelos de sexo masculino. Anthony se desmayó al enterarse, Anny estuvo apunto, mientras Auron empezó a gritar como un loco que Anny se estaba reproduciendo demasiado rápido y eso no podía significar nada bueno para él. Había una peculiaridad, a los bebés les gustaba la voz de Auron, cada vez que a él se le daba por cantar, ellos se movían y daban pataditas. Eso le causaba dolor a Anny y risas a Auron.

Anny caminó hacia mí con el vestido en mano. Con mucho cuidado me ayudó a colocarlo, traía lencería de bajo, no podía faltar el toque especial elegido por Karla, a Alexander iba a gustarle tanto como a mí. Para ser sincera, el vestido pesaba un poco pero realmente me encantaba. Me emocionaba estar frente al espejo y ver el proceso mientras mis damas de honor estaban a mi alrededor luciendo preciosas con sus vestidos color palo de rosa.

La puerta de la habitación se abrió de tiro y por ella entró Dafne con unos jeans rasgados y un buzo negro, su vestido de Dama de honor guindaba de uno de sus brazos.

- Lyssa... Dios, te ves preciosa - Me halagó mirándome de pies a cabeza - Acabo de amenazar a Alexander allá afuera. Le dije que si no llora al verte, le hackearé todas las cuentas. Y sabes qué dijo...

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