EL ERROR DANZANTE

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Allí está.

Se está acercando.

Es oscura, muy oscura, y se dirige hacia la sala en la que estoy escondido. Avanza y se retuerce, como un torbellino, una tromba marina absolutamente negra. Sí, es oscura, y por eso la llaman "la sombra", pero yo no diría que se parece sólo a una sombra, sino también al humo, a esas negras columnas de humo que surgen de las grandes chimeneas de las fábricas y danzan en el aire, interminablemente...

Su fuerza es increíble. Derribó la puerta de hierro del laboratorio y arrancó las paredes del pasillo principal.

Ahora está viniendo hacia mí.

¿De dónde ha surgido? ¿De qué siniestro experimento? Para muchos, esta monstruosidad no tiene explicación, pero yo sé que, en Alemania, hace algunos años, el doctor Bauer había logrado demorar la dispersión de las partículas que resultaron de una combustión parcial. Concretamente, consiguió que cierta cantidad de humo se mantenga en el aire indefinidamente, o que por lo menos se disipe con mayor lentitud. Nunca supe por qué estaba interesado en este asunto, pero sí he llegado a saber que, una noche, su sala de estudio fue destruida por esto que ahora está avanzando hacia mí y que nada puede detener. Sí, nada puede detener, porque ni los golpes ni las balas pueden dañarla. Es como querer dañar a una sombra.

Bauer controló esas partículas en el aire creando un centro en torno al cual aquéllas pudieran girar y por lo tanto mantenerse cercanas entre sí. Un torbellino, sí, pero probablemente Bauer creyó que sería fácil controlar esa temeraria manipulación de la densidad.

No fue así. Aquello escapó de sus manos. Destruyó su sala de estudio y salió a las calles. Derribó edificios, trituró autos, árboles, y ahora está devastando el Instituto, precisamente el Instituto de Ciencias donde posiblemente se encuentre la fórmula que podría acabar con esta locura. Como si aquel torbellino de oscuridad tuviera consciencia y, cansado de sí mismo, buscara esa fórmula para autodestruirse, dirigiéndose desesperadamente hacia esa sala en la que un grupo de investigadores estuvo encerrado durante meses estudiando la manera de revertir la desatinada ocurrencia de Bauer.

O, lo cual sería peor, como si buscara esa fórmula para apropiarse de ella; para impedir que alguien más la encuentre. Porque yo sé que la fórmula está aquí, en algún lugar de este Instituto, y si yo encontrara esa sala, todo esto terminaría.

Pero quizá no pueda hacerlo. Quizá la sombra llegue antes a ese rincón del Instituto y nuestras posibilidades de detenerla se dispersen para siempre, como partículas de humo en el aire.


(Texto anónimo, hallado junto a los informes firmados por Marco H. Ford)

El devorador de planetas y otras historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora