Vergüenza

311 31 9
                                        

Mis dedos se enredaron en las puntas de mi cabello, estaba húmedo y olía a uvas. Confieso que estuve a punto de robarle el Shampoo a Alexander pero mejor consideraba robarle el buzo que me había "prestado". Me quedaba inmenso, parecía un vestido, pero al menos era bonito y amarillo mostaza.

Nueva regla: No permitir que Alexander hiciera contacto físico conmigo. Sin duda alguna eso podría terminar muy mal o más bien demasiado sexual. ¿No quería eso, verdad? Silencio. Después de besar mi frente Alexander simplemente guardó la distancia, me dijo algunas cosas y salió de la habitación para darme privacidad.

Tomé un largo trago del chocolate caliente que Anthony había tenido la decencia de prepararme. Hacía frío pero en el la sección del tiempo no pronosticaron lluvia. Dejé a un lado el noticiero y a la linda pelirroja que lo dirigía para fijar mi mirada en la dulce pero peligrosa An.

La pelinegra que estaba acostada en el sofá, tirada a mi lado, se quejaba sin cesar.

Pasó las manos pesadamente por sus ojos. Trasnochada.
- Recuérdame jamás volver a permitir que Alexander duerma conmigo. Me quitaba la sábana y terminé en la punta de la cama - Su queja terminó en un suspiro lleno de cansancio pero se atrevió a fijar su mirada sobre él - Te odio, Alexander - Agregó con un poco de rencor.

Alexander quitó solo por unos segundos la mirada de su laptop para fijarla en An. Él se encontraba acostado en el sofá que estaba en frente de nosotras con su laptop sobre su marcado y sexy abdomen, seguía sin camisa y no paraba de preguntarme qué significaba su tatuaje pero tampoco me atrevía a preguntar. Otra incógnita era ¿Cómo podía verse tan sexy solo estando allí acostado?. Guapo pero lastimosamente imbécil.

La miró hastiado. Sabía que An le jodía la vida cada vez que podía.
- An, puedo jurar que eras tú la que me incomodaba. No dejabas de moverte... - La corrigió restando importancia a su comentario, estaba concentrado en su Laptop. Era increible, pero podía asegurar que Alexander no estaba desperdiciando su tiempo, realizaba un trabajo de organización y costos.

Me hice un ovillo en el mueble intentando darme un poco de calor.
- Creo que es mi culpa, yo me apoderé de su cama y él de la tuya - Opiné hacia An. Alexander se limitó a mirarme de reojo.

An soltó un leve suspiro aun con sus ojos cerrados.
- Tienes razón. Pero aun así su cama es muy grande y pudo dormir contigo, pero no lo hizo.

Me quedé en silencio algo incomoda ante su comentario pero Alexander no lo hizo.
- An... De verdad, ya cállate, no me dejas concentrar.

Algunas veces creía que todos habíamos crecido solo en edad.
- ¡No quiero callarme!. ¡No quiero callarme!. Yo me callo cuando yo quiera, si no te gusta... Puedes irte a tu habitación - Le gritó An con la intención de perturbarlo y lo consiguió. Amaba a esta chica.

Solté una risotada. Sus peleas eran increíbles. ¿Dónde rayos estaba Anthony? Se estaba perdiendo de mucho.

Me atreví a hablar.
- Son idénticos... Por eso se llevan tan mal y a la vez tan bien. Lo único que tienen diferente es el sexo - Comenté y ambos me miraron como si estuviera loca.

- Psss... No me compares con... - Dijeron ambos a la vez para luego quedarse callados mientras se miraban mal - ¡No me imites! - Agregaron juntos y volví a reír fuerte.

An aclaró su garganta y me sonrió abiertamente con orgullo, había malicia en su sonrisa. No diría nada bueno.
- Eso quiere decir que si fueras lesbiana o hombre... En el pasado te fueras enamorado de mi y no de Alexander - Supuso sin ninguna vergüenza y con una inocencia fingida.

Alexander estalló en risas mientras me miraba con atención esperando mi reacción, tardé un poco en comprender sus palabras, pero apenas las entendí me sonrojé y me quedé boquiabierta, que buen argumento. No supe que decir por unos segundos pero no iba a mentir.

Just Go Back Donde viven las historias. Descúbrelo ahora