Capítulo catorce.

78 3 0
                                    

Catorceavo capítulo de Caer ~ "Viernes por la noche"

Dejé la puerta abierta para dejar que mi mamá pase, y fui directo a la habitación. Su voz me interrumpió. 
–¿Está bien si comemos ensalada? –preguntó dulcemente. Sabía que yo no estaba bien, y por eso, agradecía lo considerada que era. 
–Estaría bien –susurré sin muchos ánimos. 
Y con la mirada gacha en el piso, conté las baldosas que iba atravesando hasta llegar a mi habitación. Solté el bolso de danza, mientras iba sacándome el short, la remera, la malla negra y el can can rosado que cubría mis piernas a la vez que quitaba con la otra mano los invisibles de mi rodete. Envolví una toalla en mi cuerpo, agarré mi pijama y ropa interior para entrar al baño y poder darme la esperada ducha. 

Comíamos en silencio; y era algo incómodo, para decir verdad. Ninguna de las dos intentó hablar o por lo menos, entablar una amistosa conversación como casi siempre lo hacíamos; no sabía si era por el hecho de que yo estaba mal, o que ella no quería molestarme ni hacerme sentir mal o simplemente estaba metida en su mente. Pero no podía hacer que ella también se sienta mal por mí, ¿a qué madre le gustaría ver a su hija sin una pizca de felicidad a pesar de que lo tenía todo? Bueno… casi todo. 
–¿Cómo fue tu día? –pregunté, luego de suspirar. La miré mientras metía un pedacito de tomate en mi boca. 
–Muy bien. No tuve mucho trabajo. ¿Y tú, cariño? –devolvió la pregunta, con una linda sonrisa. 
Me encogí de hombros, preguntándome como me sentía de verdad.
–Hoy no es mi día, definitivamente –y a medias, sonreí.
–Vamos, nena… el día ya termina, exactamente en… –miró su reloj, un lindo reloj femenino que colgaba de su muñeca, regalo de Scooter, su novio –una hora y media. 
Metió un pedazo de lechuga a la boca mientras me miraba. Obligué a sonreír mientras asentía con la cabeza. 
–Muy cierto. 
De repente, se puso seria, mirando y fijando la vista en mis ojos. Por un momento me pregunté si estaba intentando escarbar entre mis pensamientos. 
–Nunca dejes que un chico te detenga –dijo sabiamente. Y yo sabía que en cierta parte, esa frase era para ella también; quizás, ella recordó lo mal que se sintió cuando papá se alejó de casa con mi hermana, y aunque son casos totalmente distintos, ella estuvo deprimida por casi un año entero en culpa de ese hombre que le robó todo. 
–Mamá… ¿por qué crees que Justin empezó a comportarse así? –pregunté, casi susurrando. Rompí la conexión entre sus ojos y los míos para ver mi plato por la mitad de ensalada. 
Ella pareció pensarlo un segundo. Y con su típica voz suave, dijo: 
–Quizás, sólo se cansó. A veces, la gente necesita un respiro, y él más… ya sabes, vive trabajando –fruncí el ceño. 
–¿Y qué tiene que ver el que trabaje siempre y conmigo? –pregunté desconcertada. 
Silencio.
–Mira _______... no debería decirte esto. Pero, escuché una conversación de Justin y Scooter antes de ayer, estaban discutiendo. –Hizo otra pausa, algo larga a mi parecer – Justin le decía que él quería dejar de ser un niño, y Scooter le gritó que con sus actitudes demostraba que lo era. Entonces, creo que Scooter le dijo que era un inmaduro y que no valoraba lo que tenía; y eso lo enfureció, le dijo que no lo necesitaba y que no necesitaba a nadie para sobrevivir y que todos usaban su fama. 
La miré atónita. 
¿Él pensaba que yo usaba su fama? ¿Por qué me interesaría tener fama? Lo irónico a esto, es que yo lo que menos le pedía era ser mostrada con él, y siempre le rogaba que no suba nada mío ni nuestro a sus redes sociales porque no quería tener más odio que el que algunas Beliebers tenían hacia mí. Siendo sincera, amaría que él no sea famoso de verdad, pero después de todo, lo conocí gracias a esto.
–¿Él… él dijo eso? –pregunté, casi sintiendo que la lechuga se me caía de la boca.
–Sí, pero luego no escuché nada más porque él había salido del estudio como un león enfurecido–ella carcajeó. 
<< ¿Qué era divertido?>>.
Al ver mi cara, pidió disculpas con una mirada. 
–Es que era gracioso verlo enojado –y se encogió de hombros. 
–Entonces… ¿él está cansado de mí? –el pánico se hizo presente, en mi voz se notaba. 
–Es que, ______, es raro –Lucia suspiró. –Justin empezó su carrera desde muy pequeño, ¿verdad? –retóricamente preguntó. Yo con la cabeza asentí. –Y seamos sinceras… ambas sabemos que no es muy querido por muchas personas, –volví a asentir – pero todas esas personas aún lo ven como un niño de diecinueve años que no hace nada más que tener de amiga a una niña de dieciséis. 
De acuerdo, eso no tenía lógica. 
–¡Pero Katy tiene veinte! ¡O casi veinte! Yo no tengo que ver. –chillé, defendiéndome. 
–A nadie le importa Katy. Todos saben que no es amor lo que ellos tienen. –Mamá rodeó los ojos. –En definitiva, ______, él sabe que no le conviene estar así… entonces, empleará otras formas de verse más “adulto” –hizo comillas en la última palabra. 
–¿El alejarse de mí lo hace adulto? Vaya, eso sí es inteligente –ironicé. 
–Lo que quiero decir, es que, por más de que te duela… él no volverá a ser como antes, _______.
Sentí algo romperse, y creo que era mi corazón. Miré sus dos ojos mieles, observándome con preocupación. Ella sólo estaba intentando que yo me cuide, que no sufra, pero al parecer era demasiado tarde para decírmelo. 
Ya estaba dañada y no por su culpa. 

Me pregunté qué sentido tenía todo esto.
Llegué al punto de desesperación, que por más de que eran las doce de medianoche, no podía dormir y me sentía totalmente despabilada. Era raro que el insomnio me domine. Pero hoy, sabía que hoy, lo que tenía no era insomnio… estaba confundida y decepcionada. 
Entonces, luego de analizar las palabras de mamá por un tiempo considerable –desde que me adentré a la cama–, todo se pegaba y encajaba como una hoja y un papel. Había empezado cuando salió con Katy por primera vez, hace como siete meses; recordé que él no me lo había dicho, y como tantas veces, me enteré por la prensa. (Uno). Tiempo después, se lo veía demasiado con el celular, y nosotros al estar tan ocupados intentábamos pasar un lindo momento, por eso, teníamos prohibidos los celulares por un momento; y esa regla fue rota… por él. (Dos). Solía tocar la guitarra conmigo, mientras ambos escribíamos canciones, pero luego de un tiempo… él ya no aparecía o se excusaba que estaba cansado. (Tres). Y luego la llamada de hoy. (Cuatro). Y por último… nunca me había dejado sola un viernes por la noche; nuestra “pijamada” era de verdad una tradición y hoy… la había roto. (Cinco).
Quizás estaba siendo paranoica. Simplemente él quería descansar. Pero eso no se juntaba con mis ideales. 
<<Que complicada era. Que complicados eran mis sentimientos>>. 
Decidí que era hora de dormir, aunque tenía tanto miedo de las pesadillas de los viernes por la noche, que me daban ganas de quedarme despierta… pero no podía. Entonces, me cambié de posición y cerré los ojos, luego de limpiar la última lágrima de mis ojos.

Y como era previsto, esa noche del viernes, fue horrible y aterradora más aún al dormir.


{{}}

–Aquí hay minas increíbles –dijo Lil en un momento con voz emocionada. Yo no lo estaba. –¡Te están mirando unas de allá! –exclamó demasiado despacio para que los dos oyéramos. 
–No me interesa esto, Lil, de verdad. Sólo quiero tomar algo e irme. –Mi voz salió como si de verdad estaba cansado… y lo estaba. 
–Claro, primero déjame presentar a unos amigos –dijo y yo asentí sin mucha importancia. 
Cuando nos dirigimos a la barra, me sentí desnudo. Todos me miraban, y aunque se trataba de gente mayor a los dieciocho años, todos miraban hacia mí. Rodé los ojos, y miré el tipo con el que estaba hablando animadamente con Lil.
–Él es Brad, el barman del bar. Y él es Justin. –Nos presentó, y sin muchos ánimos estreché mi mano con la suya. 
Brad tenía un cuerpo que aparentaba tranquilamente el de un guardaespaldas. Su piel era demasiado oscura, aunque no necesitaba luz para verla, del mismo tono que la de Lil. 
Dejé de mirarlos a ambos hablar en algo que parecía códigos secretos o algo así, y fijé la vista en otro lado, aburrido. Dos lindas chicas me vieron, y susurraron para luego reírse torpemente, jugué un poco sonriendo sin mostrar los dientes, y volví a ver a Lil y Brad, que claramente… Brad le entregaba un sobrecito pequeño con una sustancia al parecer blanca. 
Me alarmé de repente.
¿Era eso droga? ¿Cocaina?

__________________________________ 

Nunca digas nunca |JbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora