Capítulo N°15 :Sobrevivir es importante, pero no debes perderte a ti mismo (IV)

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¡¡¡Despierta!!! —Me zamarrea el Señor Frykt que está en cuclillas bastante serio—. No es momento para dormir

—¿Dónde se fue? —me es difícil volver en mí, fue un golpeo bastante doloroso, mis oídos zumban y mi cabeza explota del dolor.

¿Y cómo quieres que yo lo sepa? —Me propina dos cachetazos.

—Pensé que estabas observando toda la conversación. —Intento desatarme de nuevo, no me rendiré con facilidad. Mis manos hormiguean, comienzan a ponerse rojas como si fueran a explotar.

Sí, estuve observando toda la conversación, sé quién es el Señor J, tú también lo sabes. —Se enciende un cigarrillo, hace una gran pitada y me larga el humo en la cara.

—Sí, es Albert —mataría por un cigarrillo en este momento—. Pero no lo conozco y nunca lo conocí.

¿Estás seguro? —pregunta sorprendido.

—Sí, nuestro lugar de encuentro con Cristina solo es en la oficina, excepto los dos velatorios... ¡Que estúpido que soy! —Casi me caigo hacia un costado por movilizarme abruptamente por mi arranque de furia.

¿Qué te sucede ahora? —levanta una ceja molesto.

—Cristina sedujo a Luke y el Señor J lo mató... Pero su nombre era falso, utilizó su seudónimo, uno que solo yo y ella conocíamos, cómo pude caer en semejante trampa... Me engañó, ¡maldita sea! —Grito— ¿Cómo pude ser tan estúpido?; tendría que haber dudado de ella y no lo hice.

Siempre lo hiciste. —Me arroja la ceniza en la pierna y en su mano izquierda aparece un vaso con una bebida transparente.

—Tú no sabes nada —respondo molesto.

Soy tu creación, se más de lo que tú mismo sabes. Soy tu inconsciente, soy tu parte oscura, donde conviven tus atroces y peores pensamientos ¿y dudas de mis palabras? —Acerca su cara hasta que nuestras narices se tocan, luego se aleja riendo como un maníaco.

—Es... que... —no sé qué decir, me dejó atónito, tiene razón.

Lo sé, soy un genio —bebe un gran trago, me mira con un leve sonrisa—. Cuando conociste a Cristina, en su mirada notaste maldad, nunca creíste que era tan dulce. Siempre te molestó su sonrisa, sus histeriqueos. Cuando se te declaró, parte de ti quería vivir un amor enfermo, no obstante, la parte consciente escondió la verdad. Nunca quisiste admitir que ciertos detalles de los homicidios de Jack solo podría saberlos ella, cuando, entre tantos cafés, le relataste toda tu novela. En el caso de Luke, es algo que debes averiguar, no fue una copia exacta de tu narración... La muerte de Jefferson y Richard es otro claro ejemplo de que Cristina siempre te engañó.

—No me engañó —muevo mi cabeza de un lado al otro negando—. Yo fui el inocente que le brindé todas las herramientas... Fui tan estúpido de creer que ella estaba interesada en mí, tengo tanto odio recorriendo mi cuerpo que si la tuviera frente a frente la acabaría...

Primero tienes que buscar la forma de salir de aquí —apaga su cigarrillo en mi pierna.

—¡¡¡Es imposible!!! —me muevo de un lado al otro—. ¿Te parece que puedo escapar?

Nada es imposible —me guiña el ojo y deja caer el vaso, que antes de tocar el piso desaparece.

—¡No me vengas con frases de autoayuda, si sabes cómo puedo desatarme dilo de una buena vez! —Lo miro fijo sin embargo él solo se ríe.

Está bien, está bien —hace un mueca de fastidio—. No se le puede poner un poco de suspenso a la situación que ya te alteras. Cerca de ti hay un estante de metal con cierto filo en las esquinas. Puedes gastar los precintos contra uno de los bordes.

Oscuros pensamientos: El misterioso señor FryktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora