Doceavo capítulo de Caer ~ “Nuevos amigos”.
Justin no me hablaba. Y ya habían pasado tres malditos días de una idiota “pelea”.
Siendo honesta, no entendía por qué se había enojado. Él estaba acostumbrado a escucharme insultar a su novia, que en realidad no eran insultos por el simple hecho de que ella sí era una interesada y también puta; ¿entonces por qué se enojaba? ¿Ella era tan importante como para dejarme de hablar por unos días? Y aunque yo misma me encargué de llamarlo, él solo me contestó con monosílabos, y luego, me cortó dejándome en medio de la nada. Había perdido mi orgullo, para nada. Y desde ese momento, le mandé otros mensajes preguntándole que caracoles le pasaba. Pero no contestó. Llegue al punto de preguntarle a Pattie, su mamá, si él le había dicho algo, cuando ella enojada y furiosa con su hijo, me contestó que solamente le dijo que “_____metió la pata, y estoy cansado”. Cuando me fijé en las noticias de un estúpido y fastidioso programa de chimentos de E! News, las notas estaban en mayúsculas gigantes “JUSTIN BIEBER REBELDE”, hablando de que él había salido a varios clubes nocturnos con un tal Lil Twist, que consta que nunca en mi vida lo había visto.
La noticia hablaba de Justin, que había ido a tomar algo al club. Todo iba bien, hasta que detrás de copa en copa, obviamente se emborrachó. Y eso resultó molesto para muchas fans, y algunos reporteros que siempre rectifican que una estrella del pop debería ser perfecta. Justin contestó en su twitter, luciendo enojado: “@adamlevine ¿no sería genial que te metas en tu vida?”
¿Se había emborrachado? ¿Quién era Lil Twist? Y eso era lo que me preocupaba; tenía miedo que me deje, que yo le deje de importar. Porque lo quería con todo mi corazón. Y me dolía la forma de ignorarme, o la forma de no interesarse en mí como nunca lo hizo.
Pero a pesar de todo, no había tenido el tiempo suficiente de pensar demasiadas cosas; excepto a la hora de dormir. La verdad era, que el colegio y el teatro me estaban matando físicamente. Las pruebas me enloquecían, y la cercanía del estreno de la obra se acercaba rápidamente; todo era agotador y largo.Tomé entre mis manos el collar que colgaba de mi cuello. El regalo de Justin. Tenía la forma de una pluma; porque él decía que parecía la pluma de un ángel, y una linda ave; en sus plumitas, había piedras preciosas de distintos tonos azules y verdes, y unidas por oro gris. Lo amaba; era hermoso. Y la cadena, era también de oro gris. Cuando lo vi, hace unos días atrás, lo amé tanto que casi lloraba.
Extrañaba a Justin. Y sólo habían pasado tres días.
{{}}–Yo quiero un novio. –Escuché a Yaritza hablar con su típica emoción.
–Yo quiero que te calles, pero no todo se puede en la vida. –Le contestó su hermana, Hatzumy, fulminándola con la mirada. Yo me reí entre dientes.
–Yo quiero que dejen de pelear todo el día. –Dije yo, ambas me miraron, y Yaritza asintió con la cabeza numerables veces con tanta energía que me preguntaba de donde la sacaba; Hatzumy solo contorneó los ojos. –Y también que Justin me hable…
–¿Justin de nuevo? Niña, estás loca por ese chico. –Hat habló cansada. Yary le pegó en el brazo, y su hermana se encogió de hombros. Sonreí y negué con la cabeza.
–Es mi mejor amigo…
–No le hagas caso, _______, Hatzumy está loca. Y también histérica.
–¿Le vino? –bromeé. Yary asintió con la cabeza.
–Al parecer…
–Tontas. –refunfuñó ella. Yary y yo, nos miramos sonrientes.
–¿De verdad que son hermanas? Son tan distintas. –Y tragué un pedazo de tomate de mi ensalada.
–Es que ella es tan feliz por todo… –dijo Hatzumy. –Puedes decirle que murió su perro y seguirá estando feliz.
–Y ella malhumorada por todo. Insoportable. –Rodó los ojos Yary. –Pero bueno, somos gemelas.
Yo reí.
–¡Es que Kevin no me habla desde ayer! –Oh mierda. Hat con sus problemas amorosos de nuevo no… –Voy a enloquecer de verdad. Dijo que me iba a hablar, y no lo hizo. Dijo que no iba a salir y su último tweet decía que fue a comer pizzas con sus amigos. Y voy a volverme loca porque seguro soy una loca que tiene los cuernos hasta el techo… y quiero matarlo, y mutilarlo, y llorarle para que me quiera, y… –hablaba tan rápido que nadie le entendía. Yary la interrumpió, gracias al cielo.
