Capítulo N°5 : Para apreciar la luz, se debe conocer la oscuridad (II)

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Llego al lago Deepwall casi sin aliento, un lugar bellísimo por donde se le mire, el agua cristalina, hermosa postal de Coverwall. Es un pequeño pulmón verde en una ciudad tan contaminada, tan tupido de árboles que no me resultó difícil ocultarme para observar qué sucedía. A unos sesenta metros pude divisar un par de oficiales de policía mirando el agua y hablando entre ellos, también vi un bote a varios metros de la orilla con buzos, con sus trajes negros típicos y sus tanques de oxígeno, que estan por sumergirse al lago.

Los minutos se vuelven eternos, necesito saber qué está pasando. Muchas sensaciones me invaden en este momento. Pienso en Abbie, en Robert. Me siento culpable. Si yo no hubiera tenido la idea de empezar a escribir seguramente ellos estarían con vida. ¿Por qué el Señor J decidió tomar como suya una historia ficticia? ¿Por qué decidió elegir a un escritor aficionado y volverlo rehén de sus palabras?; me enciendo un cigarrillo, las manos me tiemblan.

Me distraigo unos segundos para mirar el celular que vibra y cuando vuelvo la vista diviso a un buzo asomarse del lago haciendo señas a los oficiales. Dan el OK y llaman por radio. Creo que mi gran temor se hizo realidad, han encontrado el vehículo.

Me siento descompuesto por no haber desayunado lo suficiente, no sé cuánto pueda aguantar la ansiedad pero debo quedarme aquí, tengo que tratar de detener de alguna manera a este cínico. Debo estar firme, debo eliminar al Señor J y Frykt será mi aliado.

Media hora después de que el buzo saliera a la superficie, una grúa de gran porte, roja y un poco oxidada, con un gancho en la parte posterior se hace presente. Un pequeño hombre desciende con un cigarrillo en su boca y se rasca la entrepierna. Camina hasta la parte posterior, agarra el gancho y se lo acerca a un oficial, vuelve sobre sus pasos para apretar el botón que libera cable metálico. Luego de un par de minutos, de que el oficial entregará al buzo el gancho, se escucha un chirrido, el cable comienza a retroceder y aparece la parte trasera del Sedán verde.

Desde mi posición se le podía ver cubierto de óxido, barro y desde todos los rincones comienza a salir el agua contenida, de seguro ya no hay evidencias del crimen que se cometió. Su estadía en el lago Deepwall lavó todas las posibilidades de dar con el señor J. Me oculto detrás del árbol porque un policía miro hacía mi ubicación, mi corazón casi se sale de mi pecho. Me siento, me enciendo un cigarrillo, ya perdí el valor de volver a mirar. Nada de lo que logre averiguar servirá y si me descubren será el fin.

Libero una gran bocanada de humo, escribo la palabra Abbie con una pequeña rama sobre la tierra para memorizarme su nombre y sé que de alguna forma vengaré su muerte. Hoy no será ese día, ahora solo me queda ir a la sesión con Gerbero que estoy llegando tarde y buscar solucionar un poco mi mente.

Mientras camino me invade una rara sensación: una combinación de adrenalina y felicidad... Solo depende de mí detener al Señor J y, seguramente, eso me dará fuerzas para matar al Dragón. No sé ningún arte marcial, ni manejar armas, mucho menos sé estrategias de guerra; lo que sí sé es que debo detenerlos. Solo eso sé...

Los investigadores no sirven para nada, pienso que se van a rendir de un momento a otro, yo no soy un superhéroe que va a salvar a la ciudad de algún supervillano, pero quiero limpiar Coverwall de la basura que puede afectar la vida de mi familia. Solo por ellas lo hago, si no existieran, probablemente, yo no estaría aquí.

Llego a destino, unos pequeños pájaros negros con sus alas naranjas se posan delante de mí. Intento acariciarlo, salen volando antes de que dé el primer paso, quiero reír sin embargo mi rostro se mantiene tieso. Subo los escalones y cuando llevo mi dedo al timbre, lo detengo unos pocos centímetros antes de tocarlo... Libero un resoplido y me siento en los escalones. Hoy no quiero hablar con Gerbero, no debería haber venido. Tengo que irme, aunque la empresa pague la terapia, ya no la quiero hacer.

Oscuros pensamientos: El misterioso señor FryktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora