Capítulo N°11 : No busco venganza sino el camino hacia la verdad(I)

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Me despierto pasado el mediodía. La cabeza me explota de dolor, ya pasaron dos días desde la muerte de Luke. Pensé que estaba preparado para enfrentar esto y matar al Señor J como uno mata a una mosca. Pero cuando vi el cuerpo en el baúl de ese automóvil destartalado, me vi reflejado a mí mismo, vi mi destino. Mientras estoy abrazado al inodoro sufriendo otro ataque de pánico, veo los ojos blancos de Luke y me planteo si realmente estoy preparado para combatir, para tomar un sendero del que pocos vuelven, para asumir que puedo llegar a dejar de caminar entre los vivos. Uno no se debe dejar manipular por las emociones, uno no debe atacar sin conocer a su enemigo y, menos, el terreno donde se mueve. Tengo que esperar que cometa otro error y ese error está al caer. Fue arrogante, despreciable y estúpido lo que hizo con Luke, sé que se está manejando por las emociones y no es el asesino racional que fue en un comienzo. Me coloco las pantuflas, observo mi celular y Jess aún no me ha contestado. No sé si es un buen momento para escribirle de nuevo, también tengo varias llamadas perdidas de la oficina, hoy no pienso ir a trabajar, que no me esperen.

Ingreso a la cocina arrastrando los pies, me pesa todo el cuerpo y me cuesta coordinar los pasos. Me invade una gran tristeza, quise hacerme el cazador de asesinos, el superhéroe de Coverwall y no lo soy, ni cercano a serlo. Enciendo la televisión, mientras le preparo la comida a Salvatore y mi desayuno, en búsqueda de la noticia de la muerte de Luke, sin embargo aún no se abordó el tema, es extraño que a dos días no se hable; debe ser una orden de la policía para no hacerle más propaganda al Dragón. Luego de bajarle el plato al piso a Salvatore y llevar mi taza de café a la mesa me dedico a hacer zapping para despejar las imágenes del cuerpo, de los olores putrefactos y todo lo que sucedió esa noche. Dudo haber hecho bien las cosas, las mismas me carcomen la mente, cada vez que alguien llama a mi teléfono o a mi casa, asumo que es la policía viniéndome a arrestar.

Me suena el teléfono, brinco del susto y lo agarro desesperado, se me cae, lo levanto pensando que es mi esposa, no es ella, es Cristina que me notifica que en horas de la tarde es el velatorio de Luke. Demasiado rápido actuaron los investigadores. Es turbio, se manejan en el silencio y con una velocidad que no es normal; sin embargo no es el primer caso que es ocultado para cubrir la investigación. En el caso de Abbie, el hallazgo del automóvil tampoco salió en las noticias. Muchas veces, es para no entorpecer la investigación y, otras, simplemente porque no da rating. De igual modo, me siento disgustado con el velatorio pero, también, es un buen lugar para ver si puedo encontrarme con Él. Muchos asesinos seriales gustan de ver sus obras, estar junto a las víctimas y sentir su sufrimiento. Demasiadas teorías revolotean en mi cabeza, espero que pronto se transformen en una realidad. En una identidad, un rostro. Que el Señor J deje de ser una simple idea para convertirse en la primera víctima del señor Frykt.

El celular sonó un par de veces y no le di mucha importancia porque estoy en el patio jugando con Salvatore, no quiero atender llamadas del trabajo. Shepard no me va a decir nada, ya que nuestro trato es más importante que una falta sin aviso. Otra vez suena y lo vuelvo a ignorar.

Salvatore es un perro feliz, si es que los animales pueden serlo, corre con tanta velocidad que por un momento me pude olvidar de todos mis problemas, mis energías están volviendo de a poco. Quedamos muy cansados los dos y nos abrazamos en el suelo, con la lengua blanca me refriega el rostro y me río como un loco. Entramos a tomar un poco de agua, miro mi celular, las llamadas eran de un teléfono desconocido, por lo tanto, no podía devolverlas. Ignoro la situación, si necesita algo seguro se volverá a comunicar. Estoy seguro que es un vendedor con deseos de hacerme perder el tiempo.

Camino mientras veo la biblioteca, no sé qué libro leer, es más, no sé qué escritor elegir. Todos son grandes en sus tramas pero ya tengo toda una en mi cabeza y necesito despejarme. Agarro uno de tapa rosa de una escritora inglesa, el libro se llama «La Nieve Silenciosa», es un policial. Me preparo un café y me pongo cómodo, respiro profundo, e ingreso al mundo de la literatura, el lugar que amo cuando quiero escapar de una realidad que me agobia. Son muy interesantes las texturas de las palabras, cómo desarrolla una idea tan simple pero potente. Es un policial oscuro, como los que me atraen. No pude dejar de verme reflejado en la historia, un policía que anda detrás de un hábil asesino de prostitutas, puedo sacar ideas de cómo atrapar a mi enemigo. En medio de la lectura, y cuando ya la leía en voz alta, comienza a sonar mi celular y me sobresalto. Está arriba de la mesa así que tengo que dar unos pasos rápidos para llegar a tomarlo; veo que es un número desconocido y cuando estoy a punto de cortar, decido atender.

Oscuros pensamientos: El misterioso señor FryktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora