Treceavo capítulo de Caer ~ Sin asunto.
Los niños prestaban atención a cada palabra que decía, a medida que iba leyendo “La sirenita” para ellos. Pero, por alguna razón… no estaba feliz, como otros momentos; esa razón, tiene nombre y apellido, desgraciadamente.
Al terminar el cuento, todos los pequeños aplaudieron; yo, bromeando, hice una reverencia algo antigua, y dejé el cuento en la biblioteca gigante llena de libros pertenecientes al hogar. Apenas apoyé mi trasero en una silla, todos los niños empezaron a jugar distintos juegos de mesa, menos Christopher que vino corriendo hacia mí.
–¿Sabes? Mamá me mandó una carta –me dijo con sus ojitos brillando de felicidad. No pude contener una sonrisa.
–¿En serio? –pregunte, sorpresiva. Llevé mis dos manos a mi boca y abrí mis ojos a la par, para dramatizarlo.
–¡Sí! –chilló feliz –. Me dijo que no aguantaba la hora para verme.
–Pues… me siento muy feliz por eso, pequeñín. –Y lo estaba. Estiré mi mano hasta sus cabellos, y los acaricié con ternura –. ¿Te sacarías una foto conmigo? –pregunté.
–¿Otra más? –renegó frunciendo el ceño. Y claro… teníamos más de un millón, segurísimo.
Pero ya era tarde para reclamos, porque puse mi celular delante de nosotros, y la foto fue tomada. Al retroceder y mirarla, salimos ambos con sonrisas, que la mía casi se notaba lo falsa que era. Sin que me importe, subí la foto a mi cuenta de Instagram.
–¿Qué te pasa, ______? –preguntó dulcemente.
–¿Debería pasar algo? –pregunté ahora yo, con su mismo tono. Volví a acariciar su cabello con suavidad.
–Se te ve triste… pero tranquila, solo yo lo noté –Sonrió y yo también.
Un momento, quedé callada. Aparté la vista de él, porque sabía que me arriesgaba a llorar, y no quería eso. Nada era más penoso que llorar frente a la persona que le enseñas a ser fuerte.
–Tuve unos problemas…
–¿Con Justin? –asentí –. Está cambiado; en tu cumpleaños ya lo noté –volví a asentir.
–Ya lo sé –suspiré.
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Esa noche, al salir de danza, me quedé sentada en un banquito de enfrente al instituto. Necesitaba un momento sola, y agradecía que mi mamá todavía no llegaba para buscarme. El cielo estaba nublado, lleno de nubes grises que en algún momento atormentarían. Pero no me preocupé.
De repente, empecé a pensar.
¿Por qué Justin estaba conmigo?
Y a penas pronunciar su nombre, las lágrimas amenazaban con salir. Antes de que empiece a llorar, la figura de dos o tres personas me interrumpieron. Internamente, maldecí.
–¡Oh, Cupido! –exclamó la voz de Jennifer. La miré por sobre los parpados; no tenía ganas de hablar ahora, pero no podía quedar mal tampoco. Sin pedirme permiso, Jennifer y Amanda se sentaron a mis lados en la banca, quedando Jeremy parado delante de mí.
–¡Eh, amigas de Kitri! –bromeé ahora yo. Ambas rieron, y Jere sonrió.
–¿Cómo estás? –Preguntó Amanda –¿No te molesta que estemos aquí, no?
<<Mmmmmh… sí>>.
–No, claro que no –Sonreí entre dientes.
–Y entonces… cuéntanos, ¿qué tal tu onda con Marie? ¡Los rumores corren demasiado rápido!
{{}}–¡No quiero, mamá! ¡No quiero! –grité en el teléfono. Me molestaba que todo el tiempo esté criticándome, ¿es tan difícil no joder por un día? Esto me estaba pudriendo de a poco –. No me importa, no es mi problema.
–Drew, te dije que no me grites –Dijo ella imperial. Rodé los ojos.
–Yo te dije que no te metas en mi vida, ¿no es lo mismo? –retóricamente, pregunté. –Ahora, estoy ocupado, mamá.
–Ocupado sin hacer nada… –ella esperó un segundo, yo me enfurecí aún más. –¡Necesitamos dar los últimos detalles de la gira, Justin Drew! –gritó.
–¡No me interesa! –volví a gritar.
Y corte, porque me daba igual lo que decía. No era más que otra persona que jodía en cada cosa que debía hacer.
Volví a concentrarme en la ventana de la habitación, que mostraba las vagantes luces de Las Vegas. Estaba enojado, furioso; sentía como mi rostro ardía y mi garganta se empezaba a cerrar de la furia. Me molestaba que se metan en mi vida, que siempre estén pendientes de lo que hago y lo que no, de que no les importe una mierda mis pensamientos. Sentía que me iban destruyendo lentamente; todas las obligaciones, las responsabilidades, los hechos, las giras, las cámaras… y estaba cansándome. Quizás, el venirme a Las Vegas, fue la idea más estúpida que pude elegir, pero por un momento, quería escaparme de algo y lo más cercano pero lejano a la vez, era Las Vegas. Y me siento encerrado a veces. Y necesito alejarme por un momento de las personas que amo.
Pasé las manos por mi cabello, varias veces y seguí hasta donde estaban mis ojos para fregarlos numerables veces más. El sonido de la puerta, tres veces, me hizo desconcentrarme un poco. Murmuré un “adelante” sin muchos ánimos, y vi como Lil se metía dentro de la habitación.
–¿Salimos? –preguntó. Negué con la cabeza.
–No tengo muchos ánimos…
–Vamos, Bieber, –hizo un gesto con sus manos –la noche está en pañales, amigo.
Reí entre dientes, y me levanté de la cama de un tirón. Era hora de distraerme un poco, ¿no?
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Nunca digas nunca |Jb
FanfictionA veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti.&nbsp;Pero cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad cuando menos lo esperes.