Capítulo N°6 : La morbosidad es el motor de las fantasías (II)

113 11 217
                                    

En los suburbios de la ciudad, zona norte, vive el primo de Thomas. Preferí ir caminando por más alejado que estuviera, necesito respirar aire puro y entrenar la pierna que aunque se haya ido el dolor, necesita fortalecerse. Me negué a hacer la fisioterapia o cualquier actividad física, necesito la dolencia para no olvidarme de que ciertos actos requieren que lo analice antes de actuar. Emma podría estar sin su padre por hacerse el héroe, ella me necesita íntegro y no bajo tierra con una placa al heroísmo.

Jess me despertó temprano, zamarreándome, con la grata noticia que un día después de nuestra charla me había conseguido una cita. Mi alegría es tan grande que no logro, aunque desee, esconder la sonrisa y la gente me mira como si fuera un demente. ¿Me importa?, en lo más mínimo, ¿Necesito reír? Sí, y mucho. Entonces, camino con mi sonrisa. Eso sí, tengo que analizar qué voy a preguntar, cómo podría plantear la conversación. No sé a qué tipo de persona me enfrentaré. Un detective tiene un carácter especial y la habilidad de leer las emociones, por lo tanto, debería ocultar lo mejor posible toda la verdad, enfocarme en la novela. Si voy por ese camino, dudo que sepa la verdad de lo que aquí sucede. Me da un poco de ansiedad saber que me enfrento a una persona que tiene problemas psiquiátricos, nunca me llevé bien con esos temas. Pero eso no es importante ahora, sino detener al Señor J.

Si Jack existiera en esta ciudad sería mejor asesino que el Dragón, eso no lo dudo. Creé un personaje indescifrable e indestructible. No posee puntos débiles, excepto que, en mi criterio, está buscando ayuda para detener su matanza. Hago hincapié en ese punto porque quiero que posea un lado humano, lejos de su psicopatía. Hacer ver a la sociedad que hay casos en los que un homicida puede realmente necesitar ayuda para detenerse. No todos lo hacen por placer o por algún tipo de venganza o índole sexual. No Jack, él no.

El invierno es muy cruel en Coverwall. Los vientos no son de gran intensidad y fuerza pero traen mucho frío. La flora y la fauna entran en receso, me gusta patear las hojas secas caídas en las aceras. En verdad no me agrada esta estación y todo lo que trae esta época del año. Pero, hay una parte de mí que lo necesita, que necesita caminar en este frío. Sentir el viento golpear mi rostro y que el aire helado ingrese hasta el último centímetro de mis pulmones. Lastimosamente casi nunca cae nieve, le daría un plus especial a la ciudad. Creo que los copos solo reposan en los lugares que no estan invadidos con tanto dolor, y que no se manchen con la sangre de víctimas inocentes...

Llegué digo en voz alta mientras me refriego las manos, me olvidé los guantes en casa, subo un par de escalones y presiono el timbre del 2° B.

¿Sí? Una voz muy grave parecida a la de un locutor enojado sonó detrás del portero.

Mi nombre es Ethan O'Neill, mi esposa habló con su primo Thomas para tener una entrevista con usted por mi novela.

No se escucha nada del otro lado hasta que el sonido me indica que ingrese, empujo la puerta y me adentro al tan ansiado encuentro. Opté por las escaleras así puedo acomodar mejor mi ideas, subo lento y pausado. Al llegar al segundo piso, me agacho a atarme los cordones al ver una señora de aspecto avejentado mirarme con desprecio, al subirse al ascensor y desaparecer, comienzo a caminar hasta la puerta que dice 2°B en color dorado y desgastado; está entreabierta, golpeo e ingreso. Es un hogar simple sin muchos artefactos electrónicos, ni lujos. Hay un pequeño televisor de color rojo y una antena metálica que apunta hacía la ventana, esta posando en un pequeño mantel blanco. Un mueble que tiene pocos libros todos acostados boca abajo y, en una esquina una radio grande y vieja pero bien cuidada. Las ventanas abiertas parcialmente, dejando ingresar poca luz, haciendo que un velador cumpla la función del sol.

Hola, mi nombre es Trevor McGregor me estrecha su mano izquierda temblorosa, parece un hombre tranquilo por su semblante, es de mi misma estatura. Su rostro es arrugado, cansado y con un pequeño lunar en su mejilla derecha. A través de sus ojos puedo ver mucho sufrimiento, su vida debe haber sido complicada. Esta vestido con una gran bata roja, una pantuflas morrones y con una taza en su mano derecha.

Oscuros pensamientos: El misterioso señor FryktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora