VI

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Seis meses. Seis meses tenía ahora el bebe dentro de él, caminaba a paso seguro por el pasillo totalmente blanco que lo llevaba al que ahora era el consultorio de Liam, había terminado sus deberes y estaba listo para saber el sexo de su bebé, una semana atrás Liam había intentado verlo, pero al parecer era un pequeño rebelde porque a pesar de que estuvo en esa camilla varios minutos su pequeño o pequeña no se dejó ver por lo que le suplico a Liam que lo intentara una semana después. Evidentemente un beneficio debía tener ser amigo del médico y también ser su único paciente, sin contar que Liam los revisaba a todos periódicamente.

Y pensar que estuvo a punto de perderlo todo luego del escándalo que ocasionó su embarazo y de la pelea a muerte entre los directivos de la NASA, al final se decidió que él y su bebé se quedarían en el planeta en planeta rojo sin una fecha límite, evidentemente la gran condición era que ambos fueran estudiados luego del parto pues evidentemente el pequeño o pequeña era algo nuevo, pero luego de unos días surgió la duda sobre la salud de Louis después del parto pues gestar bajo la gravedad cero también era bastante nuevo y se temía que el cuerpo del matemático también tuviese cambios fisiológicos y químicos. Louis agradeció que las sanciones no fueran contra su currículum, si debían ser ratas de laboratorio él y el ser que crecía dentro de él, al menos eso significaba que estarían en buenas manos.

Hace un mes la NASA había enviado una nueva sonda con más tripulantes, municiones, pero sobre todo equipo médico para cubrir cualquier necesidad que Louis y su hija o hijo necesitarán, es decir, que estaban preparados para lo peor a pesar de que en los reportes Liam plasmara que el embarazo iba bien incluso con el bajo peso del bebé, de igual forma el estaba agradecido de poder tener a los mejores para ayudarlo si algo se llegara a complicar.

El día en Marte duraba tan solo media hora, casi cuarenta minutos más, que en la tierra pero gracias a él los horarios de sueño y actividades estaban más que bien organizadas, así que la luz en el planeta rojo estaba por irse, casi siempre era roja apegándose al naranja, no un naranja fuerte sino más bien un naranja desgastado, parecido al inicio de las puestas de Sol, por ello le gustaría estar dando una caminata fuera de la estación, pero sabía que no podía, primero porque el peso de los tanques de oxígeno ya le era impensable y segundo porque con su ahora más crecido estómago seguro había una descompensación de peso en su cuerpo y la caminata resultaría un tanto incómoda. Prefería ver lo apacible que era naranja en aquel planeta árido. Extrañaba los mares, se imaginó a él y a su pequeño o pequeña tomados de las manos pisando la arena con el Sol acariciando su piel ya de por si bronceada, un verde en el pequeño mirar de un minúsculo rizado a su lado. La mayoría del tiempo se sentía tonto por fantasear a su bebé con los genes de Harry pero quién podía culparlo, si se había liado con el piloto en parte fue por sus característicos rasgos físicos, entre otras tantas cosas, pero en sus ganas nacientes de que su hijo o hija heredaran aquello que adoraba del rizado se escondía su miedo por verlo en un pequeño espejo reflejado y que todos sacaran sus propias conclusiones.

Apretó el botón rojo aún lado de la puerta blanca con una pequeña ventana en la parte superior, mientras esperaba que se abriera alcanzó a ver el letrero arriba de la puerta, una cruz roja dentro de un cuadrado blanco, él entendía que era necesario diferenciar los espacios pero le pareció un poco inútil, solo estaban ellos cuatro, y ellos colocaron la estación así que evidentemente sabían cuál era la enfermería o el pequeño hospital de Liam como a él le gustaba llamarlo.

Cuando la puerta se abrió sin duda él no esperaba ver a alguien ahí a demás de su amigo el médico, y si que se sorprendió. Liam y Harry voltearon a mirarlo, el rizado se encontraba sentado y asegurado en una camilla y Liam alejaba su estetoscopio del pecho del ojiverde— Yo, lo siento no sabía que estabas ocupado— el ojiazul hizo un amago de irse pero la voz de Liam lo detuvo.

—No, tranquilo Louis, pasa. Acomódate en la otra camilla por favor, no olvides ponerte el cinturón antes de quitarte los zapatos —le recordó Liam mientras guardaba su estetoscopio en un estuche especial. La puerta se cerró por si sola una vez que Louis se alejó de ella.

