Trigésimo cuarto capítulo de Caer ~ “Ojos ciegos, oídos sordos y mente cerrada”.
Me desperté incluso cuando todos dormían plácidamente. Todavía se escuchaban los ronquidos de Mia y la fuerte respiración de Jeremy en mi oído, manteniéndome fuertemente atada a él. Con cuidado giré mi cabeza, como siempre hacía cada vez que estaba con Justin; pero ya no era Justin, era Jeremy, y me sentía estúpida al pensar en él cuando quizás yo ya no era nadie. Además, Jere no se merecía que yo piense en otros chicos mientras estaba con él; me trataba como nunca me habían tratado en mi vida, y no era justo. Estaba actuando como una desesperada adolescente, que aunque lo era, también estaba ultra exagerando. Me escabullí de sus brazos como pude, y caminé directo hacia mi habitación en puntitas de pié, tratando de no hacer mucho ruido. Cuando encontré mi celular, me acosté en el piso y empecé a revisar mi Instagram, Facebook y Twitter. Justin había subido una foto con una chica, que al parecer, no estaba nada mal; según la etiqueta de Instagram ella se llamaba “Chantel Jeffries”, y me encontré casi celosa. Eso fue lo que me llevó hasta, de nuevo, al colchón donde Jeremy seguía durmiendo, volví a ponerme a su lado, mi cabeza arriba de un brazo suyo, y el otro rodeando mi cintura, yo mirando la cámara y él con ojos cerrados de perfil hacia mi lado. Entonces sonreí y subí el celular para sacar una foto. La edité un poco, para que mi cara no parezca tan de “recién levantada” y comenté en descripción “Te quiero”.
Sabía que Justin iba a verla.Al entrar a Twitter, me enteré que esa tal Chantel era modelo y que con Katy se odiaban; también habían aparecido fotos con Justin muy recientes, en un hotel, y en una playa caminando juntos en Miami. Mis interacciones eran variadas, algunas chicas que pedían que las siga, otras de que yo era una estúpida (y entre otros insultos, que no sé a qué venían), y otros que habían visto mi foto con Jeremy.
Me llamó la atención el tweet de una chica, que decía: “@_______Hoff ¿Por qué Justin no está de novio conmigo?”. Reí sigilosamente, y respondí: “@mylifeisbiebs Si eres modelo, quizás puede estar contigo. Xoxo”.Para las 10 de la mañana yo ya estaba trabajando, tomando ordenes de este lunes para las personas que venían a desayunar al cálido restaurante. Para mi mala suerte, hoy el clima estaba totalmente contrario a lo que fue ayer, soleado, viento de primavera y unos 20° Centígrados, que eran bastante inusuales en Nueva York. Esto incitaba a que más gente venga al restaurante, y cuando nos dimos cuenta con Sophie (la otra mesera), ya no había más mesas y teníamos que organizar los lugares.
Bufé con cansancio cuando una cliente más entraba por la puerta. Estaba repleto, ya no había ni un lugar más. Y no tuve más opción que acercarme a ella.
–Lo siento, no tenemos más espacio –dije haciendo una mueca. Sin embargo, ella no quitó la sonrisa de su bello y arreglado rostro.
–La verdad es que no venía por el restaurante –Se encogió de hombros.
–Oh… si quieres hablar con los dueños… –la rubia me interrumpió.
-No, no… estoy buscándote a ti –dijo.
Levanté mis cejas sorprendida.
-Oh, hola. Soy ______. ¿Qué necesitas? –pregunté interesada.
–Iré directo al grano –la que levantó sus cejas ahora, fue ella -. Soy directora de una agencia de modelos, y te he visto en varias revistas, y creo que sos muy bonita para ser modelo –dijo sonriendo amablemente.
Casi me atraganto con mi propia saliva. ¿Yo? ¿Yo como modelo? Por dios.
–Te habrás equivocado –dije mientras negaba con la cabeza repetidas veces. –Yo no soy modelo.
–Mira… te dejaré mi número, y espero que me llames –seguido de eso, me tendió su tarjetita. Y yo la miré con los ojos abiertos como platos.
Ella de verdad esperaba que yo sea modelo. De verdad estaba loca. No había nada en mí que sea increíble; no tenía un cuerpo lindo, ni un cabello cuidado, y mucho menos una cara bonita. Dios, que fracaso era.
Asentí con la cabeza, casi horrorizada. Está bien, no necesitaría llamarla.{{}}
–¡Lucia! –grité golpeando la puerta de su habitación varias veces con mi puño.
Sabía que ella estaba enfadadísima conmigo, pero tampoco era para que me ignore todos los malditos días. Ya empezaba a pensar en lo mucho que se parecía a ________.
–¡Lucia! –grité de nuevo, sin dejar de golpear.
Estaba enfadado y acelerado, y la única que podía hacer algo era ella.
–¡Luciaaaaaaa! –repetí golpeando más veces seguidas.
Finalmente, escuché su grito de afuera: “Ya va”. Segundos después, y luego de unos pasos fuertes detrás de la puerta, se abrió mostrándome a una Lucia eb bata de baño y una toalla en su cabeza.
–¿Te has vuelto loco o qué? –gritó, de repente poniéndose roja. –¡Me estaba bañando Justin!
–Mira que bien –respondí con sarcasmo rodando los ojos.
Pasé por su lado entrando a la habitación, sintiendo mi mano empapada en humedad alrededor de mi celular.
–Cada día más tonto –murmuró cerrando la puerta. –¿Qué sucede? No está Scooter.
–No lo busco a él –respondí con seguridad. –¿Has visto lo que subió tu hija a Instagram hoy a la mañana? –pregunté firme, casi saliendo fuego de mi boca.
Lucia me miró con ojos fríos, todavía enojados.
–¿Viniste para darme tutoría, Justin? –contestó. –Te recuerdo que soy mayor que tú, y mi hija de 16 años es responsabilidad mía, no tuya.
–Es mi amiga –sin querer, arrastré las palabras enojado.
–No puedes ni siquiera cuidarte a ti mismo y quieres cuidarla a ella –rió falsamente moviendo la cabeza hacia un lado.
–¡Durmió con un chico! ¡Ni siquiera a mí me dejas dormir con ella, ahora!
Anoche, durante la cena, me había dicho lo enojada que estaba, y que no quería que yo transmita “mis nuevas costumbres” a _______. El tema, es que no eran costumbres, estaba siendo un adolescente normal.
–No es un chico, es Jeremy, su novio que no se droga e incluso, armó un club para quitar personas de esa mierda –contestó. Mierda, como odiaba a ese chico; resulta que ahora es el señor perfección.
–No me interesa que me compares con él. Yo no soy perfecto. –Negué con la cabeza reiteradas veces.
–Nadie te está comparando. Te estás comparando solo porque sabes que te estás volviendo en un imbécil. –Que ella me lo diga… dolía cada vez un poco más.
–Genial, me encanta que pienses así de mí que te considero casi como mi mamá –dije. Me odié por completo al escuchar mi voz dolida.Puedo jurar que sus ojos se aguaron, ablandándose un poco.
–Me encanta que cada vez vayas olvidando más de dónde vienes, y con quién aprendiste todo a lo largo de tu vida. Te quiero mucho, Justin, pero… –ella esperó para tomar aire, bajando el tono de voz –te estamos perdiendo, y lo peor es que ni _______, ni nadie, puede decirte qué hacer porque ya no te importa.
Silenció mirando mis ojos, como si quisiera escarbar en mis pensamientos. Y luego volvió a decir con vos pausada:
–Ya no está ese chico de 16 años, pero tampoco está el de 20.__________________________
ESTÁS LEYENDO
Nunca digas nunca |Jb
FanfictionA veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti. Pero cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad cuando menos lo esperes.