Cuadragésimo capítulo de Caer ~ “No me importa”.
La furia me estaba carcomiendo las entrañas, sentimientos contrarios a lo que hace un momento estaba sintiendo; junto con un dolor que parecía no terminar nunca. Simplemente no podía frenar mis interminables ganas de gritar por el enojo que iba sintiendo con molestia.
–_____... –susurró Justin con la voz suave, y sus ojos calmándose del tormento.
Lo miré intentando dar mi mejor cara de frialdad, luego de negar con la cabeza.
–Hablaremos luego, sin falta –concluí sin expresión. Sin embargo, era buena para ocultar el dolor de mi interior.
Sentía mi corazón atrapado en dos manos y esas manos guardándolo en un viejo cofre con intenciones que nunca se entrometa. Ojalá fuera así de fácil. Ojalá pudiera comprender todo lo que sucede sin que me lastime.En el momento de estar en el hotel, me di cuenta de lo histérica que estaba. No me apetecía ver a Jeremy pero anhelaba hablar (o gritar) a Justin, porque estaba casi segura que él había comenzado. Después de todo, me cansaba ser siempre yo la lastimada por culpa de Justin.
Mi mamá me dirigió una mirada con un brillo cansado pero comprensivo en sus ojos azules, luego tiró de la comisura de sus labios hacia arriba, en una sonrisita pequeña.
–Vamos, directo a la habitación. –dijo para ayudarme con las muletas y dirigirnos al ascensor lentamente.
Me sentía cansada y también la veía a ella de esa forma; sin embargo, no puede evitar notar que algo quería salir de su boca, y el brillo de sus ojos se veía extraño, casi con emoción y anhelo.
–Te prepararé el baño y tu ropa, ¿qué quieres de cenar? –preguntó con una sonrisa.
Y me sentí culpable al ver que yo no había valorado su interés desde que vinimos desde el concierto. Entonces, sonreí con agradecimiento.
–¿Comida? –bromeé y luego negué con la cabeza. –Lasaña.
–Entonces, ve a bañar –contestó, deshaciendo la coleta de mi cabello, y soltándolo sobre mi espalda.
–Te encanta dar órdenes, eh –respondí de nuevo bromeando, rodando los ojos en su dirección.
–Claro, y a ti obedecerlas –con una risita, palmeó despacio mi espalda mientras me iba al baño.{{}}
Mientras cenábamos en una improvisada mesa de mi habitación, Mia hablaba sin parar como siempre, contando anécdotas e historias que ya me las conocía como resultado de vivir con ella últimamente; mi mamá atendía y Scooter asentía con la cabeza, con una simulada sonrisa de orgullo. Me encantaría decir que yo estaba igual de atenta, pero sinceramente no podía concentrarme.
Dos golpes en la puerta sonaron, y cuando me quise levantar de la silla, Mia me dijo que iba a ir ella. Y así fue. Abrió la puerta luego de ver por el pequeño hoyo de la puerta, y aunque estaba de espaldas a mí, sabía que rodó los ojos.
–___... –dijo la voz de Justin, confundiéndose. Mia no lo dejó pasar, y nosotros tres nos quedamos en silencio, escuchando.
–Nadie va a hablar contigo –contestó con voz fría mi hermanastra.
Al parecer, no era la única molesta con Bieber.
–Mia, en serio.
Ella se dio vuelta para verme, y cuando negué con la cabeza en respuesta, volvió a girar.
–No, Justin. Vete.
Y cerró la puerta en concreto. Pensé que iba a volver a sonar sus golpes insistentes y decisivos, pero… no pasó.–Tenemos que contarles algo.
Metí un pedazo de frutilla con crema en mi boca, y de inmediato dirigí mi vista hacia las manos entrelazadas de Scooter y mi mamá. Eran apretadas con fuerza, como piezas de rompecabezas perfectas; parecían adolescentes que se presentaban frente a sus padres. Interiormente me pregunté si mi mamá alguna vez estuvo así con Paul, mi padre, viéndose tan liberal y enamorada como ahora y si yo estaré en su mismo lugar alguna vez.
–Escúpanlo –dijo Mia con un ligero tono de emoción en su voz. Yo, a su vez, sonreí con orgullo al recordar que Scooter había confiado en mí para contarme que quería casarse con mi mamá… entonces yo ya sabía lo que iban a decirnos.
Ellos se miraron entre sí, regalándose pequeñas sonrisitas con secretos en ellas. Luego Scooter esquivó su mirada hacia nosotras dos, y abrió la boca diciendo:
–Nos casaremos.
Sonreí con sincera felicidad, porque a pesar que ya lo sabía, ahora era un sentimiento distinto. Entonces, me fijé como Mia abría la boca en sorpresa y sus ojos eran perplejos.
–¡Felicidades! –exclamó de repente, largando un par de carcajadas felices. Se paró para saludarlos, y yo hice lo mismo, casi lagrimeando de la alegría que sentía.Mi mamá iba a volver a ser feliz, y no hay sentimiento más fuerte que ese.
Cuando los cuatro estábamos abrazados, un abrazo familiar, mamá se separó de nosotros tres y sonrió con lágrimas en sus ojos a punto de ser desprendidas. Miró el piso con nerviosismo, y con una mano en su vientre, dijo:
–Y… estoy embarazada.Bien, eso no me lo esperaba. Y al parecer, Scooter ni Mia tampoco.
Antes que pueda evitarlo, de mis ojos caían lágrimas y fui hacia ella en un abrazo, luego se sumó Mia también llorando pero Scott quedó en el lugar, perplejo.
–¡Serás papá de nuevo, papá! –exclamó Mia abrazando a él ahora.
Y él sonrió con emoción y lágrimas. La primera vez que veía llorar a Scooter era esta.
–Yo… –se cortaron sus palabras cuando empezó a llorar en el hombro de Mia, como un niño pequeño.
Solté a mi mamá apreciando la escena, y me quedé a un lado junto a mi hermanastra cuando Lucia abrazó a mi futuro padrastro, ambos inmersos en llanto de felicidad.{{}}
Mi desayuno fue solitario en el restaurante del hotel. Apenas consistía en un café y tostadas, sin mucho preámbulo ni problemas.
Me encontraba con sensaciones opuestas; cuando pensaba en mi mamá y Scooter, me sentía completa y feliz, pero cuando me acordaba de Justin y Jeremy quería gritar de enojo. Vaya uno a saber qué iba a ser de mi vida de ahora en adelante.
Tomé un sorbo de café con los ojos cerrados en un intento de imaginar que estaba en la tranquilidad de mi casa, con Mia y Pac, o Yaritza y Christopher. Pero los abrí de inmediato cuando siento que una silla rechina contra el piso cerca de mí, y trato de ocultar mi sorpresa e irritación cuando veo a Katy sentada en la silla de mi mesa enfrente a mí.
–Buenas –sonríe con arrogancia y de inmediato sé que viene para molestar.
–Vuelve por donde viniste –respondo de repente malhumorada. Tomo la última tostada y la meto en mi boca y saboreo la mermelada de frutilla con tranquilidad, evitando los ojos de ella.
–Que amable eres –dice con sarcasmo.
–Gracias. Que tengas buen día, adiós –con una mano disponible hago un gesto para que se aleje.
Obviamente, no obedece.
–Comes como un cerdo, ¿Cómo es posible que te hayan buscado para ser modelo? –luego, hizo una mueca de desprecio. Y yo, apropósito, saque la lengua con la boca llena, y luego reí al ver su cara –¡Que desagradable eres! ¡Me escupiste!
–No te importa. –Respondí con indiferencia, tragando café.
–Encima hablas mal.
–No te importa –repetí.
–No sabes caminar– dijo.
–No te importa.
–Nunca podrías ser modelo.
No entendí sus intenciones en este momento. Al parecer era muy difícil dejarme en paz para ella.
–No te importa.
–¿Solamente me vas a decir que no me importa? –preguntó riendo con falsedad.
Rodé los ojos, y me acerqué a ella casi echando fuego por mi boca, de enojo.
–No te importa.
–Incluso estoy segura que era mentira, se lo dije a Justin. Es imposible… –la interrumpí irritada.
–¡No te importa, no seas estúpida!
Ella sonrió.
–… porque no tienes nada. Te falt…
Me estaba poniendo más histérica de lo que estaba.
–Mira, pedazo de rubia hueca y guampuda… –ahora ella me interrumpió.
–Yo sabía que era mentira, de todas formas.
Bufé con enojo, mirando al techo y apoyándome en la silla cerrando los párpados.
<<Dios, envíame paz. Y en lo posible un cuchillo para matarla>>.
Estaba enfadada. Muy enfadada.
–Pobre niña… necesitas la atención de Justin, ¿verdad? –me dedicó una falsa mirada de compasión.
–No das más de tonta –respondí volviendo a rodar los ojos.
–Y tú de mentirosa.
Fruncí el ceño mirando como su sonrisa no desaparecía. Podían decirme cualquier cosa menos mentirosa. Yo era una estúpida, pero no mentirosa. No era mentirosa.
Agaché la vista a mi bolso y metí la mano dentro de él, hasta que conseguí lo que quería y marqué el número de la tarjeta en mi celular con rapidez.
–¿Y piensas que así me vas a ignorar? ¿Con tu teléfono? –Carcajeó con ironía –, te molesta que te digan la verdad, ¿no es cierto? Seguro eres mitómana.
Apreté el ícono verde de mi celular, y lo llevé a mi oreja con el auricular sonando. Inclusive me encontré sonriendo en secreto, mirando su mueca burlona.
Esta vez yo iba a ganar. Katherine, te juro que puedes tratarme de cualquier cosa, menos de mentirosa.Sin embargo, cuando la voz femenina del otro lado se escuchó, casi me quedo helada por un momento, con mi mente en blanco.
–¿Hola? –preguntaron del otro lado de la llamada.
Yo puse en altavoz el celular, haciendo que Katy se calle.
Carraspeé mi garganta; y sin pensarlo mucho respondí:
–Hola, habla _____ Hoffman… –de inmediato, la voz alegre de una mujer me sorprendió:
–¡_____! ¿Vas a aceptar mi propuesta, no es cierto?
Sonreí mucho más hacia una Katy confundida.
–Claro, me encantaría ser modelo, Martina Klein.<<¿Quién es la mentirosa ahora?>>.
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Nunca digas nunca |Jb
FanfictionA veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti.&nbsp;Pero cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad cuando menos lo esperes.