El lugar contaba con tres camillas paralelas, varias maquinarias necesarias para monitorear a cada paciente entre ellas y lo que era el escritorio de Liam frente a ellas, Harry se encontraba en la primera así que se cómodo en la que seguía de esa pues no quería verse grosero al sentarse en la última ademas eso complicaría el trabajo de Liam. El rizado bajo la mirada hacia sus piernas que parecían más interesantes que cualquier otra cosa en ese momento, fue ahí cuando Louis se dio cuenta de que Harry estaba conectado a un suero especial ya que sin gravedad el agua no caía como debía y meterlo a presión sería peligroso, alejo su mirada del piloto y se sentó donde Liam le indicó. No iba a mentir, estaba entrando en pánico ¿a caso el rizado no se iría?

Liam acomodo la máquina de la ecografia a su lado, el aparato ya estaba encendido— espero no te incomode que Harry este aquí, algo anda mal con su dieta y se ha sentido mal por lo que tiene que esperar aquí a que el suero se acabe.

Louis trago saliva, no necesitaba tan información pero de alguna manera le gustó obtenerla y respondió algo nervioso— no, está bien.

— Bien Louis, ya sabes que hacer, el gel esta frío recuérdalo —le advirtió Liam una vez que le pasó un pequeño bote azul y se acomodo a su izquierda listo para realizar la ecografia en cuanto Louis terminara de colocar todo el gel.

Louis sabía que Harry tenía vista directa al monitor pero no quiso despegar su vista del mismo, no quería admitirse que le emocionaba en cierta medida que el rizado estuviera a punto de ver por primera vez a su hijo, todo entre ellos había quedado claro así que el voltear para confirmar si Harry miraba el monitor solo rompería su corazón aún más de no ser así. Sabia que el rizado ya no era el padre del bebé que crecía dentro de su vientre, ya había asimilado que solo serían el y el pequeño o pequeña pero quizá, solo quizá, si Harry lo veía cambiaba... no, nada cambiaría, eso era lo que era, no había espacio para arrepentimientos. Justo ahí culpó al embarazo por el remolino de emociones que sentía, en su pecho se almacenaba el miedo y el coraje pero también la emoción por ver a su bebé y por fin descubrir el sexo del mismo, además su nerviosismo no le ayudaba.

Sacándolo de su propia burbuja de pensamientos Liam comenzó a deslizar el transductor por su vientre y sonrió, Louis aún veía formas borrosas hasta que la mano de su amigo se detuvo— Lo tenemos, al fin se dejó ver, felicidades Louis, es un niño.

Los ojos de Louis se empeñaron con las lágrimas que comenzaron a emanar de ellos. Ahí estaba, vivo, saludable y era hermoso. Debía comenzar a pensar en nombre, aunque quizás no hubiese mucho que pensar. Lo tenía.

— Sabes que sigue siendo más pequeño de lo que debería pero me alegra que al menos ahora tu estómago sea mucho más notorio —mencionó Liam mientras le proporcionaba una toallita al ojiazul y limpiaba el transductor con otro.

luego de tomarla respondió— Sip —soltó Louis entre lágrimas mientras se limpiaba el gel. Era un niño ¡un niño! No es que no quisiera una niña pero solo le emocionaba por fin poder dibujar un pequeño carita en su cabeza.

Liam acomodo todo en su lugar de nuevo y comenzó a anotar todo en el procesador de su consultorio pues los registros del embarazo eran prioridad, por el momento, ya que ellos se encontraban perfectamente bien de salud.

— Gracias Liam, yo... me voy —el pequeño castaño salió de la habitación lo más rápido que pudo sin esperar respuesta de Liam, de verdad que quería evitar a Harry, y Liam no pudo pasarlo por alto, pero prefirió no decir nada. Una vez que Louis dejo el lugar Liam pudo jurar que mientras se acercaba a Harry para revisar que el suero siguiera entrando en su cuerpo el ojiverde se limpiaba una lagrima.

Nadie más sabía que Harry había mirado ese monitor por curiosidad, por qué la curiosidad mató al gato, así como la culpa lo estaba matando a él. Su hijo era niño, y eso lo puso feliz aunque no quiso demostrarlo, el problema era que ya no era su hijo.

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