–Hatzumy… –y su hermana la volvió a interrumpir.
–¡Pero no puede hacerme eso! ¡Ayudame hermana! –Llorisqueó –Lo extraño muchooooo… –y dramáticamente la abrazó por el cuello. Sí que Kevin le gustaba. –Y… bueno, no se que… –el sonido de su celular nos interrumpió, doble gracias al cielo. Se separó de su gemela, y sacó el celular con lentitud, de su bolsillo. De repente, su cara brilló con emoción; se paró rápidamente de la banca en donde estábamos comiendo, y gritó: –¡Es él! –Y casi dando saltitos, se alejó de nosotras, poniendo el celular en la oreja.
–Está enamorada de ese chico. Y me asusta. –Mi amiga suspiró mirando por donde ella se fue.
–Definitivamente no es ella. –Ambas reímos.
–Definitivamente.{{}}
A penas salí del colegio, llamé a mamá para avisarle que debía ir a ver a Christopher. Desde el sábado no lo veía, y lo extrañaba como nunca. Entonces, agradecí el haber llevado un poco de dinero, y me tomé un taxi hasta el hogar.
–¡_____, que sorpresa! –exclamó Marie, una trabajadora del lugar. –Ya estaban todos preguntando por ti. –Me acerqué a ella y la saludé con un beso en la mejilla.
–¿Cómo te sientes, Marie?
–Muy bien. Y feliz ahora que me dejaran de preguntar por ti. –Bromeó ella. Yo reí.
–¿Dónde están?
–En el comedor, teniendo su almuerzo.
Asentí con la cabeza sosteniendo una sonrisa no muy verdadera; y caminé hasta la puerta de entrada del comedor. Cuando mi celular empezó a vibrar y sonar “Call me maybe” de Carly Rae Jepsen. Lo saqué de mi bolsillo, y miré la pantalla donde brillaba el nombre de “Niño–Justin”.Debatí en un segundo si atender o no. Para entonces, sentí como si fue una gran sorpresa que me llenaba de tonta alegría; mi voz interior gritaba para que lo atienda, cuando una sonrisa tan grande que hacía doler mis mejillas era evidente de mi felicidad. Y fue el momento justo en darme cuenta que era la persona más tonta por sentirme tan feliz ante semejante estupidez. Entonces, obviamente, apreté el botón para atender, obligándome a no sonar tan desesperada.
¡Pero lo extrañaba tanto!
–¿Hohola? –pregunté tontamente, todavía sonriendo como imbécil. Casi me pateo por ello; y sí que era boba.
–Hola, ______ –dijo él, tan tranquilo pero raramente extraño. Su voz extraña – Solo llamaba para avisarte que el viernes viajo, y no voy a buscarte a danza –Oh. Mi sonrisa se iba desmoronando, mientras yo suspiraba.
–Está bien –Susurré. –¿Se puede saber a dónde vas?
–Viajo con unos amigos… Las Vegas. –¿Desde cuándo me trataba así? ¿Tan indiferente de repente por una inútil pelea?
Había descubierto en su voz, la falta de dulzura que siempre estaba presente; y para reemplazar eso, él tenía su voz masculina como alguien arrogante y creído.
Por un momento, tuve miedo de que él se transforme en el Justin que intenté no transformar durante estos años.
–Oh… –articulé –Espero lo pases bien.
–Ah, y si no sabías, recogí varias cosas de tu casa que eran mías. –Mis ojos se sentían brillosos.
¿Se habrá llevado esa remera que tanto me gustaba? Rogaba que no… y también, quería que su collar dorado de cadenas quede conmigo, solo para dormir bien el viernes y no tener pesadillas, aunque eso sonaba poco creíble.
–Está bien… ¿estás enfadado conmigo por lo de Katy?
–Claro que no… –habló como si era la cosa más idiota que nunca escuchó, y seguido de eso, largó una fría carcajada. –Solo conocí amigos nuevos, y ellos me invitaron a viajar y salir. Solo eso.
Un minuto de silencio.
–Bien. Adiós Justin; estoy en el comedor con Christopher. –dije.
–Adiós.Y ambos cortamos.
¿Por qué sentía como si tenía un vacío, como si me reemplazaran? Seguramente soy solo yo… o solamente él que está enojado y por eso actúa así. Sí, debe ser eso.
Limpié una silenciosa lágrima con el dorso de mi mano y sonreí brillantemente, para abrir las puertas del comedor segura de mí. Lástima que todo era actuado.
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Nunca digas nunca |Jb
FanfictionA veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti. Pero cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad cuando menos lo esperes.