Capítulo N°14 :Mi gran enemigo es el puerto de las esperanzas perdidas (III)

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Mis ojos comienzan a cerrarse del aburrimiento que me producen los tecnicismos que Oliver utiliza, mientras me explica los detalles de su gran descubrimiento. Él está feliz, sus manos van de un lado a otro, me señala, luego la pantalla. No comprendo nada, sin embargo me ayuda a distraerme de lo que sucedió hace un momento, mi encuentro con Frykt.

—Lo importante aquí —dice con una sonrisa—, es que nadie se puede ocultar de mí.

—Por algo recurrí a ti —le doy una palmada en el hombro—. Cuéntame cómo descubriste la identidad de Robert...

—Me costó mucho, ingresé a la base de datos de la policía, sus firewalls eran bastante avanzados, más de lo que recordaba, como sea, logré entrar sin dejar rastros, eso es lo más importante. Luego de unas idas y venidas, pude descifrar cuál era entre todas las computadoras la del agente Johnson. Te grité que era un viejo zorro pero vi que estabas entretenido con tu cigarrillo que, por cierto, fue bastante largo. ¿Por qué tardaste tanto?

—No divagues —esquivo la pregunta.

—Perdón —se acomoda los lentes—. Te decía que es un viejo zorro porque ocultó todos los datos de la investigación en un archivo indescifrable. Pero, el gran Oliver —gesticula adelantando su tórax, signo de grandeza—, pudo adivinar su contraseña y esto es lo que contiene el archivo. Me tomé el tiempo de organizarlo para que sea más fácil la lectura.

Me acerco a la computadora, está dividido en sospechosos, pruebas, análisis médicos, autopsias y otras evidencias secundarias; nada muy interesante, solo puedo divisar que soy el principal sospechoso y que Robert está encerrado con un signo de preguntas. Creo que el agente tiene las mismas dudas que yo.

—¿Pudiste conseguir los registros dentales de Robert? —Estoy desorientado entre los archivos.

—Sí, te los dejé aquí, minimizados en la parte baja —me señala con el dedo—. De igual modo es solo una radiografía dental, no creo que te sirva.

—Nunca pongas en cuestionamiento ni la más mínima evidencia, aunque no lo creas es tan importante como el ADN o las huellas digitales —juego con un cigarrillo entre mis dedos.

—¿Es tan así? —Sus ojos se abren de par en par—

—Me tomaré un momento para explicarte: como dicen los estudios biológicos evolutivos, cada persona es un ser único e irrepetible. Por lo tanto, poseen características que no pueden ser modificadas. En las investigaciones de los crímenes se buscan restos de ADN como objetivos principales para detener a un asesino pero en la identificación de las víctimas se utilizan todos los recursos que estén al alcance de la mano. Si el cuerpo no recibió mucho daño o no tiene un alto grado de descomposición se puede reconocer por medio de los familiares, de tatuajes o fotografías. Sin embargo, cuando el cuerpo recibió mucho daño puede ser a través de las huellas digitales o ADN. No obstante, en el caso de Robert, lo único que quedaba eran los registros dentales. Y son únicos, como dije anteriormente. Si miras esta fotografía —veo el estupor en su rostro al ver el cuerpo de Robert carbonizado—, el miorelajante que se utilizó para inmovilizarlo lo tuvo consciente todo el tiempo, o eso se presume, no le permitió que pudiera cerrar sus manos, destruyendo sus huellas digitales. De igual manera, se lograron obtener algunas huellas parciales, y, como no poseía un historial criminal, no pudieron obtener su identidad. Pero el asesino jamás tuvo en cuenta sus dientes, por lo que realizó los cambios de los registros y falsificó la identidad.

—A duras penas logro entender lo que me explicas —se acomoda por milésima vez los antojos.

—¿Pudiste averiguar lo otro? —Le sirvo un vaso de agua de la jarra que se encuentra detrás de él.

Oscuros pensamientos: El misterioso señor FryktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora