Oscuridad, silencio.
Nada especial ocurría.
-Ese hombre está loco - dijo Matthew de repente -. Yo nunca confié en él. Entra y sale de esa oficina, donde examina continuamente ese radar. Sufre alucinaciones. Y nos ha enviado a una muerte segura.
-¿ De quién estás hablando? - pregunté.
-Del teniente- dijo Matthew.
En cierta forma, tenía razón. El teniente era un hombre extraño, pero yo nunca he llegado a pensar que estuviera loco. Sí he sentido, alguna vez, que su personalidad rozaba los límites de la normalidad y que podía caer, en cualquier momento, en algún desvarío supersticioso. Por ejemplo, siempre que caminaba por el pasillo, desde la oficina a la sala principal del Observatorio, calculaba sus pasos. Nunca daba un número par de pasos. A veces llegaba a la puerta de la sala y retrocedía, sólo para dar un paso más. Pero eso no implicaba que estuviera loco.
-Está nervioso por esa criatura, es comprensible - dije.
Matthew se calló. Volvió a observar el techo de la nave y permaneció en esa posición, durante un largo rato.
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El devorador de planetas y otras historias
Science FictionHistorias breves de ciencia ficción (Algunas historias están relacionadas entre sí, en forma secuencial o a través de Spin-offs, y forman un único relato, y otras no tienen ninguna conexión con esta trama general)